Black Mirror se volvió canon. Este uso de inteligencia artificial es una de las razones de la huelga de actores

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Netflix

El primero episodio de la sexta temporada de Black Mirror, Joan is Awful, nos muestra una parodia de la realidad misma, en la que las series son producidas en tiempo real gracias a poderosos algoritmos alimentados por inteligencias artificiales que, entre otras cosas, reproducen fielmente la imagen y semejanza de los actores. Eso, a diferencia de lo que uno podría pensar dado el tono de la serie, ya es una realidad.

No sólo es algo que ya sucede, sino que es una de las razones por la que los actores de Hollywood se fueron a huelga. De acuerdo con múltiples fuentes y el mismo gremio, los contratos de los actores, en especial en lo referente a los extras o actores de fondo, estipulan que, por un sólo día de llamado y un único pago, acceden a que se les hagan escaneos digitales con el fin de generar reproducciones fieles en inteligencia artificial, para el uso que a los estudios les parezca conveniente. Es decir, por un día de llamado, se pueden adueñar de tu rostro, gesto y movimientos, sin que recibas un centavo más por su explotación.

@naciongamer.oficial La inteligencia artificial que vimos en Black Mirror ya es una realidad. ¿Cuál será la siguiente industria en verse afectada? #BlackMirror #huelga #hollywood #ia #ai #robots #sag ♬ sonido original – Nación Gamer

Ésta es una de las principales preocupaciones del gremio, de acuerdo con el emotivo discurso de su presidenta, Fran Drescher, que acusa a las productoras de querer reemplazarlos con máquinas, de no tener respeto por su trabajo y degradar la labor de los actores. En este sentido, ya muchas productoras han experimentado con la recreación digital de personas fallecidas, así como con el deaging de actores mayores, como fue el caso de Mark Hamill, de quien no sólo tomaron su apariencia, sino su voz, gracias a un procesador de lenguaje que tomó grabaciones viejas del actor, para construir nuevas líneas de diálogo. Claro que, en ese caso, fue totalmente consensuado, pero lo que se denuncia en esta situación es de contratos enteramente leoninos que dejan en total desventaja a los actores, sobre todo a los menos conocidos.

Ahora, Black Mirror parece no una mera distopía, sino hasta una burla al sistema actual, efectuada por los propios perpetradores del acto. Y eso, lejos de quedar como la sátira a la que Black Mirror nos tiene acostumbrados, termina más cercano a lo que podríamos llamar cinismo.