Ni brujerías, filtraciones ni nada: ¿al Papu Gómez lo bajaron de Argentina por su doping?

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Las autoridades antidopaje confirmaron este viernes 18 de octubre una pena de dos años sin fútbol para Alejandro ‘Papu’ Gómez. El volante de 35 años, que había recientemente firmado contrato en Monza, estaba siendo investigado luego de que un control realizado a él en noviembre de 2022, previo a la Copa del Mundo, diera positivo por una sustancia difícil de rastrear y que tras pruebas varias que tomaron casi un año, se comprobó que era prohibida y propia de castigo.

Se comprobó que habría sido un medicamento de la familia del B2-adrenérgico, parecido al salbutamol, y que el futbolista a sabiendas de que no podía tomarlo, habría actuado con negligencia. Desde el entorno del jugador trascendió que no pidió permiso al cuerpo médico del Sevilla ya que entendía que al tratarse de un jarabe que de hecho era para consumo de sus hijos, lo veía totalmente inofensivo.

El caso es que, a la libre interpretación, toma un poco de sentido el por qué de Lionel Scaloni a la hora de tacharlo de la Selección. Todo indica que el entrenador se enteró tarde de que el jugador estaba siendo investigado, que el propio Gómez no le advirtió de esta cuestión a nadie de la dirigencia ya que ello ponía en riesgo su citación al Mundial, y como es sabido en algún momento la verdad sale a la luz y cuando ello pasa, hay consecuencias. Si hay algo que no tolera el técnico, es la mentira y ocultar información…

Es altamente probable que la causa por la que el cuerpo técnico de Argentina y el corte de rostro de los jugadores se dio con el Papu, haya tenido que ver con esta situación. Sin embargo, son todas conjeturas que de alguna manera entierran los rumores que hablaban de que el jugador, habría hecho desde brujería hasta filtrado información del equipo, siendo los motivos de su salida de Argentina.

Lo cierto es que al Papu no le salió ninguna tras la consagración de Argentina campeón del mundo. Estuvo cuatro meses sin jugar, y cuando volvió se terminaba la temporada. Sevilla decidió no contar con él, hubo rescisión y tras varias idas y vueltas, recaló en el Monza. Cuando de a poco el barco se enderezaba y parecía que tendría un fin de año tranquilo y de reinvención, salta esta cuestión que lo pone en jaque a los casi 36.