Hay pocas propiedades intelectuales con tanta tela de dónde cortar como Dungeons & Dragons. El mundo fantástico de Gary Gygax ha servido de inspiración y cimiento para décadas de fantasía medieval, para la expansión del género de espada y hechicería, y como punto de partida para la creación de juegos de video que pueden ser tan simples como las aventuras de texto, y tan complejos como los RPGs más ambiciosos de escalas épicas. Es por eso por lo que resulta casi desconcertarte que no se haya hecho una buena adaptación de este universo, más cuando la orden del día es, precisamente, los universos cinematográficos.
Dungeons & Dragons: Honor among Thieves viene a cambiar precisamente eso y entrega lo que bien podría ser un punto de partida para una serie de películas interconectadas capaz de rivalizar con el propio MCU. ¿Ver Calabozos y Dragones: Honor entre ladrones vale la pena? Sí, y no vas a querer perderte el inicio de lo que puede ser la próxima gran franquicia de entretenimiento. Reseña libre de spoilers.
A diferencia de la adaptación de inicios de siglo o de la serie animada, Dungeons & Dragons: Honor among Thieves no pretende ser una serie para niños en el que los jugadores son transportados a un mundo fantástico ni una aproximación pobre a otras épicas, como Star Wars Episode I: The Phantom Menace o la trilogía de The Lord of the Rings de Peter Jackson. Porque no necesita serlo. Una buena adaptación de Dungeons & Dragons necesita capturar la esencia no sólo del universo, sino de lo divertido y, a veces, absurdo y cómico que puede llegar a ser participar en el juego. Cualquiera que haya participado en una mesa de Calabozos y Dragones sabe que la mitad de la diversión está en las tonterías que se dicen a la mesa, en improvisar planes, en decisiones erráticas y en tirar los dados confiando en que salga un éxito crítico, aunque las probabilidades estén, literalmente, en contra. Y ésa es la verdadera magia de Dungeons & Dragons: Honor among Thieves, entender qué es, alejarse de lo que no es y construir su propia identidad sin tomarse demasiado en serio.
La película sigue la historia de una party arquetípica de cualquier partida de Dungeons & Dragons: Edgin, el bardo; Holga, la bárbara; Simon, el hechicero primerizo; Doric, la druida; Xenk, el paladín, y Forge, el ladrón, pero presentados de forma tal que tiene sentido que existan personalidades tan definidas. Después de un atraco que sale mal, Edgin y Holga deben reunir al grupo, para enfrentarse a un régimen tiránico construido a base de mentiras, así como al mal mayor que se oculta en las sombras del poder.
Lo verdaderamente brillante de la historia que es logra ser contada como si de verdad se tratara de una campaña de Dungeons & Dragons, con una simple fórmula: “sí, pero“; es decir, la trama avanza, pero hay un nuevo obstáculo a cada paso. Hay que escapar de este lugar, pero el plan no marcha como pensamos; hay que robar esta cosa, pero esto nos lo impide; hay que conseguir información, pero somos descubiertos; hay que encontrar este objeto, pero hay un dragón custodiando. Los obstáculos son manifestación del hipotético Dungeon Master poniendo a prueba en cada movimiento las habilidades del grupo, quienes usan sus ventajas específicas de clase para vencer. La bárbara y el paladín hacen gala de sus proezas físicas; el bardo sube la moral del grupo y planea los movimientos (es claramente el jugador alfa), la druida y el hechicero se valen de magia para salir de situaciones complejas. todo está interconectado de tal forma que es coherente con las reglas del mundo que se nos presenta, pero también con la forma en la que el juego de rol está construido.
Dungeons & Dragons: Honor among Thieves aprendió de los Avengers, eso es indudable. De hecho, mucha de su cinematografía, de su trama y hasta de su humor es herencia del MCU. Eso sí, la película toma sólo los mejores elementos y deja morir lo que ha llevado a muchos fans a la fatiga de franquicia. Esto convierte a esta primera aventura en una plataforma excelente para seguir contando historias. Y si de algo se compone Dungeons & Dragons es de historias. No necesariamente tendríamos que seguir a este mismo grupo en una segunda película, podríamos cambiar de escenario y tono completamente. Quizás algo sobre vampiros en Ravenloft, quizás algo sobre piratas y el bajo mundo de los muelles de Waterdeep, quizás algo más arcano tomado de Forgotten Realms o hasta tomar elementos de la popular serie de juegos Baldur’s Gate para contar trilogías dentro de una misma franquicia. Las posibilidades, así como la imaginación de los jugadores, son ilimitadas.
En cuanto a las actuaciones, son excepcionales. Los personajes se sienten vivos, sus acciones y respuestas son congruentes con sus personalidades y terminan siendo entrañables, por sus motivaciones, sus pasados y la forma de entregar su interpretación.
Pese al riesgo inherente de terminar siendo genérica, debido a la sobresaturación del género que hemos tenido desde que The Lord of the Rings sacudió el mundo de la fantasía medieval a principios de siglo, Dungeons & Dragons: Honor among Thieves se siente fresca con su toque único. Y eso es sumamente difícil de lograr hoy en día. Sin dudas, una película que será apreciada por los espectadores y que será recordada como el inicio de un universo cinematográfico que podría expandirse por años y hasta podría tener sus propias series de televisión a la Marvel. Sólo confiemos en que Hasbro y Wizards of the Coast no se dejen llevar por la avaricia, como ha sucedido últimamente, y terminen por matar a la proverbial gallina de los huevos de oro.
Calificación: 4.5/5