Una supuesta leyenda originada en Japón cuenta que, en la primera versión de Pokémon, Pokémon verde y rojo, que sólo existieron en este país, el tema de Pueblo Lavanda era ligeramente distinto al que llegó a occidente en Rojo y Azul. Esta supuesta tonada maldita tenía un efecto binaural y de infrasonido que sólo los niños podían escuchar, debido al desarrollo de sus oídos, y que tenía efectos subliminales en ellos.
Debido a que Internet no era lo que es hoy, no había forma de corroborar nada de esto, así como tampoco era posible corroborar los supuestos reportes noticiosos de cómo los niños eran afectados por el síndrome, lo que llevó a que varios de ellos terminaran con sus vidas. La única relación era que todos habían jugado Pokémon. Se supone que fue cerca de unos 100, pero el número ha cambiado con los años.
Hoy sabemos, gracias a que muchas investigaciones se han hecho al respecto, que esta historia fue falsa y ningún medio japonés reportó jamás algo así, pero ¿sería posible causar este efecto en la personas?
Mucho se habla de los efectos del sonido en la mente humana. De hecho, existen armas grado militar que utilizan precisamente el sonido como medio. La cuestión aquí es que, a diferencia de equipos de ataque sónico, aquí se está llevando no a un resultado físico, sino mental. Y de eso también se han hecho experimentos.
La idea del sonido binaural es que la forma en la que actúa en las mentes de las personas es algo casi subliminal. Esto debido a que se entiende mal qué es realmente el sonido binaural. En esencia, es la captación de sonidos por medio de dos micrófonos distintos, lo que muchos interpretan como que pueden guardarse mensajes ocultos en una de las dos grabaciones y que la otra los enmarcaría.
De hecho, de la idea de los sonidos binaurales, también surgió otra leyenda urbana, aunque no del gaming, sino de Internet, llamada iDozer. Un supuesto grupo de audios que, al escucharlos, debido a la binauralidad, produciría en el cuerpo la misma sensación que la de consumir algún estupefaciente en específico. Esto, evidentemente, también resultó ser falso.
Y aunque experimentos se han realizado para intentar tener algún tipo de control mental en las personas, la realidad es que tanto el iDozer como el Síndrome de Pueblo Lavanda son sólo mitos, ya que ni el sonido ni la mente humana funciona de esa forma y, si lo hiciera, posiblemente ya habría sido utilizado por la industria militar.