El fútbol colombiano toca fondo y la verdadera crisis está a la vuelta de la esquina

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Balón del fútbol colombiano. - Vizzor Image.
Balón del fútbol colombiano. – Vizzor Image.

El desorden es algo que ya se institucionalizó en el fútbol colombiano. Año tras año empeora la calidad de los escándalos y el número de hechos lamentables parece ir en aumento. Las autoridades que regulan este deporte a nivel nacional han hecho oídos sordos a los reclamos desde hace años y la situación se está volviendo seriamente insostenible.

Recién en mitad de febrero y en medio de la séptima jornada de la Liga BetPlay Dimayor 2024-I, ya se acumulan varios problemas en los que tanto los clubes como la presidencia de Dimayor y sus distintas comisiones han mostrado una total falta de gestión y respuesta ante asuntos urgentes.

La casa arde y ellos se paran a ver

Es muy difícil explicar cómo un hecho como un incendio provocado en medio de un partido de fútbol pasa impune ante la Comisión Disciplinaria del Campeonato. Todavía no acaba la sorpresa por lo que ha dejado pasar Dimayor con respecto a la tribuna sur del Estadio Atanasio Girardot y la barra Los Del Sur de Atlético Nacional tras caer en su juego ante Millonarios.

La Alcaldía de Medellín impuso una sanción para el ingreso de aficionados y tal parece que la autoridad del deporte consideró que era suficiente, pero lo cierto es que son dos instancias distintas. La balanza se revienta al ver que hechos como la aparición de perros en la cancha en pleno partido o un niño más en la salida de los jugadores sí se sancione por parte de Dimayor. No se trata de también dejar pasar por alto las fallas logísticas, sino de imponer los castigos de manera adecuada.

La inseguridad se tomó los estadios

Lo que se vio en la conferencia de prensa después de la victoria 3-2 del Deportivo Cali sobre Atlético Nacional fue lamentable. Aunque algunas personas se apresuraron a indicar que se trataba de una persona con acreditación de periodista, la atención a los medios de comunicación realmente se vio interrumpida por un hincha que sobrepasó los controles de seguridad.

Nada más el año pasado se vio a un seguidor del Deportes Tolima entrar al campo para agredir a Daniel Cataño y a violentos con la camiseta de Atlético Nacional armar desmanes tanto en Medellín como en Envigado. Lo mismo en Cali. Es un milagro que a esta altura no se haya vivido una tragedia. El destino viene dando las señales y no hay mejoría. José Aja está buscando la manera de salir de Independiente Medellín por amenazas.

Sin tiempo

Ante tantos líos que comprometen la vida y la seguridad de las personas, hablar de resultados deportivo parece una minucia. Sin embargo, es necesario tocar el tema. Lo atrasado que se está quedando el fútbol colombiano con respecto a otros países de Sudamérica se debe también por las malas decisiones a la hora de organizar los campeonatos. Es evidente que seguir tendiendo dos campeonatos por año con cuadrangulares está perjudicando a los equipos que sí quieren competir.

¿Y de quién es la culpa? Bueno, hay que aclarar que todos estos temas se deciden por la votación de los 36 clubes que juegan en las únicas dos divisiones del nivel profesional en Colombia. Lastimosamente, así como los ingresos por derechos de televisión, el peso de los votos vale lo mismo para todos y son más las instituciones que no se juegan absolutamente nada que aquellos que sí tienen un interés en hacer crecer el fútbol.

La verdadera crisis… y una solución urgente

El fútbol en Colombia es de escasos recursos. Los ingresos, como ya se mencionó anteriormente, se están repartiendo por partes iguales entre el equipo que termina último de la segunda división y aquel que lucha en los primeros puestos de la primera. Los planes de mercadeo de los equipos con grandes hinchadas deben hacer maravillas para conseguir recursos que permitan pagar las nóminas o simplemente nutrirse con recursos de otros negocios como supermercados o bebidas gaseosas.

Recientemente, el periodista César Augusto Londoño reveló en El Pulso del Fútbol de Caracol Radio que Dimayor estaba pensando en pedirle a Win Sports, canal que transmite las competencias actualmente, cuatro veces más por renovar el contrato licenciatario de televisión. La pregunta que surge es: ¿el fútbol colombiano sí vale todo eso?

Pueden pagar 10 veces más por los derechos de transmisión, pero seguirá siendo poco si la torta se reparte de la misma manera. Mientras los ingresos de los equipos no dependan de su rendimiento deportivo, este balompié seguirá siendo una recocha mal organizada. Aquí se vuelve al punto de los votos, pues todos estos temas se deciden por democracia.

Queda claro que se requiere de una reforma de estatutos urgente que le quite el poder de decisión a la mayoría mediocre. Ante la ya evidente negativa por cambiar la situación, sí se ve una solución a la vista, pero esta sería más por la fuerza y la presión que puedan ejercer unos pocos. No hay que hacerse los ciegos: el fútbol colombiano sobrevive gracias a cuatro clubes que son los que mayor cantidad de aficionados tienen. Haría falta que al menos dos se unan para exigir los cambios oportunos o, de lo contrario, negarse a participar del circo.

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