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Es una máxima mundial: no hay que boquear antes de una final. Una cosa es mostrar confianza en que un determinado equipo ganará, pero otra muy diferente es darlo por sentado minimizando, ironizando e insultando al contrincante. El caso es que en las últimas horas, se dieron dos testimonios de personas importantes que aseguran que el Boca perderá la final de la Copa Libertadores contra Fluminense, cargados de ironía, burla e insultos.
El primero en manifestarse fue el Alcalde de Río de Janeiro, ciudad sede de la final. El bueno de Eduardo Páes fue contundente a la hora de señalar qué es lo que considera pasará en el Maracaná el próximo 4 de noviembre: “El próximo sábado Fluminense va a ser campeón de la Libertadores y los tricolores van a poder festejar. Los argentinos Van a salir tristes y derrotados por Fluminense. Van a ser subcampeones”. El dirigente político, para el caso, señaló que no es hincha del ‘flu’, es de Vasco da Gama, pero que alentará a Fluminense por una cuestión de país.
El otro que salió al cruce, y mal, fue el ex goleador brasileño Romário. El ‘baixinho’, históricamente polémico en sus declaraciones de cualquier ámbito, habló en Globo y no solo hizo referencia a que Boca perderá, sino que insultó a los argentinos: “Quien debe llevarse (la Copa) es Fluminense. Los argentinos que se jodan, esos hijos de puta. Es así, y Boca se la va a llevar por el culo“, sentenció.
En esa misma línea, redondeó: “Soy de Fluminense desde que nací. Jugué en Fluminense, soy Carioca, tengo un cariño (por el club) y es la hinchada más encantadora que tuve la oportunidad de conocer. Es el mejor equipo y realmente se lo merece“, finalizó Romário justificando el por qué de su deseo de que gane el local.
El caso es que, todas estas afirmaciones irrespetuosas que exceden el famoso folclore, no es más que alimento para Boca. Nada peor que tocarle la fibra a un jugador argentino, y que vaya de punto. Boca ya ganó en Brasil, de hecho sus últimas dos Libertadores fueron contra Santos en 2003 y Gremio en 2007. Lleva seis en su historia, y por ende merece mínimamente respeto.