Jovic evita que Serbia caiga al abismo

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El fútbol nos tiene acostumbrado a que los partidos ya no duran 90 minutos. De hecho, hasta no ver a ambos equipos en los vestuarios no se puede decir nada. Si ayer lo hizo Albania, este jueves fue el turno de Serbia, que nunca supo sacarle el agua al coco hasta que apareció Luka Jovic en la última del encuentro para firmar el empate. Lastimosamente, Eslovenia se queda con la miel en los labios.

Eufóricos, tanto aficionados como futbolistas, Serbia sigue viva. Su primer punto aún la mantiene en la pelea, pero necesita ganar en la última jornada a Dinamarca. No le queda otra. Y esperar marcadores. Tal y como se sintió durante el partido, incapaz de convertir un remate hasta esa apoteosis final, es una ocasión inesperada.

Eslovenia encerró a Serbia inicialmente. Más ambiciosa, consciente de la victoria como ruta quizá inevitable para octavos, teniendo en cuenta que la última jornada la ponía en una posición inferior frente a Inglaterra. La insistencia eslovena fue evidente desde el principio. Serbia la aguardó. Eslovenia atacó. Centró, circuló en torno al área contraria, intensificó sus acciones de medio campo para adelante y tan solo remató de verdad un par de veces en el primer tiempo, la más clara de Mlakar ante Rajkovic. El guardameta del Mallorca respondió con suma agilidad. Salvador.

Sintió el agobio Serbia, que se cerró bien… Y reaccionó. Antes de la media hora transformó el panorama del duelo. El remate de cabeza de Vlahovic, atrapado sin complicaciones por Jan Oblak, fue un síntoma. El siguiente de Mitrovic, en un córner que no acertó a despejar nadie, fue una confirmación. El partido había cambiado. Aún hubo momentos para los dos. Porque pudo ganar cualquiera de los dos, aunque el empate fuera al límite.

Si era fundamental ganar para Eslovenia, lo era aún más para Serbia, derrotada en la primera cita por Jude Bellingham, agitada por las palabras de Dusan Tadic sobre su suplencia y entre la amenaza lanzada por su federación de abandonar el torneo por los insultos de aficionados hacia sus ciudadanos en el duelo del día anterior entre Croacia y Albania. En ese entorno tan embarullado, con Tadic de vuelta a la alineación inicial, Serbia fue de menos a más ante Eslovenia. En cuanto se ajustó controló mejor a su adversario, aunque con un nuevo susto con un remate al poste de Elsnik y un rechace fuera de Sesko, pero hasta ahí permitió ya el equipo de Stojkovic, que aplacó definitivamente a su oponente.

Y se estrelló un buen rato contra Oblak, agrandado ya en el primer tiempo para interponerse en el duelo frente a Mitrovic. Insuperable entonces el portero del Atlético de Madrid, ante el autor de 40 goles en este curso con el Al Hilal de Arabia Saudí, lo fue aún más después, en los primeros compases del segundo tiempo, cuando debió surgir de nuevo ante el atacante. Ahí resurgió de nuevo Eslovenia, que contraatacó para adelantarse sobrepasada la hora del choque, cuando Karnicnik recuperó el balón en su territorio, avanzó hacia adelante, rebasó la línea de medio campo, conectó al otro lado con Elsnik y, ya sin la pelota, siguió hacia el otro área, donde culminó finalmente al jugada tras el pase de su compañero.

De nuevo, en el otro área, aún pudo empatar, con otro remate de Mitrovic, esta vez al larguero. El delantero lamentó demasiadas ocasiones falladas, nada fino en el remate, irreconocible en cuanto a su efectividad. Tuvo ajetreo a su lado Oblak, que al borde del final recibió el 1-1. Lo logró Jovic en el último córner, cuando ya nadie creía en ellos, cuando el propio seleccionador, Dragan Stojkovic, asumía, sentado en el banquillo, el desenlace.

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