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Con 40 años de edad, Miguel Cabrera dijo adiós a los Tigres de Detroit, con quienes paso 15 años de la MLB. El jugador se despide de las Grandes Ligas como uno de los mejores bateadores de la historia, y una autentica leyenda del rey de los deportes
El único ganador de la Triple Corona de bateo en las Grandes Ligas desde 1967 metió decenas de zapatos de béisbol y guantes para batear en una caja que tenía a sus pies. Cabrera procedió a guardar un puñado de pelotas que había firmado, cada una en una bolsa de plástico, depositándolas todas en un bolso de tela.
¿Dónde va a guardarlo todo?
“No tengo idea”, dijo el toletero de 40 años, sonriendo y encogiendo los hombros.
Para Cabrera — y para los aficionados del béisbol — son muchas las cosas que se deben evocar por la trayectoria de unos de los mejores bateadores de la historia.
El último episodio
La carrera de Cabrera culminará la tarde del domingo contra Cleveland en el estadio Comerica Park. El lleno completo incluirá a más de un millar de aficionados que han adquirido entradas para ver de pie el juego y ovacionarle por última vez.
El 12 veces ‘All-Star’ se despide del béisbol dejando un legado impresionante. El popular pelotero también ha brindado una cuota de imperiosa alegría a su natal Venezuela durante una crisis que ha provocado índices de pobreza galopante y 7,7 millones de personas hubieran del país en busca de una vida mejor.
¿El mejor bateador de la historia?
Cabrera, quien debutó en las mayores con los Marlins de Florida cuando tenía 20 años, está dentro de la conversación sobre los mejores de todos los tiempos en el plato.
“Batear una pelota es una de las cosas más difíciles que se puede hacer en los deportes. El y Albert Pujols son de los dos mejores que he visto en mis 60 años en el béisbol”, dijo Jim Leyland, quien dirigió a Cabrera en Detroit en una entrevista este semana. “Ahí están los registros”.
Cuando Cabrera lideró las mayores con un promedio de bateo de .330, 44 jonrones y 139 remolcadas en 2012, se convirtió en el primero en ganar la Triple Corona desde que Carl Yastrzemski lo logró en 1967 con los Medias Rojas de Boston.
El año pasado, igualó a Hank Aaron y Albert Pujols para quedar entre los tres únicos peloteros en la historia con 3.000 hits, 500 jonrones y 600 dobles.
“Una de las cosas que hizo tan especial a Miggy fue su capacidad para conectar la pelota a su antojo por todas partes”, comentó el presidente de los Filis de Filadelfia Dave Dombrowski, quien estaba a cargo de los Marlins cuando firmaron a Cabrera como un adolescente y luego le adquirió mediante un canje. “Podía batear al jardín derecho de la misma manera que lo hacía un zurdo conectaba la pelota a su banda”.
“Miggy también poseía mucha garra, jugando tantas veces con mucho dolor, y siempre sonreía porque se gozaba demasiado jugar al béisbol”, añadió.
El legado en Venezuela
Cabrera nació en Maracay, ciudad venezolana reconocido por producir toreros y peloteros, como José Altuve — el segunda base de los Astros de Houston. Creció teniendo como ídolos a sus compatriotas Davey Concepción, Omar Vizquel y Andrés Galarraga.
“Quería seguir sus pasos y llegar a las Grandes Ligas”, dijo Cabrera en una entrevista con The Associated Press. “Puedo decirle a la gente de Venezuela esto: ‘nuestro béisbol está en buenas manos con Ronald Acuña'”.
A sus 25 años, Acuña — jardinero de los Bravos de Atlanta — se convirtió el miércoles en el primer pelotero en la historia de las mayores que redondea 40 jonrones y 70 bases robadas en una misma campaña.
“Son tantos los venezolanos que están brillando”, dijo Acuña. “Creo que todos estamos haciendo un excelente trabajo de continuar así. Pero en cuanto a los peloteros de Venezuela se refiere, Miguel Cabrera es lo máximo, es un Dios”.
Los Marlins le dieron a Cabrera 1,8 millones de dólares para firmar cuando tenía 16 años. Después de tres temporadas en las menores, le subieron. Dio el primer aviso de su clase cuando conectó un jonrón en el 11mo inning para sentenciar la victoria.
Reconocida trayectoria
En su temporada de novato, Cabrera disparó tres jonrones en la serie por el campeonato de la Liga Nacional y bateó un cuadrangular por banda contraria ante Roger Clemens para que Florida se consagrase campeón de la Serie Mundial de 2003.
Fue un ‘All-Star’ en cada una de sus cuatro temporadas completas en Florida. Una franquicia siempre asediada por sus finanzas, decidieron traspasarle a los Tigres en 2007. Aún venía lo mejor.
Fue galardonado como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2012 y 2013. Cabrera ganó cinco de sus siete Bates de Plate y cuatro títulos de bateo en Detroit. Fue el primer bateador en ambas ligas en enlazar tres títulos de bateo desde Rogers Hornsby a comienzos de la década de 1920.
Aunque los Tigres se destacaron durante el apogeo de Cabrera, llevándose cuatro títulos seguidos en su división, y alcanzar la Serie Mundial de 2012. Nunca pudieron conquistar el trofeo más importantes, pese a la presencia del venezolano y una rotación abridora de lujo. El equipo de 2014, por ejemplo, llegó a incluir a cinco lanzadores que ganaron el premio Cy Young. Justin Verlander, Max Scherzer, David Price, Rick Porcello y Robbie Ray.
Cabrera capitalizó su talento al firmar un megacontrato de 152,3 millones de dólares y ocho años en 2008. Y otro que fijó un récord por 292 millones y 10 años en 2014.
En medio de esos dos contratos, Cabrera reconoció que tenía problemas de alcoholismo y pasó tres meses bajo tratamiento tras una publicitada borrachera en el último fin de semana de la temporada de 2010. La esposa de Cabrera y sus hijos estarán presentes en una serie de juegos que el equipo ha denominado como el “Miggy Celebration Weekend” en el Comerica Park.
Aunque su producción ofensiva ha declinado y ha defendido menos como primera base en años recientes. En un equipo inmerso en una reconstrucción, nada ha menoscabado su popularidad en Detroit y Venezuela.
Impacto fuera del diamante
Creó la Fundación Miguel Cabrera en 2007, y financió la renovación de un estadio de Pequeñas Ligas en Venezuela. Ha realizado clínicas y torneos para niños en su país hasta que debió parar en 2016 debido a la convulsión política.
Cuando un veterano de la guerra de Vietnam que padecía cáncer, y que había recibido un diagnóstico de tres meses más de vida por los doctores, le pidió a los Tigres que quería conocer a su pelotero favorito, Cabrera accedió.
Cabrera le firmó en la espalda la jersey blanca de los Tigres de Wayne Ochadleus —por encima de su 24 — antes del juego del martes contra Kansas City y posó para fotos con él.
“Esto es lo que mejor que ha pasado en mi vida”, dijo Ochadelus, de 72 años.
La Fundación de los Detroit se han beneficiado del carisma y compromiso de Cabrera, quien fue el anfitrión de un evento para niños que recaudó más de 3 millones de dólares para financiar iniciativas de salud y deporte infantil.
“Quiero que la gente me recuerde en Detroit no sólo por jugar pelota”, dijo a la AP. “Quiero ser parte de la comunidad. Es lo que quiero hacer tras retirarme”.