Un Griezmann de colección no le alcanza al Atlético de Madrid ante el Getafe

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Antoine Griezmann celebra uno de sus goles. | Reuters

En inferioridad numérica durante más de una hora por la expulsión de Savic y superado al comienzo del encuentro por el Getafe, el Atlético de Madrid resurgió, se rebeló y se sintió ganador, golpe a golpe, hasta el minuto 90, hasta el empate de penalti de Borja Mayoral que amargó el doblete para la historia de Antoine Griezmann. Con 16 tantos en 23 partidos en esta temporada, siete en los últimos seis compromisos en su estadio, el francés ya está a la altura de los 173 goles de Luis Aragonés para compartir la cima de mejor artillero de todos los tiempos de los 120 años de existencia del club rojiblanco, aunque sin la victoria que habría redondeado una marca tan simbólica.

En los instantes finales, con el 3-2 en el 87’, con el 3-3 en el 90’, con un paradón de Oblak al final, el Atlético se quedó sin un triunfo crucial. Aún están por determinar, a expensas de los resultados del Girona y del Real Madrid, las consecuencias en la clasificación. De momento, su magnífica racha en casa de 20 triunfos seguidos terminó contra el último equipo con el que había cedido puntos: el Getafe, con el 1-1 del 4 de febrero.

No le bastó un partido de carácter y resiliencia del Atlético, que se sintió más que vulnerable con la segunda amarilla a Savic, que aún así logró adelantarse al borde del descanso y que recibió el 1-1 con el desconsuelo de lo que podía haber supuesto en un panorama tan desalentador, al que se opuso con el 2-1 de Morata y con el 3-1 para siempre de Griezmann, antes de caerse de nuevo, desfondado, hasta el 3-3.

Minuto 20. Simeone pedía calma con sus brazos, en cuanto notó que crecía el murmullo desde la grada. La puesta en escena del Getafe, un bloque muy compacto, reducidas sus tres líneas a unos metros, entre los tres cuartos de su campo y del rival, dinámico con el balón, sobre todo intenso en la presión, se le atragantó visiblemente al conjunto rojiblanco.

No es natural que no diera tres pases seguidos. Ni que Lino entregara más balones al contrario que a sus compañeros. O que Mario Hermoso fallara cada envío, cuando es un futbolista generalmente solvente en esa destreza. Tampoco parecía el día de De Paul. No sólo fue eso. No había movimiento. No había tampoco líneas de pase, acechado en su campo por el Getafe. Ni las segundas jugadas. Ni los rechaces. Nada era del Atlético. Cierto es que la aparente superioridad azulona, decreciente después, no fue nada de nada en el área. Muchos amagos, pocos remates. Dos cabezazos de Latasa y un tiro alto de Greenwood. Nada más. Al Atlético, insustancial entonces, le correspondió el remate al larguero de Riquelme, un sensacional futbolista, desbordante, de vuelta al once titular.

Equilibrado el juego, aún sin reconocerse el Atlético, aún más aparente el Getafe, Savic cometió una torpeza. Ya con una amarilla, en el minuto 15, golpeó en el braceo en el rostro de Jaime Mata. Voluntaria o no, sí pareció tarjeta. La segunda. A la ducha. El central montenegrino, indiscutible no hace mucho, hoy ofrece bastantes dudas. El partido empeoraba para el Atlético. Al menos, en apariencia. Movió rápido ficha Simeone para rearmar a su equipo defensivamente. Fuera Memphis, dentro Azpilicueta. Minuto 39. Un frustrado regreso a la titularidad del neerlandés. Tuvo una ocasión. Su remate a la media vuelta lo despejó Soria. A la vez, se trastabilló unas cuantas veces. Peleó. Sin suerte. Aún le falta para su mejor versión. Su último duelo de inicio fue el 0-7 al Rayo de agosto.

De repente, ya en inferioridad numérica, el Atlético concretó su mejor salida de balón de todo el choque hasta entonces, vertiginoso, preciso, desde Llorente, ya en el interior, a Riquelme, cambiado ya al carril derecho, desde el que puso un centro maravilloso desde todas las percepciones posibles. Una invitación al gol de Griezmann, que remató con todo, lanzándose para conectar con la izquierda el 1-0. Incontestable. No necesitó más. No fue suficiente este martes. Minuto 53. Milla abrió en largo a la entrada de Greenwood, otro fenomenal extremo. Dio una demostración en el Metropolitano. Su potente tiro lo repelió Oblak. El rechace lo concretó Mayoral en el 1-1 con la cabeza. El empate. Un impulso para el Getafe. Una amenaza para los locales, cada vez más exigidos.

El Atlético sufre. El Getafe aprieta. Cree en el triunfo. Otro trallazo de Greenwood prueba a Jan Oblak… Y, de pronto, resurgió el equipo rojiblanco. Apenas había cruzado el medio campo en todo el segundo tiempo, cuando lo atravesó por medio de un pase largo de Azpilicueta a la carrera de Llorente. Controló, se giró, se volvió a girar y puso otro centro fantástico para el cabezazo, también concluyente, de Morata. Había entrado en el 57’. El 2-1, en el minuto 64. Incrédulo, el Getafe se destruyó él mismo después. El penalti de Damián Suárez por un manotazo en la cara a Hermoso pasó desapercibido al principio para el árbitro, Munuera Montero, que aguantó a la comunicación del VAR. Se fue a verlo al monitor. Penalti. El gol número 173 de Griezmann, ya a la altura de Luis Aragonés como el máximo goleador de todos los tiempos de la historia del Atlético.

¿La sentencia? No. El 3-2 lo pospuso Oblak. Y lo marcó Óscar Rodríguez, con algo de fortuna. Minuto 87. Tres después, una mano de Riquelme, revisada y confirmada por el árbitro en el VAR, llevó hasta el punto de penalti a Mayoral. Batió a Oblak, firmó su decimocuarto gol de la temporada y terminó con la racha de 20 triunfos seguidos en casa del Atlético, que se aleja de LaLiga.

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