* La firma de Nicolás Flórez Parra
La serie semifinal de la Copa BetPlay Dimayor entre Millonarios y Cúcuta Deportivo ha resultado, sin duda, emocionante. El Embajador accedió a la posibilidad de defender su rótulo de campeón en una nueva final contra Atlético Nacional, pero, a decir verdad, nadie esperaba que le costara tanto. En lo deportivo y solamente durante el partido de vuelta, el cuadro Motilón puso en apuros a un equipo que era superior en el papel. Se repite para dejarlo bien claro: en lo deportivo y solamente durante el partido de vuelta, no más.
Hay una postura un tanto interesada desde algunos medios de comunicación acaparando incautos y metiendo el deseo de que el Cúcuta Deportivo regrese a la primera división. Yo, por el contrario, utilizaré mi espacio para llevar la contraria con ese anhelo; es más, me atreveré a decir que es una idea pésima y defenderé mi posición con argumentos —repartiré también algunas invitaciones— y no con charlatanería futbolera barata por lo que se vio solamente en el partido del domingo. Obviamente, el sueño del ascenso deber ser de los hinchas de ese equipo, ¿pero el resto? Traídos y retraídos.
Aquellos ajenos que cayeron rendidos en la repentina afinidad con el club rojinegro y su propósito han tomado como principal razón el supuesto de que la ciudad de Cúcuta y su estadio, el General Santander, son una plaza de gran ambiente y que contribuiría de buena manera al espectáculo del balompié colombiano. Tengo que invitarlos a que revisen la conferencia de prensa del cuadro Motilón tras el duelo contra Millonarios. Ezequiel Mastrolía, portero, dijo quedar anonadado por la cantidad de público y que nunca había visto un marco así en Colombia. Por su parte, Wílder Mosquera, director técnico, aseveró que el escenario no se llenaba así desde el año 2015. A los sorprendidos les tengo dos noticias, una buena y una mala: sí, estaba a reventar, pero la gente fue a ver a Millonarios. Ustedes escojan cuál es cuál.
El juicio desviado también hizo presencia en la mencionada rueda de prensa cuando fue el turno de Millonarios. La periodista Cecilia Gamboa acusó al equipo visitante de faltar al juego limpio por perder tiempo y, efectivamente, eso ocurrió en algunos momentos, pero no fue lo que predominó como se quiere hacer ver. Algunas cosas ya se las dijo Alberto Gamero, pero, como no le quedó claro, acá se las repetiremos y agregaremos otras.
Primero, esta fue una serie de 180 minutos y el señalamiento de la pérdida de tiempo también le cae al Cúcuta con su actuación en el partido de ida en Bogotá. Segundo, el árbitro repuso 10 minutos, siendo adecuadamente justo con lo sucedido. Tercero, la pérdida de tiempo no solamente vino por cuenta de los jugadores; ¿de los rayos láser que estuvieron incomodando durante todo el partido y los objetos que arrojaron desde las tribunas no decimos nada? Claro, y de los desadaptados que invadieron el terreno de juego al final supongo que tampoco…
A la mencionada comunicadora le extenderé la respetuosa invitación a que vea un poquito más de fútbol más allá de lo que concierne a su amado Cúcuta Deportivo, pues, como se lo dijo Gamero, Millonarios es uno de los equipos con mayor tiempo efectivo de juego y lo que sucedió recientemente es un hecho totalmente atípico. El entrenador tuvo la cortesía de responderle la pregunta y no atacarla por la incomodidad de la misma. Y créame que sé de lo que estoy hablando, pues fue a mí a quien me tocó soportar la idiotez de Juan Cruz Real cuando dirigía al Junior y decidió lanzar un ataque generalizado a la prensa en medio de la rabia que le produjo el cuestionamiento. Eso sí, mi interrogante sí estuvo bien fundamentado y basado en hechos reales, pero yo ni siquiera tuve la fortuna de que se resolviera.
Los interesados y los incautos han llegado a hablar de marrulla, pero no tienen ni idea y yo voy a explicarlo. Hay un equipo que se jacta de haber llegado a una semifinal de Copa Libertadores, pero nunca menciona que lo hizo a punta de mandar a apagar el sistema entero de iluminación del estadio al verse acorralado y a punto de sucumbir. Hagan memoria.
A propósito, ¿el accionista mayoritario que cuando era presidente metió a su club y al fútbol colombiano en un lío económico en plena pandemia por sus malos manejos ya vendió? Ah, es que no son las hermanitas descalzas. ¿Se enteraron de que la parte alta de toda la tribuna oriental no se pudo habilitar por riesgo de que se le cayera encima al público? Vea, antes de desear estar en la competencia principal hay varias cosas qué hacer. Las dos primeras son ordenar la casa y dejar de ser ingenuos. Mientras tanto, mejor en la B.
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