¡Walk-off de Mookie Betts! Los Dodgers viven una lluvia de emociones ante Detroit

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Mookie Betts celebra con los Dodgers | Kirby Lee-Imagn Images
Mookie Betts celebra con los Dodgers | Kirby Lee-Imagn Images

El Dodger Stadium vivió una noche de emociones intensas. Primero, con la entrega de los anillos de campeones de la Serie Mundial 2024. Luego, con un juego vibrante que tuvo de todo: volteretas, dramatismo y un desenlace digno de una película de Hollywood. Al final, Mookie Betts se vistió de héroe con un jonrón de tres carreras en la décima entrada que selló la victoria de Los Angeles 8-5 sobre los Detroit Tigers.

El duelo arrancó con un guiño al pasado, cuando Dillon Dingler puso adelante a Detroit con un cuadrangular en la segunda entrada frente a Yoshinobu Yamamoto. Sin embargo, los Dodgers respondieron en el cuarto episodio con un batazo de dos carreras de Freddie Freeman ante Jack Flaherty, empatando el marcador. La tensión se mantuvo hasta el octavo, cuando Betts conectó su primer jonrón de la noche para dar ventaja momentánea a los angelinos.

Cuando todo parecía inclinarse a favor de los Dodgers, los Tigres forzaron extra innings con un sencillo productor de Manuel Margot en la novena. Y en la décima, volvieron a golpear: un triple de Dingler, que se escapó del guante de Michael Conforto en el jardín izquierdo, permitió que Riley Greene y Zach McKinstry anotaran para colocar a Detroit al frente 5-3. El golpe parecía definitivo.

Pero los Dodgers no tardaron en responder. Conforto, en busca de redención, conectó un doble de regla que impulsó una carrera y acortó la distancia a 5-4. Luego, Betts hizo lo que mejor sabe hacer: brillar en los momentos decisivos. Con dos compañeros en base, descargó un batazo monumental que hizo explotar el estadio y dejó en el terreno a Detroit.

La jornada también tuvo su dosis de nostalgia. Flaherty, quien el año pasado ayudó a los Dodgers a conquistar el título, recibió una cálida ovación al salir del juego en la sexta entrada. El derecho, ahora con los Tigres, tendrá su propio momento de gloria el sábado, cuando reciba su anillo de campeón en una ceremonia especial.

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