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Lejos está Santa Fe de esas épocas gloriosas donde era el faro del balompié colombiano en el plano local e internacional y, a menos que haya un milagro deportivo (porque existen) seguirá deambulando en el FPC por cuenta de su difícil realidad. Y es que el fútbol moderno se mantiene con dinero y nada más, algo que el club no tiene ni tendrá en manos propias durante varios años más; y menos si lo sigue mal gastando en jugadores y técnicos que poco han hecho para contribuirle deportivamente a la institución.
Es entendible (y en ocasiones justificado) que las miradas de la crítica y desazón de la afición apunten hacia Eduardo Méndez como cabeza de la institución tanto en el ámbito deportivo como financiero. Además de tratarse de una persona que no ha tenido conexión ni carisma con una hinchada que ya lo había visto salir por la puerta de atrás en 2007 cuando fue requerido por la justicia en un tema ajeno a Santa Fe.
Pero también es una realidad absoluta que Méndez no se va a ir de Santa Fe, básicamente porque es el dueño (o uno de los dueños) y debido a que la junta directiva de Santa Fe S.A avala en gran parte su gestión administrativa. Lastimosamente para los hinchas ‘cardenales’ (y de cualquier equipo del país) el fútbol colombiano no funciona como en Argentina donde los fanáticos pueden ser socios de la institución con voz y voto en varias decisiones, especialmente cada 4 años cuando hay elecciones.
Así las cosas, volviendo a la realidad de Santa Fe y Eduardo Méndez, se debe mencionar que el actual presidente de la institución ‘recuperó’ el club que era en gran parte suyo tras pagar la condena en Estados Unidos por un lío personal como abogado penalista; y César Pastrana no tuvo otro remedio que entregarlo haciendo una transición con Juan Andrés Carreño (que aún está en la junta). Pero Méndez lo recibió literalmente quebrado por el derroche de sus antecesores.
Deudas y más deudas: la ‘piedra en el camino’
Santa Fe vivió una época de gloria ‘prestada’ (financieramente hablando) y la economía del club fue tan débil que todo el gasto deportivo de esos años se está pagando ahora. Como si hipotéticamente un banco hubiese prestado dinero al equipo para su proyecto deportivo que dio réditos inolvidables con la inteligencia futbolística de César Pastrana, pero que ahora sufre por su desequilibrio administrativo cuando él ya está lejos de la escena dirigencial.
Para hacerlo corto, Eduardo Méndez tomó al club en 2019 con una deuda superior a los 40 mil millones de pesos, una cifra irrisoria para una institución que había ganado tantas cosas en materia deportiva, y que contaba con el punto más efervescente de su afición. Pero las numerosas inversiones en jugadores y entrenadores de mucho renombre tuvieron un alto costo que a Santa Fe se le salió de las manos.
Y entonces aquí está la clave de por qué Eduardo Méndez no se irá de Santa Fe: el actual presidente está administrando una empresa que es suya (aquí lamentamos de nuevo que no vivamos un fútbol como el argentino), y además la está recuperando financieramente de una crisis insólita. Por eso cuenta con el apoyo de una junta directiva que tampoco tiene mucho peso en las decisiones que el mandamás toma, y probablemente siga con ese respaldo por los 10 años que hay de plazo.
¿Una década de paciencia para ‘sacar la cabeza del agua’?
Entre mediados de 2019 y principios de 2022 con la pandemia en el medio, Santa Fe redujo la vulgar deuda que tenía en más o menos 23 mil millones de pesos, pero esto no era suficiente; por lo que debió acogerse a la ley de reorganización empresarial (o de quiebras) en enero de 2022 llegando a varios acuerdos de pago con diferentes clases de acreedores naturales y empresariales. Si Santa Fe no hacía esto, probablemente hubiera perdido el reconocimiento deportivo del Ministerio del Deporte como en su momento le sucedió al Cúcuta Deportivo o como tanto han amenazado a clubes como Deportivo Pereira, Deportivo Pasto, Deportivo Cali y otros tantos en la ‘B’.
Luego que Méndez hiciera esta plausible movida administrativa solicitó un préstamo al accionista Diego Perdomo a través de su empresa Perluin para sanear otras deudas urgentes; y entonces así es como el mencionado empresario (que dio apoyo al fútbol femenino, pero ahora está ‘desaparecido’) es poseedor de gran parte de las acciones de Santa Fe por medio de una cifra que nunca quedó muy clara. Pero más allá de eso, en el club ya hay un plazo para paulatinamente ir saliendo del fondo.
Desde enero de 2022 son 11 años en el proceso de reorganización empresarial donde el club tiene el plazo de pagar todas sus deudas que actualmente redondearían los 15mil millones, según desveló el periodista Sebastián Heredia en el podcast ‘León’; y por ende se dará prioridad a este tema sobre la inversión deportiva, algo muy difícil de digerir para el aficionado que quiere ver a su equipo ganar, pero tan crudo como real. Y ahí es donde Méndez tiene todo el apoyo de la junta directiva para seguir salvando financieramente a una empresa que es suya.
