Desde su origen, los videojuegos han sido temas controversiales. Desde las concepciones erróneas de que son distractores innecesarios, de que no sirven para nada o hasta la equivocada noción de que incitan a la violencia, los videojuegos han tenido preocupados a una gran cantidad de padres de familia durante los últimos 50 años. Aunque, hoy en día, cada vez es más sabido que los juegos de video son todo lo contrario y que, incluso, podrían ayudar al desarrollo de los niños.
Los videojuegos suelen ser estigmatizados por las generaciones mayores, sobre todo, porque muchos padres no consideran que sea sano que se trate de una actividad lúdica pasiva que dure tantas horas frente a un monitor. Sin embargo, lo que esos padres no alcanzan a notar es que, mientras que el cuerpo de sus hijos no está moviéndose, su cerebro está más activo que nunca, quizás, más activo que con cualquier otra actividad durante el día.
Esto se debe a que los videojuegos demandan un grado de concentración sin precedentes. Y es que, aunque para muchos de nosotros ya es casi natural tomar y entender un control de PlayStation o Xbox, hay que considerar que cada uno tiene alrededor de 15 botones, con una combinación aún mayor entre palancas, botones y gatillos. Por lo que, de entrada, se requiere de mucha concentración y aprendizaje para que se vuelva tan común como lo es para los gamers.
Algunas de las habilidades que un niño desarrolla con los videojuegos son:
Coordinación motriz fina
¿Has conocido a un adulto que es sumamente tosco y torpe con sus manos? De esas personas que todo lo descomponen o destruyen, porque no tienen cuidad. Adultos completamente funcionales que no pueden llevar a cabo tareas que requieren destreza motriz fina. Bueno, con los videojuegos, los niños aprenden desde muy pequeños a desarrollar estas habilidades esenciales para la vida. No todo en los juegos de video son botonazos; a veces, se requiere de toques muy suaves en los botones o movimientos sutiles en las palancas, para lograr el objetivo. Esto puede ayudar a que los niños sean mejores para actividades que requieran delicadeza y detalles, desde las artes hasta la ingeniería.
Coordinación mano – ojo
Mientras que los ven la pantalla, juega con ambas manos sin siquiera voltear a ver el control. Incluso, si es que tienen una consola portátil, es probable que caminen mientras juegan, sólo con ayuda de su visión periférica. Esto se debe a que los niños que juegan videojuegos tienen una coordinación mano ojo más desarrollada que los que no. Esto quiere decir que su cerebro trabaja de manera distinta al procesar la información audiovisual y los estímulos de su cuerpo, lo que le dará más control y mejores reflejos.
Velocidad de respuesta aumentada
Hablando de reflejos, está comprobado que los niños que juegan juegos de video tienen una mayor capacidad de respuesta que los que no. Sus cerebros están cableados para responder rápido a los estímulos y para tomar decisiones en menos tiempo.
Tolerancia a la frustración
A diferencia de los niños que no fueron expuestos a los videojuegos, los niños que sí lo estuvieron tienen una mayor tolerancia a la frustración. El hecho de perder, de morir y no de pasar un nivel los vuelve mucho más resilientes y les enseña que no siempre se gana, que no siempre se puede vencer a la primera, pero que eso no significa que no lo sigan intentando ni que no se esfuercen para lograr su objetivo. Por el contrario, un videojuego otorga determinación, impulso y firmeza.
Lo importante es que los niños jueguen títulos acordes a su edad, con los temas que consideres adecuados. Cada generación mayor ha demonizado los avances que no entienden y han criticado a las generaciones por venir por usarlas. Los libros fueron criticados, porque podrían llenar de imaginación e ideas “tontas” a los lectores “adictos”. Los periódicos fueron estigmatizados, porque nos consumían la atención y la capacidad de relacionarnos con otras personas. Incluso, si tienes entre 30 y 40 años, es probable que tu mamá te haya restringido el uso del teléfono fijo, para que no pasaras todo el día hablando.