Enérgico empate entre Roma y Juventus en el Olímpico

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Era la oportunidad de oro para sacarse el clavo por la derrota ante el Leverkusen. Pero un testarazo de Bremer puso a la Roma en una situación compleja en sus opciones de disputar la próxima edición de la Champions League, luego de quedar a tres puntos por encima de Atalanta, pero con dos partidos más que su inmediato perseguidor, a falta de tres duelos. Un empate insuficiente para el equipo de la capital italiana, que recibirá precisamente al Atalanta en la próxima jornada, pero también valiosa tal y como se desarrolló el encuentro, entre sus ocasiones para haber ganado, pero, sobre todo, las paradas de su portero, Svilar, que voló para sostener el 1-1 del equipo local ante los ataques de la Juve.

Los dos rebuscaron hasta el final la victoria, en un vibrante partido, con momentos para cada uno de los dos; con Dybala cambiado al descanso, sin que haya trascendido si es por una lesión; con una ventaja inicial de la Roma y con el empate posterior de Juventus, con los dos goles concentrados en la primera media hora del encuentro.

La Roma golpeó primero. Rápida. Ya había estrellado un balón en el larguero Kristensen, ya había dispuesto Vlahovic, en la otra área, de una buena ocasión, cuando Dybala controló la pelota, dispuso de todo el tiempo del mundo, mientras decidía o vislumbraba el mejor pase. Demasiada concesión para un jugador de su clase, que encontró a Cristante. Su tiro lo rechazó Gatti. El rebote lo transformó Lukaku en el 1-0.

En el minuto 15, dentro de su potente inicio, el equipo de De Rossi ya vencía en el marcador del Olímpico, en un duelo crucial para sus aspiraciones. Un paso adelante, tal y como estaba el encuentro, hasta que, a la media hora, Bremer se elevó más que nadie, poderoso en el salto ante Diego Llorente y Kristensen, para establecer el empate.

Ya sin Dybala, cambiado al intermedio, la segunda parte también se expuso a las alternativas, mientras Weah se jugó la segunda amarilla. Su entrada pudo merecerla. Para De Rossi, la mereció sin duda. Sus protestas lo evidenciaron con nitidez. Allegri lo temió también. Enseguida lo cambió, reemplazado por Kostic, para proteger a su equipo de una posible inferioridad numérica.

Entonces apareció Chiesa, cuyo buen partido y cuyo disparo lo repelió la estirada de Svilar. En la otra área, Szczesny voló para negar el 2-1 a Kristensen y al equipo local, que también sintió los apuros, encomendado de nuevo a su guardameta en la otra área, con una gran parada a un remate de Kostic que pudo haber cambiado el choque. Después repitió Svilar en otro cabezazo a Milik para retener un empate que no le vale del todo a la Roma, pendiente de los resultados de Atalanta, con dos partidos menos, para ser quinto. La última ocasión fue suya, de Abraham, ya en el tiempo añadido. La paró Szczesny.

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