Cuando perder es ganar: Dallas Mavericks, del tanking flagrante en 2023 a jugar las Finales 14 meses después

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Dallas perdió a propóstito en 2023; 14 meses después, están en las Finales | AP

“Nadie quiere perder”. Es uno de los clichés más repetidos en el mundo del deporte, pero a veces no es realidad, como dan testimonio los Dallas Mavericks, que tomaron la decisión de no luchar por los Playoffs el año pasado para salvar una selección del Draft, la cual fue una de las claves para construir el equipo que está en las Finales 14 meses después.

El 6 de febrero del 2023, los Mavs aprovecharon la explosión de los Nets para hacerse con Kyrie Irving, buscando que fuera el socio que por años no tuvo Luka Doncic, pero las lesiones les limitó a jugar solo 14 partidos, por lo que estaban en la lucha por llegar siquiera al Play In.

Tras 80 partidos, Dallas era undécimo, un juego por detrás de Oklahoma City, pero el desempate lo tenía el Thunder. Para ser décimos, los Mavs necesitaban ganar sus últimos dos juegos y que OKC perdiera contra el ya eliminado Utah y contra unos Grizzlies que tenían asegurado el segundo sitio. Era poco probable. Había otro problema: si la selección de primera ronda de los Mavs en el Draft del 2023 quedaba fuera del Top 10, pasaría a los Knicks, cortesía del cambio por Kristaps Porzingis en 2019. Así que Dallas decidió no ir por la victoria ante los Chicago Bulls en el penúltimo juego de la temporada regular.

Kyrie Irving no jugó, Luka Doncic se vistió de civil tras estar en cancha menos de 13 minutos en la primera mitad. En la segunda mitad, solo jugaron Reggie Bullock, Frank Ntilikina, Theo Pinson, Justin Holiday, McKinley Wright IV, A.J. Lawson y Davis Bertans.

Los Mavericks perdieron, 115-112, y la NBA explotó de tal manera por este tanking flagrante que les sancionó tres cuartos de millón de dólares, pero Dallas mantuvo su pick y la Lotería les sonrió al mantenerse en el décimo sitio.

Dallas perdió a propósito contra Chicago en 2023 para salvar su pick del Draft | AP

Con ese pick 10, Dallas eligió a Cason Wallace, pero habían pactado un cambio con OKC por el centro Dereck Lively II, quien ha sido un jugador clave tras dejar atrás las lesiones y en los Playoffs ha promediado 8.6 puntos y 7.2 rebotes en 21.8 minutos en cancha en la postemporada, siendo vital para defender a Nikola Jokic, Karl Towns y Rudy Gobert camino a las Finales. Perder fue ganar.

El tanking de Golden State, la inspiración de Dallas

Perder a propósito pensando en el Draft es algo generalmente hecho para estar bien arriba en el reclutamiento y buscar un talento trascendente como Victor Wembanyama o Tim Duncan. Rara vez se da que un equipo sea contendiente al poco tiempo que ‘salvó’ un pick, como los Mavericks, pero hay un antecedente: Golden State.

El tanking de Warriors en 2012 trajo a Harrison Barnes e inició de la dinastía | AP

En la temporada 11/12, Stephen Curry entraba a su tercer año en la NBA y acababan de elegir al otro ‘Splash Brother’, Klay Thompson, pero estaban lejos de ser una dinastía. Seguía siendo la época de la eterna reconstrucción, con solo el 2007 de los We Believe Warriors como su única aparición en los Playoffs desde 1994. Eran la franquicia estigmatizada como la peor de toda la NBA.

Esa 11/12 no iba por el buen camino, con marca de 18-21, a 5 juegos del octavo del Oeste. Los Warriors estaban virtualmente eliminados de los Playoffs y perdieron por lesión a Curry, casi a la par de que hicieron el cambio por Andrew Bogut, quien llegó también lesionado de Milwaukee. Así que Golden State decidió tirar la temporada y salvar un pick de primera ronda que usaron en el 2009 en un cambio por Marcus Williams, quien jugó la fabulosa cantidad de 9 partidos en Golden State.

La clave aquí era que Golden State mantenía su pick si quedaba entre los siete primeros, o se iba para Utah, que se hizo con esa selección en el cambio que mandó a Deron Williams a los Nets. Los Warriors aplicaron un tanking no visto desde los Spurs en 1997 por Tim Duncan: solo ganaron 5 de sus últimos 27, incluyendo derrotas en 17 de sus últimos 20 partidos. La hoja de anotación del último juego, ante San Antonio, es un poema: iniciaron Chris Wright, Jeremy Tyler, Mickell Gladness, Charles Jenkins y Klay, quien jugó menos de 30 minutos. Mikki Moore y Dominic McGuire fueron los únicos suplentes que jugaron, ya que los habituales (Richard Jefferson, Andris Biedrins, David Lee, Nate Robinson, Brandon Rush y Dorell Wright, más el lesionado Curry) no jugaron. Todo lo posible por terminar con el séptimo peor récord de la liga. Misión cumplida.

Curry, Bogut, Lee y los titulares de Warriors no jugaron en 2012 vs Spurs | AP

Golden State terminó a propósito con el séptimo peor récord, la Lotería y las pelotitas de ping pong les sonrieron (como séptimos tenían 75% de probabilidad de mantener su pick, como octavos eran 90%… para perderla) y tomaron a Harrison Barnes, quien no tuvo los mejores números en dos años en North Carolina, pero era el mejor prospecto de la Generación 2010 de preparatoria.

De inmediato, la decisión dio frutos. Barnes ayudó a construir el equipo que en la 12/13 volvió a los Playoffs tras cinco años de sequía. Tras contratar al coach Steve Kerr después de varios colapsos en los Playoffs bajo la tutela de Mark Jackson, Golden State ganó el campeonato en 2015. En 2016, Barnes se fue como agente libre, pero su espacio en el tope salarial sirvió para traer a Kevin Durant y construir uno de los mejores equipos de la historia, que ganó el anillo en 2017 y 2018. La última gran dinastía de la NBA no hubiera existido sin el tanking.

A veces, perder es ganar.

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