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Desde la proliferación de Internet y la, llamada, era digital, que hoy más bien suena a término usado en libros de texto de finales de los 90, se han abierto nuevas áreas en las que las personas pueden encontrar su vocación. Desde desarrolladores web y community managers, hasta influencers. Dentro de esta nueva oleada de trabajos “del futuro” tenemos, por fin, a los juegos de video. Y es que, sí, pese a lo que crean tus papás, jugar videojuegos sí te puede dejar algo bueno y es algo de provecho que puedes hacer con tu vida.
Atletas profesionales
En el pasado, decir que juegas videojuegos era el lado completamente opuesto a ser un atleta. Hoy, los papales han cambiado y los gamers profesionales son tratados, en muchos países, con el mismo respeto que los atletas de deportes convencionales. Todo gracias al desarrollo desmedido de la industria de los eSports. Estamos hablando, en todo sentido, de atletas de alto rendimiento, personas que no sólo juegan, sino que entrenan, se preparan física y mentalmente para el desafío y que compiten bajo reglas perfectamente definidas, frente a una audiencia y jueces.
En la actualidad, existen escuelas especializadas en desarrollar el potencial de niños y adolescentes en los eSports. Y es que, como en disciplinas como el ballet, en la música o en el fútbol, empezar desde una edad temprana es una ventaja inigualable. Ya que, mientras somos más jóvenes, tenemos nuestros reflejos afinados al máximo y, conforme vamos creciendo, estos llegan a un pináculo y, desde ahí, caen en picada gracias al desarrollo neuronal propio del envejecimiento. Por desgracia, ese deterioro empieza desde los 23-25 años, por lo que esa edad es, precisamente, en la que muchos atletas de eSports se retiran.
Veamos, por ejemplo, el caso de Corea del Sur, en donde juegos como Starcraft son considerados estampas de la identidad nacional. Ahí, los jugadores profesionales son tratados como celebridades y, aunque la mayoría tiene menos de 20 años, ya tienen la vida asegurada. No sólo con los miles que reciben como pago o como premios de sus competencias, sino, también, porque una vez que salgan del circuito, su siguiente trabajo también está asegurado, principalmente, como entrenadores de la siguiente generación de gamers pros.
Streamers
Una de las formas más prolíficas de hacer dinero jugando es a través del streaming, como lo demuestran creadores de contenido de la talla de PewDiePie o el Rubius. Gracias a YouTube y a Twitch, hoy tenemos un panorama sumamente distinto al que teníamos apenas hace diez años en la forma en la que consumimos contenido de videojuegos. Y los streamers han hecho una carrera de eso. Hay streamers profesionales tan grandes que sus ganancias se cuentan en los millones de dólares y son capaces de cambiar el rostro de la industria de un momento a otro. Esto, claro, sin mencionar lo importantes que resultan para las marcas y los estudios, quienes se muestra ansiosos por colaborar con ellos, a cambio de un contrato bastante jugoso.
Ser streamer es el sueño de muchos y hoy existen más plataformas que nunca para poder lograrlo, con sus respectivos formatos para generar ingresos. Un streamer puede ganarse la vida a través de Facebook Gaming, y recibir estrellas; a través de suscriptores en Twitch, quienes, de hecho, pagan por tener acceso a ese contenido; a través de vistas en Youtube, con las opciones de monetización de la plataforma, o hasta por los ingresos que, plataformas como Patreon y OnlyFans, les puedan dejar. No hay escasez de opciones si se quiere ser un streamer hoy en día y es por esta razón por la que el mercado se satura con mucha rapidez. Por suerte, sin importar qué tipo de gamer seas, lo más seguro es que, si quieres volverte streamer, haya una audiencia para ti, un público dispuesto a conectar contigo y con tu contenido, porque la audiencia potencial del streaming de juegos es virtualmente infinita.
Game testing
Por último, quizás uno de los trabajos más formales y convencionales dentro del gaming. Y es que, sí, aquí no dependes de cuántos views tengas o de si ganas una competencia, sino de qué tan bueno eres para jugar un título con un ojo crítico y atención a los detalles. Los game testers son los encargados de probar un juego en fases de desarrollo finales, para encontrar errores, bugs, glitches o cualquier tipo de problema, con el fin de arreglarlos antes de su salida al mercado. Claro que esto implica jugar una y otra vez el mismo nivel, la misma misión, realizar la misma acción y explorar todas las posibilidades imaginables con tal de cubrir todas las bases y asegurarse de que no haya errores.
Es un trabajo difícil, sí, pero es ideal para personas que sólo quieren jugar sin tener que preocuparse por una audiencia o por los resultados en una competencia. La mayoría de los estudios tienen ya sus equipos de testers de juegos, pero existen plataformas en las que puedes participar como freelancer o, incluso, puede que exista la opción de formar parte del equipo de un estudio AAA, si las circunstancias son las correctas. Al ser un trabajo fijo, este tipo de empleos suelen traer ventajas como seguridad financiera, prestaciones y un sueldo fijo todos los meses, algo que no siempre se puede asegurar con otros métodos, quizás, más arriesgados y entretenidos.