La línea defensiva del Barcelona, una máquina bien entrenada para forzar la posición adelantada

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La defensa blaugrana dominó en el Santiago Bernabéu | Reuters

Es curioso que una máquina de hacer goles como el FC Barcelona (47 goles en 14 partidos) y de presionar a un ritmo asfixiante, su sello de identidad no sean las diabluras de Lamine Yamal, los kilómetros de Raphinha o el olfato de Robert Lewandowski. Lo que caracteriza por encima de todo al Barça de Hansi Flick es su sistema defensivo, esa línea de cuatro tan adelantada y sincronizada que deja en fuera de juego a todos, incluso al Real Madrid de la velocidad y a esa estrella estrellada en su primer Clásico como Kylian Mbappé. El equipo de Carlo Ancelotti cayó 12 veces en fuera de juego, cinco más que la media que suele registrar el equipo azulgrana en sus partidos de LaLiga. Fue infalible el Barça, que además se aprovechó de la desalineada defensa blanca, cómo se pudo ver en el primer tanto de Lewandowski.

Un pase filtrado lo recibió el polaco en posición legal porque, a diferencia de la línea de cuatro del Barça, Rüdiger y Militao estaban por delante de Lucas Vázquez y Mendy, que se habían hundido y habilitado al atacante. Una fotografía que se acentuó en el 0-4 de Raphinha, con el lateral gallego defendiendo de forma individual y no colectiva, hundiéndose cuando la línea estaba en la raya de mediocampo. Pero, ¿cómo lo entrena Flick? ¿Cómo se logra esa sincronía en las mañanas de la Joan Gamper?

Todo comienza con los ejercicios a pie de campo que “no son muy comunes en el alto rendimiento”, explica una de las fuentes que conoce el día a día del primer equipo y su entramado táctico. “Hay muchos ejercicios en los que de forma analítica se trabajan los movimientos de la línea de cuatro defensores. Se les enseña a entender cuándo el jugador que tiene el balón está presionado y cuándo no, y cuándo hay más riesgo para golpear en largo“, añade. Son ejercicios muy “agotadores mentalmente” porque se requiere un grado alto de concentración y de estar pendiente en todo momento de los detalles, pero que son muy efectivos porque logran que los defensas se adelanten a los delanteros.

“Lo más importante es estar pendiente de cuando el jugador que va a dar el pase agacha la cabeza para golpear. En ese segundo (o menos) es cuando el defensor da un paso adelante y la línea se sincroniza con él”, explica. Y para adquirir esa habilidad se requiere que “los jugadores estén bien perfilados, siempre están en posición lateral para decidir si corren hacia adelante o hacia atrás”.

Estos ejercicios en los que en ocasiones participa el mediocentro y a veces son los entrenadores los que lanzan balones en largo, requieren de tres condicionantes según la fuente: “El primero de ellos es que se deben hacer, y me consta que se hacen, cada semana, y deben ser muy repetitivos, porque si no, los jugadores se olvidan; el segundo, debe haber liderazgo en la defensa y jugadores inteligentes que tengan esta capacidad, y creo que Íñigo Martínez y Cubarsí lideran y saben interpretar los momentos; y el tercero está en que, con el entrenamiento, vayan interpretando todo con un mismo cerebro”.

Más allá de esos ejercicios individuales y básicos (“los trabajos de línea son poco frecuentes, aunque hay vídeos de Guardiola y de Sarri que también recurren a ellos”), hay situaciones de juego real (11vs11) donde los defensas tienen que saber cuándo el rival ha superado la presión para decidir si retroceder o no. Flick introduce un concepto que se llama la defensa elástica, y es muy difícil de ejecutar, es la defensa que no se queda clavada, que siempre está en movimiento y pendientes de los otros.

Más allá del trabajo de campo, para reforzar que el aprendizaje de la línea defensiva sea perfecto, se le añade el de vídeo. En él hay dos aspectos clave. Uno de ellos es el análisis de los entrenamientos, de los movimientos de la defensa en esos ejercicios análiticos que realizan para detectar errores o potenciar lo que se ha hecho bien. Y, por último, el estudio de los desmarques del ataque rival, de la “tendencia que tienen los delanteros” a la hora de atacar un espacio. Son los últimos detalles que también se trabajaron antes de jugar en el Bernabéu, desde dónde suelen arrancar Mbappé, Vinicius o Bellingham, y en qué momentos se le dan los pases y desde dónde.

Mucha información que no se puede procesar toda pero que, con la repetición de los entrenamientos, ha convertido al Barça en un equipo milimétrico, donde cada centímetro cuenta y se entrena. Y los rivales celebran goles que luego no son. Y se tiran de los pelos.

Con información de Relevo

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