Ahora lo más importante: una sinergia económica y deportiva
Luego de explicar ‘por encima’ las razones que mantienen y posiblemente mantendrán a Méndez por 10 años o más en el club, hay que hablar del aspecto deportivo que a la larga es el meollo de toda la crisis de Santa Fe. Porque el grueso de la afición que sagradamente acompaña al equipo poco le importa el aspecto económico si no hay resultados futbolísticos aceptables; y con toda la razón del caso.
El grito de ‘Fuera Méndez’ parece una batalla perdida ante un directivo que no va a salir de la institución, pero que sí puede generar cierta presión para intentar gestionar un proyecto deportivo en medio de la “pobreza” que ya se conoce en Santa Fe. Y esto solo se logra con trabajo serio y voluntad.
Es común decir que lo barato sale caro y Santa Fe es un ejemplo de ello. En el plan de reorganización para pagar deudas se estipuló que habrá reducción de gastos en nómina administrativa y deportiva de casi el 35%, por eso es que el equipo cada vez tiene un plantel más reducido de calidad y cantidad, sumado a entrenadores de ‘poca monta’ que agravaron la ya maltratada situación deportiva del ‘Expreso’ con vergüenzas futbolísticas que ya son de conocimiento público y solo un título de Superliga en el fútbol masculino que es el que se encuentra en ‘cuidados intensivos’.
Y es que Eduardo Méndez en medio de su absoluto poder en el equipo ha cometido varios errores netamente futbolísticos que son demostrables en los terrenos de juego y los resultados. Si bien es difícil contratar los mejores jugadores con poco presupuesto, una planeación deportiva puede lograr excepciones como Hugo Rodallega (solo por citar un ejemplo).
Mientras los directivos siguen saneando las deudas que hoy son cercanas a los 15 mil millones de pesos, pareciera que el plano deportivo lo quieren dejar como una simple manera de subsistir; y ahí está el error más grande. Porque Santa Fe debe ser tratado como un club icónico de fútbol que va más allá del nombre de una simple empresa por su tradición y las pasiones que mueve, y en todo caso porque los réditos deportivos pueden traer más ingresos económicos que contribuirán a la reducción de los pasivos paralelamente a tener una afición contenta y circulando el ecosistema del club sin depender exclusivamente de los derechos de televisión que son una burla en Dimayor. Esto sumado a un trabajo más estructurado desde el marketing deportivo que en el ‘León’ está claramente descuidado de manera errada por darle prioridad al pago de las deudas, y que ha sido uno de los causantes para la desconexión ‘sentimental’ con sus ‘clientes’ .
No malgastar el poco dinero en jugadores del montón
Las soluciones no son tan sencillas como parecen, pero con simples correcciones se puede dar un giro, al menos a las formas en que se percibe el club. Santa Fe no tiene un proyecto deportivo (la esencia de la empresa) y eso es lo primero que deben armar. Esto no significa que inmediatamente deban ser campeones o algo similar pese al deseo de sus hinchas, pero al menos intentarlo y/o trabajar en pro de ello sin dar bandazos como especulando a ver qué sale.
Si bien luce improbable que en Santa Fe apuesten por la figura de un verdadero director deportivo que encarrile al club, bastaría con asesorarse de mejor forma y dejar de derrochar la poca plata que hay en fichar jugadores del montón, no ‘comer cuento’ de empresarios y ser más selectivos en las contrataciones… porque a la larga, la mayoría de futbolistas que han desfilado por el equipo en los últimos tres años no han hecho más que llevarse el sueldo, los premios y dejar a Méndez mal parado ante la afición y la crítica deportiva. Así las cosas, mejor apostarle a la cantera donde al menos es más alta la probabilidad de encontrar deportistas con sentido de pertenencia y ganas de triunfar.
El problema de Santa Fe es un laberinto sin salida más allá de que esté o no Eduardo Méndez como cabeza de la institución. Eso sí, debe hacer un ‘mea culpa’ (poco probable) en la relación que se ha construido con la hinchada por medio de detalles tan simples como el precio de una boleta o declaraciones imprudentes; y trabajar en que el poco dinero que hay no sea malgastado.
Pero la dura realidad para los hinchas es que el presidente no se va a ir; y más bien la exigencia debe pasar por un proyecto donde se apunte a la clasificación de torneos internacionales, promover futbolistas talentosos que puedan ser transferidos y demás movidas deportivas que satisfagan a la afición y que a su vez contribuyan al saneamiento financiero del club, para necesitar menos de los 11 años de plazo y ahí sí intentar volver a la cúspide del fútbol colombiano con las herramientas económicas del caso. Palabras más, palabras menos: ser inteligentes, selectivos y cautos con los fichajes de cada semestre y apuntar a jugadores que sean íntegros y respetuosos con su profesión para representar bien a los fanáticos en la cancha, algo tan simple que podrá ser la ‘punta del iceberg’ para solucionar parcialmente la crisis.