‘Final Fight’: lo que un padre hizo para proteger a su hija

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Durante la segunda mitad de los años ochenta, si había algo que apenas era parecido a la “guerra de consolas”, era esa sana competencia entre los títulos que aparecían para las nacientes consolas caseras, y aquellos destinados a los locales de arcade.

Uno de los géneros más populares de estos últimos en aquellos días eran los beat ’em up: aquellos títulos en los que la pantalla avanzaba lateralmente y varias hordas de peleadores aparecían para frenar tu avance.

Hay muchos títulos de esta naturaleza que se volvieron clásicos: Battle Toads, Double Dragon, Teenage Mutant Ninja Turtles II, The Simpsons Arcade… pero el que nos reúne en esta ocasión, es un título de Capcom que seguramente conoces aún sin saberlo, es un título cuya historia empieza con Street Fighter.

Peleadores callejeros

En la actualidad es reconocido como el juego de peleas por excelencia, el que marcó la pauta de cómo debía ser un enfrentamiento en consola, al grado de que la dinámica no ha podido ser transformada (excepeto, claro, hasta la llegada de Super Smash Bros., con lo que fundó un nuevo estilo de peleas).

Sin embargo, cada vez que recordamos a Street Fighter, en realidad estamos hablando de Street Fighter II, y posteriormente de Super Street Fighter II, ambos títulos del SNES. ¿Pero dónde quedó el primer título de la entrega?

La revolución de los juegos de pelea empezó aquí. Cuando todas las compañías producían arcades del tipo shoot’em all! y beat ‘em up, Hiroshi Matsumoto diseñó un juego más estático, en combatos 1 vs 1 de rondas de 30 segundos, donde había que vencer al contrincante antes de que se acabara el tiempo.

Pero Street Fighter ya tendrá su propia retro-spectiva. Por ahora baste decir que el éxito del primer juego fue grande en su momento (aunque las reseñas actuales lo califiquen sólo un poco arriba de “mediocre”), por lo que se buscó hacerle una secuela.

Street Fighter 89

El productor elegido por Capcom para este proyecto fue Yoshiki Okamoto, quien a menudo cita a Double Dragon II: The Revenge como el juego inspiración para crear la secuela de Street Fighter… aunque se tratara de un género de juegos completamente diferente.

Todo parece indicar que Okamoto y su equipo, los diseñadores Akira Nishitani y Akira Yasuda, tenían en mente su propio juego pero fue Capcom quien les había pedido la secuela del juego de peleas, por lo que ellos promocionaban el título en todos los eventos oficiales como “Street Fighter 89”.

 Incluso tuvieron la intención de utilizar a Ken y Ryu como los protagonistas de este nuevo beat’em up, pero el impulso creativo los hizo eliminar a los personajes para tener la libertad de crear una nueva historia para su juego. Así, tomaron la inspiración de una película de 1984 llamada ‘Streets of Fire’.

Para cuando el juego estaba a nada de salir, la respuesta de la compañía fue bastante positiva en cuanto al resultado: era un juego dinámico, entretenido y con una gran trama. Sin embargo, no era para nada una secuela de Street Fighter. La solución era bastante fácil: cambiarle el nombre. Y así nació Final Fight.

‘Búsqueda Implacable’

La historia se desarrolla en la ficticia Metro City, una ciudad costera de Estados Unidos. En 1990 (según el intro del juego) el crimen se volvió extremo en la ciudad, por lo que la población tomó una decisión que cambió las cosas: eligieron como alcalde a un ex luchador profesional, llamado Mike Haggar.

Contrario a como funciona la política real, la administración de Haggar logró reducir dramáticamente la incidencia criminal y los pobladores están agradecidos. Excepto la Mad Gear Gang, la mayor organización delictiva de la ciudad. Cuando Haggar reusó dejarse sobornar por ellos, los criminales secuestraron a la hija de Haggar.

¿Qué decidió hacer el alcalde? ¿Ceder a la presión? ¿Negociar con los criminales? ¿Desplegar una fuerza policial? No, amiguitos. Este juego salió en 1989 y había que reaccionar como los héroes de acción de los 80. Así que el alcalde Haggar, a la Liam Neeson, tomó el asunto en sus manos. O mejor dicho: en sus puños.

Así que recluta al novio de su hijo Jessica: Cody Travers, que da la casualidad que es un peleador experto (menudo lío Freudiano), y al amigo/rival de éste, Guy, un ninja norteamericano de finales de los 80. Así los tres se adentrarán a las calles de Metro City para intentar rescatar a la hija de Haggar.

El último juego de acción ochentero

Como si el equipo de Okamoto supiera que estaban creando una joya que sintetizaría todo lo que eran las películas de acción de su época, decidieron hacerlo a lo grande. Cody Travers, por ejemplo, toma su nombre de Tom Cody, el héroe de ‘Streets of Fire’.

La Mad Gear Gang tomó su nombre de otro juego de Capcom, pero de carreras, el cual se llama justamente así. Y muchos de los otros personajes del juego tenían nombres de íconos musicales de la época: Axl (Rose), Slash (idem), Simons (Gene Simmons), Sid (Vicious), Billy (Idol), Abigail (nombrado como el segundo disco de King Diamond), Sodom (idem), Roxy (Music), The Damned (Damnd) y Poison, que estaba pensado para ser un personaje femenino, pero como pensaron que los jugadores se sentirían mal de golpear a una mujer, en el manual especificaron que era una “newhalf” (es decir, una mujer trans).

Finalmente, el soundtrack es uno de los grandes aciertos del juego. Y ya sería mucho que no lo hubiera  sido, tomando en cuenta que tuvieron 7 compositores: Manami Matsumae, Yoshihiro Sakaguchi, Yasuaki Fujita, Hiromitsu Takaoka, Yoko Shimomura, Junko Tamiya y Harumi Fujita.

 Legado

El juego alcanzó a vender alrededor de 30,000 unidades de arcade, y se convirtió en una franquicia que, si bien no ha sido demasiado prolífica (se cuentan seis juegos originales de la historia central), sí ha cruzado en varias plataformas de la historia de los videojuegos.

Pero Mike Haggar ha sido retomado para los títulos de Marvel vs Capcom y se mantiene como uno de los pocos personajes fieles a su historia que no han ingresado al universo de Street Fighter. Y lo hubiéramos considerado como uno de los grandes padres del gaming, pero preferimos darle su propio espacio en esta otra nota.

Si nos gustan los juegos retro porque nos regresan a épocas curiosas y hasta graciosas, hay algunas joyas que ejemplifican mejor todo esto, y Final Fight es la mejor forma de volver a esos alocados años de la acción ochentera, donde Haggar podría ocupar fácilmente un lugar al lado de los personajes de Schwarzenegger, Stallone, Gibson y Willis.