Retro-Spective: The Simpsons, cuando explotar una franquicia no era mal visto

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En busca de recuperar la atención de las compradoras que habían volteado a la nueva opción de la muñeca de su competencia, Lisa Corazón de León, la malvada corporación de la Stacy Malibú ideó un plan infalible: volvieron a lanzar la última muñeca que habían colocado en el mercado pero con un sombrero nuevo.

Lo que parece una estafa en realidad es un diabólico plan de negocios que ha sido replicado por otros gigantes del entretenimiento, como EA que cada año lanza el mismo juego pero con diferentes zapatos de fútbol, o Nintendo que cada año ha intentado vendernos el mismo Link pero con diferente gorro (y le ha funcionado bastante bien, maldita sea).

Ah, pero en los años 90, lo que para el ojo entrenado de hoy es un vil engaño, en aquella época era una práctica cotidiana y hasta agradecible. Fue bajo este contexto que apareció un videojuego que hasta la fecha es recordado como uno de los mejores títulos que pasaron por las arcades. Ahora es ilegal publicar una retrospectiva de él, así que lean rápido.

*coro celestial* The Simpsons (¡Los Simpson!)

No nos bastarían los márgenes de esta página para intentar definir los motivos por los cuales esta serie, estrenada originalmente en formato de sketches entre segmentos para el show de Tracey Ullman, obtuvo el éxito que ahora conocemos. Otros más lo han intentado y todos han fracasado (bueno, dicen que uno casi lo logra, medía dos metros, con brazos como árboles y cabello abundante, rojo como las llamas del infierno).

Dos años después de que el señor Groening logró venderle esta idea inventada en 20 minutos a James L. Brooks, un equipo de producción era comisionado para crear una serie con episodios de media hora para la FOX (esos compran lo que sea). Durante las primeras tres temporadas, Matt Groening supervisó personalmente los episodios, y aunque los dibujos eran burdos (por los bocetos que el mismo creador dio a los dibujantes) estaban todos (no es cierto) los personajes.

Y al cumplirse el deseo de la mano del mono de que los Simpson fueran ricos y famosos, se convirtieron en una industria de mil millones de dólares (con dos mil millones de ventas en sus primeros 14 meses). Playeras, tazas, muñecos de peluche, discos, mamogramas, libros, comics, llaveros, ropa interior, usura, apuestas ilegales, la franquicia metía las manos en todo.

Como la popularidad de la serie llevaba la velocidad de un tren fuera de control, había que aprovechar otros medios en los cuales pudieran aparecer los personajes. Así, además de muchos de los mejores comerciales en la historia de la televisión estadounisiana, los Simpson aparecieron en videojuegos.

Los Simpson cantan Calipso

Aunque en el haber de estos malditos springfildianos se encuentran varios títulos memorables, como Bart vs the Space Mutants, Bart vs. the World, Bart vs. the Juggernaut, Bart meets Radioactive Man y Bart’s Nightmare (¿quiere dejar de decir “Bart”?) esta cadena de títulos empezó con un juego que aprovechó lo mejor de dos mundos, algo inesperado, algo especial, algo de principios de los noventa: un beat’em up.

El 4 de marzo de 1991, Norteamérica conoció a los Simpson: el juego de arcade (y luego Japón, el 11 de agosto del mismo año). Se produjeron dos tipos de gabinetes con el juego, uno de ellos, diseñado para dos jugadores que podían elegir entre Homero, Marge, Bart y Lisa, y otra más, para cuatro jugadores, en la que dependiendo la posición de cada jugador en los controles, era el personaje que se le asignaba.

 La trama es sencilla y precisa como un juego de ajedrez bien jugado: Smithers ha robado un diamante para el señor Burns, y en su escape se estrella con los Simpson. En el encontronazo, Maggie toma el diamante como si fuera su chupón, por lo que Smithers, en lugar de arrebatárselo, secuestra a la bebé. Tu misión es pelear al lado de tu familia a lo largo de ocho niveles, golpear a los rufianes del sr. Burns, rescatar a la bebé y encontrar el mono de Jade antes de la próxima luna llena.

Para vencer a los enemigos (contratados por el perverso multimillonario, al que se le puede ver representado asustando niños en diversos grabados del siglo XVII) cada miembro de la familia tiene una forma especial de ataque. Marge usa su aspiradora, Lisa su cuerda de saltar, Bart su patineta y Homero… está muy bien también (él usa patadas y puños).

Eso ya se ha visto

Aunque la mercancía de los Simpson sigue vendiéndose como pan francés, la serie aprendió a la mala la primera regla del espectáculo: todo lo que sube tiene que bajar… sin embargo, Bob Hope lleva cincuenta años de popularidad, también Sinatra, y al lado de ellos, este juego de arcade que fue tan querido por los jugadores que en enero de 2012 se anunció un port en alta definición para el PlayStation Network que en febrero de ese año llegó al Xbox Live Arcade.

Existe otra versión hecha en 2009 para iOS, con la trama ligeramente cambiada: el Sr. Burns ha guardado los planes de su último plan malévolo “Proyecto: Operación Misión” dentro de una pequeña USB que ha guardado dentro de una dona. Smithers está encargado de cuidarla, choca contra Homero y ya conocen el resto de la historia.

¿Y por qué este beat’em up ha sobresalido de entre tantos? Parece ser que logró el equilibrio entre aquellos demasiado complicados (Battletoads, Double Dragon) y otros que se pasaron de sencillos (TMNT II y IV), lo que da como resultado un papá furioso y lo pone a la altura de otras joyas como Battle Axe.

Sí, muchas cosas han pasado desde que Konami lanzó un juego de arcade para pagar deudas de juego, y quién sabe qué más nos pueda deparar la familia favorita de Norteamérica en las consolas: poderes mágicos, boda tras boda tras boda, más juegos para celulares e incluso un desagradable título de peleas y otro de skateboarding.

Pero así es el mundo de los videojuegos: un día tienes el mejor arcade del mercado y al otro eres un perdedor trabajando en una fábrica de cajas.