Santa Fe triunfa ante Millonarios en un partidazo que Carlos Ortega dañó: las claves del derbi bogotano

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Jugadores de Santa Fe celebran un gol ante la mirada de Carlos Ortega. - Vizzor Image.
Santa Fe celebra un gol ante la mirada de Carlos Ortega. – Vizzor Image.

Se jugó el derbi capitalino número 319 y la intensidad que normalmente se hace presente en este tipo de duelos no faltó. Santa Fe ofició como local ante Millonarios. Hechos lamentables se presentaron antes del partido con el ataque al bus del cuadro Embajador por una presunta falla de la Policía en el operativo del traslado del equipo al estadio.

El conjunto albiazul tuvo una baja interpretable como importante. David González no estaba en la línea por la sanción impuesta por hablar del arbitraje desastroso de Norberto Ararat, así que Alexánder Becerra fue el asistente técnico a cargo de dar indicaciones desde el banquillo.

La última muralla

Santa Fe salió a atacar con todo, pero se encontró con una muralla de última instancia que le estaba generando frustración. El portero Iván Arboleda fue fundamental para que el marcador no se fuera en goleada con apariciones ante dos jugadores en concreto: Alexis Zapata probó desde el tiro libre y casi anota un gol olímpico. Hugo Rodallega también tuvo un mano a mano y un cabezazo que le sacaron sobre la línea. En todas fue figura el guardameta.

Por el lado Embajador, Daniel Ruiz estuvo muy mal en las entregas y su equipo lo estuvo buscando constantemente para que resolviera pases en el último tercio. Más allá de unos disparos lejanos de Danovis Banguero y Nicolás Arévalo, no hubo mucho riesgo de inicio en el visitante. El mejor jugador era el último mencionado.

El bombardeo

La resistencia no iba a ser eterna y se rompió cuando el portero quiso despejar con los pies, la dejó corta y Yílmar Velásquez llegó al borde del área para acomodar la pelota en un rincón al minuto 27. Santa Fe tomaba ventaja a través de un muy buen juego ofensivo y la vulnerabilidad de la zaga rival.

Las preocupaciones en Millonarios se hicieron más grandes casi de inmediato, pues la ventaja se amplió pronto. Fue un tiro de esquina en el que las marcas no estuvieron bien coordinadas y Jhojan Torres apareció solo para el cabezazo al 30′. La acción se protestó desde el banquillo albiazul porque antes de ese córner hubo falta sobre Andrés Llinás y el juez Carlos Ortega hizo caso omiso.

Furioso despertar

Como si le hubiesen herido el orgullo, Millonarios despertó enfurecido. Se volcó en intención ofensiva y logró meter al Cardenal en su área con jugadas que acababan en pases filtrados o centros. Era así como debía asumir la situación adversa y fue evidente que esa postura le lució más cómoda.

Cerca de acabar una primera mitad muy entretenida, Nicolás Arévalo llegó a cazar un rebote en el área chica y Emmanuel Olivera lo derribó con una patada directa a la rodilla. Se sancionó penalti y el que tomó la pelota fue Leonardo Castro para anotar el descuento con algo de suspenso al 42′. El equipo albiazul lo empataba y recortaba la distancia de cara al complemento.

Riesgo extremo

Las ganas de ir adelante se mantuvieron en Millonarios y prueba de ello fue los riesgos que se asumieron desde el planteamiento. Santiago Giordana ingresó por Félix Charrupí en una modificación claramente ofensiva que quitaba efectivo del medio.

No salió bien esa decisión. Se armó una gran jugada por el sector derecho y Jordy Monroy llegó cerca al área para enviar un pase inteligente hacia atrás. Zapata era el que venía lanzado en velocidad y disparó con fuerza para hacer mover la red con el 3-1 al minuto 52.

Ortega dañó el partido

Con el fútbol divertido que se estaba disfrutando en El Campín, solamente un mal arbitraje podría haber mandado todo al traste. La mala presentación de Ortega justifica por qué estaba borrado desde hace un mes. Sacó una tarjeta roja para Castro por un contacto que no ameritaba ni siquiera falta sobre Olivera.

Se armó una bronca tenaz por la situación y Juan Carlos Pereira cometió un error al mandarle un puño al estómago a Santiago Mosquera. Fue oportuna la intervención del VAR para hacer el llamado, que se reversara la sanción para el atacante y se la aplicara el centrocampista. A partir de 63′, la noche se le ponía tenebrosa al Embajador.

De ahí en adelante, el bajón en el ritmo dio cuentas del efecto del mal uso que se le da al silbato en Colombia. Mermado, Millonarios intentó como pudo ir a atacar, pero Santa Fe ya no tenía necesidad de ir al frente, así que hizo simple la tarea de aguantar con el marcador a favor. Se alcanzó a ver una hora de muy buen fútbol.

En el segundo minuto de la adición, llegó una pelota larga para que Castro explotara en velocidad y se fuera de frente al arco. Jugando con la expectativa de Andrés Mosquera, disparó seco con el empeine y pudo poner más decoroso el marcador, teniendo en cuenta que el Embajador estaba en desventaja numérica. En la última jugada, Llinás estuvo cerca del empate con un cabezazo. El partido, curiosamente, terminó en sufrimiento para el cardenal, pero consiguió sellar el triunfo.

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