De una tragedia a salvar miles de vidas en todo el mundo
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El 2 de julio de 1994, Colombia vivió uno de los momentos más tristes de su la historia del deporte. Andrés Escobar, ‘El Caballero del Fútbol’ fue asesinado en Medellín, días después de llegar al país tras su participación con la Selección Colombia en el Mundial de Estados Unidos y anotar un autogol abriendo el partido contra Estados Unidos, que terminó 2-1, dejando a la ‘tricolor’ fuera en primera ronda.
La dolorosa muerte de Andrés, hizo que un grupo de estudiantes y líderes sociales se internaran en las que, en su momento eran unas de las calles más peligrosas del país, en Medellín, para entender mejor el fenómeno de la violencia. Allí, se dieron cuenta que el balón era la única herramienta que lograba que las pandillas dejaran de enfrentarse entre sí. Entonces, pedazos de calle se convertían en canchas, las armas se dejaban en las esquinas y eran remplazadas por guayos, uniformes y balones. Y los jóvenes que podían encontrarse para matarse por fuera de la cancha, ponían reglas, las seguían, celebraban goles y no necesitaban de un árbitro para discutir de manera pacífica y llegar a acuerdos sobre el partido.
Reconociendo estos elementos, se creó la metodología del Fútbol 3 o Fútbol por la Paz- implementada inicialmente en Manrique, Comuna 3 de Medellín-, con reglas totalmente diferentes a las de un partido de fútbol tradicional. Sin árbitros, con participación obligatoria de mujeres, a tres tiempos y poniendo entre ambos equipos las reglas del juego. Si esto funcionaba en Colombia, tenía que funcionar en cualquier parte del planeta. Fue así como uno de los creadores de la metodología, Jürgen Griesbeck, se dedicó desde entonces a buscar y traer a la superficie a miles de practicantes en todo el mundo, que usan el fútbol como herramienta, para desafiar todos los retos que enfrentamos como sociedad.
“Como estudiante en Colombia en aquella época y habiendo conocido a Andrés, me sentí desolado por la noticia. Aquel día se convirtió en el primero de la construcción de una red mundial de fútbol con un único objetivo: aprovechar el poder del juego para el bien de la sociedad”, dice Griesbeck, fundador de Common Goal.
Hoy, el Movimiento del Fútbol para el Desarrollo, que vive a través de Common Goal, está presente es más de 100 países del mundo, con más de 200 organizaciones que impactan a diario a 2 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con programas y proyectos que permiten a sus participantes tener espacios seguros gracias al fútbol, a jugar, a aprender y a desarrollar su máximo potencial. El fútbol se ha convertido en una excusa para formar en valores y habilidades para la vida.
“El fútbol es muy importante como herramienta de cambio. Hay muchos territorios con una alta vulnerabilidad, que alrededor de un balón están logrando un impacto muy positivo. Muchas personas han encontrado una oportunidad de progreso, una vía para ayudar a cambiar vidas, de forma integralmente a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, y a formar en valores”, analiza Abel Aguilar, exfutbolista.
En Colombia, existen más de 30 organizaciones que reconocen en el fútbol la vía para desafiar los principales retos que tenemos como país. Por ejemplo, desde la prevención de riesgos asociados al conflicto hasta la promoción de la equidad, la paz y la reconciliación, la justicia climática, entre otros.
“Como colectivo hemos logrado muchas transformaciones profundas, pero el tiempo se acaba, no tenemos 30 años más para movernos al ritmo que nos movemos; los desafíos de Colombia y el mundo son cada vez más apremiantes. Es por esto que en este año de celebración nos proponemos convocar a la selección de todos los tiempos, todos los actores, creyentes en el poder del fútbol para cambiar el mundo, para que trabajemos radicalmente juntos y llevar el fútbol como herramienta de cambio a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, asegurándoles un lugar seguro donde puedan desarrollar todo su potencial”, expresa Ana Arizabaleta, directora de la Fundación Selección Colombia.
Este 2024 se celebran los 30 años del nacimiento del Movimiento Global del Fútbol para el Desarrollo. Un movimiento que nació en Colombia, en las calles de Manrique en la Comuna 3 de Medellín y que está salvando miles de vidas en el mundo, gracias al poder del fútbol como herramienta de transformación social.