Millonarios y Atlético Bucaramanga le ayudan a más de un colombiano a conciliar el sueño
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La escasez de jugadores para ciertas posiciones en defensa llevó a Alberto Gamero a probar cosas nuevas. Un esquema con tres hombres en el fondo fue lo que mostró Millonarios para recibir a Atlético Bucaramanga en la ida de los octavos de final de la Copa BetPlay Dimayor 2024. Un punto no menor es que no había disponibilidad de sistema VAR.
La mencionada disposición del Embajador hizo que Daniel Ruiz asumiera el rol de eje único y que el equipo se encomendara a su pericia para repartir la pelota. Eso sí, no iba a haber mucho tiempo para pensar, sino que los pases debían ser a uno o dos toques y buscando vértigo hacia el área rival. La visita lució muy bien ubicada y concentrada en el arranque del encuentro.
A Émerson Córdoba y Kevin Palacios les costó mucho acomodarse a las funciones de carrileros que apoyan en ataque y defensa. Las imprecisiones de ambos conjuntos no permitió que las ocasiones claras aparecieran y el primer tiempo se fue en un parpadeo aburrido. Hay que felicitarle a Gamero su intención de probar algo nuevo, pero, evidentemente, no funcionó, requiere de más tiempo de trabajo y probablemente de otros jugadores.
El director técnico de Millonarios se dio cuenta de la situación y envió a Delvin Alfonzo para volver a la habitual línea de cuatro en la zaga en el segundo tiempo, con él por derecha, sacando del juego a Juan Carlos Pereira y enviando a Jorge Arias como lateral izquierdo. No obstante, el primer remate con dirección a puerta fue para el Leopardo con el intento de Esneyder Mena y la atajada sin problemas de Álvaro Montero.
El VAR hizo falta en una clara agresión de Santiago Jiménez al rostro de Santiago Giordana cuando no tenían la pelota en disputa y que el equipo arbitral pasó por alto en lo que hubiese sido expulsión. El revolcón total albiazul vino al 60′ con los ingresos de David Mackalister Silva, Daniel Mantilla y Juan José Ramírez.
Lo que más funcionó para mejorar el partido fue la entrada en acción de Leonardo Castro. El delantero tuvo una ocasión clarísima tras el buen pase de Mantilla, pero la pelota tomó mucha altura. Andrés Llinás tuvo la suya en un tiro libre en el que esperó en el área para elevarse y cabecear a centímetros del objetivo.
En resumidas cuentas, fue un partido aburridísimo en el que hubo muy pocas ocasiones de gol y donde Mauricio Mercado demostró ser otro árbitro de medio pelo que sanciona lo que se imagina, que siempre lleva la vista clavada en la pelota y no invita al ritmo de un partido. Queda todo por definirse en la vuelta en Bucaramanga tras este 0-0.