Nico Williams, anulado y abucheado en su visita a Montjuic

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Nico Williams llegó al Estadio Olímpico Lluís Companys concentrado y escuchando música, como siempre. Como si nada de lo que sucediese a su alrededor le perturbase en absoluto, pese a que el extremo rojiblanco era el gran protagonista del choque entre el FC Barcelona y el Athletic Club tras un verano muy intenso en el que el intento de fichaje culé fue la gran novela del verano. Tras el saludo con sus amigos culés, la gran noticia llegó cuando tocó el primer balón y se escucharon pitos de los aficionados culés, que lamentan no haber podido incorporarle este verano.

Entró al césped abrazado a Alejandro Balde, su primer gran amigo del Barça y quien hizo de cicerone entre Lamine Yamal y el extremo navarro. Con el jovencísimo jugador culé esperando para abrazarle esperaban también Gavi y Fermín, sus otros grandes amigos del conjunto catalán, como quedó demostrado durante la Eurocopa y, sobre todo, en la celebración posterior al título.

Nico pasó ocho minutos sobre el césped antes de regresar a las entrañas del estadio para prepararse para el calentamiento de cara a su primer encuentro como titular esta temporada. Allí, sobre el césped, bromeó y abrazó a sus amigos en un corrillo al que se sumó después Dani Vivian. El central del Athletic, también campeón de Europa, saludó a sus compañeros en la concentración de Alemania, aunque sin la complicidad que tiene el menor de los hermanos.

En lo deportivo, Ernesto Valverde no dudó en colocarle de titular. Nico saltó a calentar junto a su hermano Iñaki, siempre de la mano incluso en el primer trote de la tarde. Tras los primeros ejercicios, se emparejó con Yuri para hacer los primeros pases de calentamiento, como es habitual en el conjunto bilbaíno ya que se emparejan por zonas del campo. Mientras, en el estadio se escuchaban leves pitos hacia los once jugadores vascos, sin personalizar en el extremo.

De más a menos

La afición del Athletic también quiso ser protagonista y disfrutar de tener con ellos al extremos. “¿Dónde está Nico Williams?”, cantaban los rojiblancos, sin encontrar respuesta de los locales. Cuando por megafonía se anunció su nombre, con el diez que ha heredado de Muniain, se escucharon unos leves abucheos.

Ya sobre el césped con la nueva camiseta del conjunto vasco, Nico saludó a todos los jugadores en el pasamanos, antes de bromear con Lamine Yamal antes del saque inicial, volviendo a demostrar esa relación tan cercana que mantienen. Una de las grandes noticias llegó cuando tocó su primer balón, recibido con leves pitos de los aficionados culés.

Estos se fueron acrecentando en los primeros minutos, sobre todo cuando pisaba campo contrario y encaraba a Joules Koundé desde la banda izquierda. Comenzó entonado, siendo protagonista con sus regates y amagando con dos disparos al palo largo que no encontraron buen destino. Sin embargo, se fue apagando al mismo ritmo que desaparecían los abucheos. En la segunda mitad apenas participó, más allá de una contra que finalizó con un golpeo desviado. Nico no ha brillado en un partido que estaba marcado en el calendario por una novela que ha durado todo el verano.

Con información de Relevo

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