Millonarios abraza el liderato del cuadrangular y enciende una velita: las claves del triunfo ante el Medellín

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Larry Vásquez celebra el gol. - Vizzor Image.
Larry Vásquez celebra el gol. – Vizzor Image.

Más allá del aparente favoritismo de Millonarios al jugar de local, esta instancia de los cuadrangulares prometía mucha emoción con el duelo ante Independiente Medellín. Los goles eran una garantía ante el impresionante dato de más de 23 años sin empates 0-0 en Bogotá entre estos dos conjuntos. Un estadio a reventar confirmó nuevamente que el principal activo albiazul es su hinchada.

El Embajador venía de perder la final de la Copa y ahora le queda el reto de revalidar su rótulo de campeón en Liga. El duelo ante el Poderoso en El Campín resultaba atractivo y trascendental, teniendo en cuenta que el equipo antioqueño posee el punto invisible por haber sido el segundo mejor clasificado de la primera fase del campeonato. Además, la cuarta fecha los volverá a enfrentar en el Atanasio Girardot. Esta era la gran oportunidad de sacar ventaja.

El tiempo es oro

Si se habla de una gran oportunidad de 90 minutos, hay que aprovechar tiempo al máximo. Por eso fue que el trámite de estudio duró muy poco, si es que lo hubo. Millonarios se hizo rápido al control de la pelota. La primera oportunidad de peligro llegó con un tiro de esquina que pasó de largo y en el que Mackalister Silva apareció en el segundo sector solo, pero el remate defectuoso con la rodilla dentro del área chica hizo elevar el balón.

El Medellín hacía lo posible por arrimarse por momentos a los predios de Álvaro Montero, pero no conseguía mucha profundidad y priorizaba el orden defensivo. Fue un centro de Daniel Ruiz el que llegó templado al frente del arco y Larry Vásquez se zambulló para meter un cabezazo que José Luis Chunga no alcanzó a controlar a pesar de llegar a la posición. Al 25′, con suspenso, la red se infló y Millonarios pasó al frente en el marcador.

El otro premio del gol

Algo especial que tiene este formato de campeonato es que la instancia de los cuadrangulares permite ver distintas facetas de los equipos. Como el Poderoso necesitaba buscar la igualdad para mantener la ventaja del punto invisible, tuvo que asumir riesgos para ir al frente. Eso sí, no tuvo mucho éxito en sus expediciones, donde la zaga albiazul y Montero se comportaron a la altura.

Así las cosas, Millonarios pasó a ser un equipo más dispuesto a los contraataques y tuvo varias cercanas. Un disparo desde fuera del área de Leonardo Castro, un cabezazo de Silva atajado por Chunga sobre la línea y una volada tremenda del golero ante el remate con rosca de Daniel Cataño salvaron a la visita se un segundo tanto. El asunto se fue con nervio y el 1-0 al descanso.

Aplauso estruendoso al trabajo silencioso de Ómar Bertel

La sorpresa para la segunda mitad fue el cambio de portero en la visita. Chunga sufrió un inconveniente físico que no le permitió continuar y Yimmy Gómez tuvo que entrar. El Medellín seguía sumando preocupaciones y, a pesar del sol de la tarde Bogotano, le llovía sobre mojado.

Prontamente, Alfredo Arias envió a Ánderson Plata para remplazar a un Edwin Cetré que estuvo totalmente desaparecido. Contrario a lo que se pensaba, el Medellín bajó pulsaciones y Millonarios lo tuvo fácil para mantener la pelota lejos de su zona defensiva, bien fuera controlándola o recuperando en el segundo tercio del campo.

Se sabe que el orden defensivo que Millonarios tiene se ha construido con un trabajo de años y paciencia de Alberto Gamero. Eso se sabe. Sin embargo, buena parte del mérito está sobre los defensores centrales y se pasa por alto el trabajo importantísimo de Ómar Bertel. No fue una cosa exclusiva de este partido, sino que ha tenido un semestre espectacular, siendo seguro en los cierres y aportando muchísimo valor a las transiciones al ataque. Merece un gran reconocimiento.

La dinámica de tranquilidad se mantuvo en la mayor parte del segundo tiempo. Édgar Guerra, que vino desde el banquillo, fue a presionar alto y logró interceptar dentro del área la salida del portero. Sin embargo, el afán no permitió que el extremo aprovechara el regalo de Gómez con un remate óptimo. El mismo atacante probó de media distancia y un desvío lo privó de celebrar.

El Embajador supo sellar con tranquilidad un triunfo que vale oro y enciende una velita de esperanza por una nueva final. Ha tomado la ansiada ventaja y ahora piensa en el mismo rival, pero en la capital antioqueña. Allí tendrá que rascar al menos un empate para sostenerse en el liderato del cuadrangular B. La fe albiazul está intacta.