Jaguares desperdicia un ‘papayazo’ en su visita al Deportivo Pereira

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La gran importancia del duelo entre Deportivo Pereira y Jaguares es la lucha del equipo Matecaña por treparse a lo más alto de la tabla de posiciones y conseguir el punto invisible válido para los cuadrangulares, pues, a fin de cuenta, ya estaba matemáticamente clasificado. Julio Méndez se encargó del cuadro monteriano, ya eliminado, tras la salida de Hubert Bodhert.

Hubo muchas emociones y desde el arranque. Jean Pestaña llegó tarde sobre Leonardo Escorcia y lo derribó en el área. El VAR llamó al árbitro Ferney Trujillo y este encontró motivos para decretar penalti. Wilson Morelo se encargó de la ejecución, pero la reventó por encima hacia la tribuna cuando se marcaba el cuarto de hora.

La mejor ocasión de los locales llegó en un tiro de esquina. El cabezazo de Jhonny Jordán en el área permitió que la pelota siguiera en la zona de peligro y Carlos Darwin Quintero estiró el pie para estrellarla contra el larguero. A partir de ahí, el Pereira supo ahogar a la visita en crear algunas ocasiones, hasta que la desgracia volvió a tocar la puerta risaraldense.

Pestaña estaba teniendo una noche de terror. Elian Villalobos se iba a meter al arco sin más oposición que el portero, pero el defensor tuvo la mala suerte de enredarlo. Trujillo no medió palabra y lo expulsó directamente, aunque las repeticiones de televisión mostraban que quien chocaba su pie era el jugador de Jaguares. Tampoco hubo llamado del VAR y el Deportivo Pereira se las iba a tener que arreglar con 10 hombres en el segundo tiempo.

La superioridad numérica se notó muchísimo justo tras el reinicio. Aquella presión que había sufrido Jaguares no estaba más y ahora podía salir a buscar lo suyo. Sin embargo, si algo hizo bien el Pereira fue no meterse atrás y plantear un juego en el medio, controlando la pelota y siendo paciente.

Así, el Matecaña logró generar algunas ocasiones de mucho peligro. La más clara estuvo en la pierna derecha de Fáber Gil, llegando al mano a mano y encontrado la salvada al límite de Geovanni Banguera. Los locales habían encontrado entonces la manera de equilibrar y no sufrir. Empate sin goles, pero con muchas emociones.

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