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Boca jugará el próximo sábado 4 de noviembre la final de la Copa Libertadores 2023 frente a Fluminense en Río de Janeiro, en lo que será el partido más importante del club de los últimos cinco años, y es por eso que todo el mundo Xeneize no piensa en otra cosa que en la posibilidad de volver a ganar el torneo más importante del continente, que no consigue desde 2007. No hay tiempo para pensar en el después cuando todas las energías están depositadas en el minuto a minuto hasta el partido, pero lo cierto es que hay vida tras la final y habrá que vivirla rápido ya que cuatro días después, Boca deberá visitar a San Lorenzo…
Pase lo que pase, se consagre campeón de América o pierda, Boca tendrá que visitar a San Lorenzo por la fecha 12 de la Copa de la Liga, y en la dirigencia creían que, como consecuencia de que habría tan poco tiempo de descanso entre un partido y otro, habría cierta deferencia con el equipo y le pospondrían el partido.
Los dos escenarios
Boca no depende de sí mismo para clasificar a cuartos de final de la Copa de la Liga. Debe vencer a San Lorenzo y esperar resultados. De hecho, una derrota podría dejarlo afuera de competencia y más allá del resultado ante el Ciclón, la energía y desgaste físico y mental que genera jugar una final de Libertadores, independientemente de que se consagre campeón o no, genera una involuntaria falta de reacción y fuerza que demanda al menos una semana de recuperación.
Por eso es que en Boca arden con las autoridades de la Liga, ya que esperaban que les aplazaran el partido pero no hubo caso. Resta conocer en qué escenario llegará y la forma al duelo con el Ciclón, que será seguramente decisivo.