Un ‘chiripazo’ de Alejandro Piedrahíta le destraba el nudo al Deportivo Pereira
- El perdón de Alfredo Morelos
- Edwin Cardona, el ‘distinto’ de la Liga BetPlay
- La tabla de posiciones de la Liga BetPlay II-2024, al momento
¿Centro o remate al arco? Sólo Alejandro Piedrahíta tendrá la respuesta. Lo cierto es que el Deportivo Pereira sudó más de la cuenta para vencer a Envigado, que con esta derrota continúa con el estrés del tema del descenso en la nuca. Tres puntos que mantienen con vida al conjunto matecaña, que debe evitar un tropezón en este tramo final de la fase regular si es que quiere instalarse en el grupo de los ocho y decir presente en la fiesta de fin de año.
No es casualidad que el Envigado sea el colero del campeonato. Un equipo sin alma y que anda a la deriva. Tiene sus chispazos, pero hasta ahí. Y ante el Pereira volvió a ratificar que no sabe reponerse a golpes contundentes. Con el marcador igualado es uno, cuando está por debajo es un ‘juguete’. Ni siquiera el triunfo de Boyacá Chicó a primera hora hizo pellizcar a la cantera de héroes. Y parece que el tema del descenso será el tema de conversación por varias semanas más.
El que sí no quiso titubear fue el Deportivo Pereira, que está más que obligado a caminar de la mano con la victoria. Lo intentó por varias vías y la puntería no estaba fina. Pero la suerte no cae del cielo, hay que salirla a buscar, y en la parte complementaria llegó el desahogo total. Eso sí, no por alguna jugada colectiva o individual, sino más bien por un ‘chiripazo’ en el buen sentido de la palabra.
Una proyección de Piedrahíta por el balcón izquierdo terminó inflando la red. De esos goles que nadie se espera, pero que se celebran hasta más no poder rabiar. Pero llega aquí el interrogante, porque a primera vista da la impresión que el extremo intentaba un centro, pero el balón hizo un extraño que acabó engañando a Rubén Escobar. Baldazo de agua fría. Pero faltaba el definitivo 2-0, y el que es caballero repite. Piedrahíta, debajo del arco, cerraba el telón y firmaba una noche para nunca olvidar.