El ‘efecto’ Michael Barrios noquea al Bucaramanga

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Michael Barrios celebra su gol ante Bucaramanga. | VizzorImage

Se requería de algo más allá que el fútbol. Opciones caían, pero ninguna noqueaba a Aldair Quintana. El Once Caldas insistía y el Bucaramanga resistía. Hasta que apareció Michael Barrios, quien continúa ratificando que está en un momento dulce en su carrera. No sólo abrió el camino para la remontada, sino que además envió un mensaje claro que permite ilusionar al ‘Blanco Blanco’. En un abrir y cerrar de ojos, los dirigidos por Hernán Darío Herrera pasaron de 0-1 a 2-1. Pero si hay un ‘culpable’ de esto, sin duda, es Michael Barrios.

No es casualidad que Once Caldas siga invicto. Más allá de tener una rocosa defensa, también tiene un ataque explosivo. De 15 puntos disputados, el equipo de Manizales ha cosechado 13 unidades, lo que le permite llegar a la cima de la montaña, y recién empieza el campeonato. Pero el fútbol es claro. Y no permite engaños. Siempre y cuando haya una columna vertebral, la funcionalidad de un equipo será como la de un reloj suizo, y este es el reflejo del equipo del ‘Arriero’.

Y es que ante la adversidad es cuando se conoce la capacidad de salir de críticas situaciones. Y Once Caldas demostró que es un club que nunca baja los brazos, menos si está ante su afición. Bucaramanga sorprendió a la media hora de juego con un tanto de Kevin Cuesta que aún es caso de estudio. ¿Era disparo al arco? ¿Era centro? Sólo él lo sabrá, lo cierto es que ni James Aguirre ni Sergio Palacios pudieron descifrar el acertijo.

Pero el que no quería nudos en la garganta era el ‘Arriero’, por ello, el ingreso de Lucas Ríos cayó como anillo al dedo. Frotó la lámpara y habilitó a Michael Barrios, quien hizo una diagonal desde el sector derecho hacia dentro para quedar mano a mano ante Aldair Quintana y darle una primera bofetada. 1-1 y el partido estaba más vivo que nunca. Pero se sabe que el fútbol es un deporte de emociones, y la vara estaba alta, y al 64’ -tres minutos después del empate- llegó el definitivo 2-1, curiosamente de Kevin Cuesta, que intentó rechazar el esférico, pero esta vez no tuvo la suerte de su lado.

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