* La firma de Nicolás Flórez Parra
Todas las cosas que fueron buenas se acaban en algún momento. Y tampoco es que haya una racha mala muy larga. Tranquilos a quienes gustan de este espacio de opinión, que ‘Desde el 3er mundo’ seguirá saliendo puntualmente cada lunes y con la misma firma, por fortuna. El título de esta ocasión va por otro lado. Este 2023, que ya cuenta sus últimos días, ha sido un gran año y merece un punto final bien grande e importante.
Lo que se ha visto en el fútbol colombiano este año es algo sin precedentes. Millonarios y Atlético Nacional, dos de los equipos más grandes del país, han sido protagonistas como difícilmente se volverá a ver. Finalistas de la Liga del primer semestre, que dejó al Embajador como campeón, ahora alistan también sus dos duelos definitivos por la Copa. Y el campeonato de primera división del segundo semestre los juntó en el mismo cuadrangular, junto a América de Cali e Independiente Medellín. ¡Vaya grupito!
Las series audiovisuales tienen un elemento bien distintivo, sin el cual poco lograrían enganchar al televidente: cada final de temporada, salvo la última, tiene que terminar con un impacto emocional y trascendental en la historia que haga esperar al espectador con ansias el estreno de un nuevo ciclo. Este 2023 en el fútbol colombiano merece algo igual y no estamos hablando de un final puntualmente de este año ni de la emoción que pueda generar. Eso está asegurado.
Se trata de algo más grande y trascendental. Llegó la hora de ponerle punto final al mayor lío que tienen los clubes para hacer un buen papel internacionalmente, hecho que ha quedado retratado lamentablemente en las más recientes participaciones contra equipos de otros países. No es nada distinto al formato, tema que por primera vez se está hablando en serio al interior de Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol (FCF).
Ha habido emoción por montones en todos estos años de primeras fases de 18, 19 o 20 jornadas divididas por mitad entre juegos de local y visitante, cuadrangulares o llaves a partir de cuartos de final y el momento definitivo por el título en modo de ida y vuelta. Sin embargo, esa estructura de campeonato ha llevado a que los equipos no tengan espacio para preparar una buena participación en Copa Libertadores o Copa Sudamericana.
Ha llegado el momento de ponerse a punto con el plano internacional con un formato simple en el que se defina al campeón y los cupos en las competencias continentales por puntaje. Ojo, que se podría mantener el tema de dos campeonatos por año, pero eso de la eterna fase semifinal está mandado a guardar. El problema, no obstante, es más profundo. Toca definir cómo repartir el pastel, pues los equipos van a necesitar incentivos en el que su posición en la clasificación final cuente y no solamente tengan que ingeniárselas para subsistir con el tema de mercadeo y los premios de Conmebol.
Cambiar eso es tan necesario como complicado. Las trabas existen porque el enano se creció. Una tendencia totalmente injusta le dio igual derecho de decisión a los clubes que se esfuerzan por hacer las cosas bien institucional y deportivamente como a aquellos que han optado eternamente por engordarse con los derechos de televisión y demás cositas sin aportar mayor cosa. Sí, los equipos a los que no les interesa competir existen y, muy tristemente, en Colombia son mayoría.
Volviendo al asunto de inicio, este 2023 ha sido tan espectacular y ha regalado tanta emoción que merece en sí mismo ser un punto final de la organización actual y darle paso a algo más visionario, ambicioso y justo. ¿O a qué están esperando? ¿A que los tres equipos que mantienen vivo y viable el fútbol colombiano entren en una huelga? No, eso sí sería muy triste.
* * * * * * * * * *
En columnas anteriores:
- Desde el 3er mundo: por el bien del fútbol colombiano, que el Cúcuta se quede en la B
- Desde el 3er mundo: no hay cabeza para pensar en deporte, ‘arson & kidnapping’
- Desde el 3er mundo: no me los imagino de padres
- Desde el 3er mundo: los efectos secundarios del eclipse
- Desde el 3er mundo: el descenso de Atlético Huila merece champaña