Vlahovic le corta las alas al Atalanta en la final de la Coppa Italia
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La Coppa Italia tiene amo y dueño. No es casualidad que en la década exista un club que haya levantado tantas veces este torneo como la Juve. Con el de hoy, ya son seis de las últimas diez ediciones. Y bastaron cuatro minutos para bajar el telón. Vlahovic, el héroe de muchas batallas, fue el encargado de desatar la locura en el Olímpico de Roma gracias a su tempranero tanto. Un daño del que nunca pudo reponerse la dea, que ve cómo pierde la primera de las dos finales que ha alcanzado.
El encuentro reunía a dos dinámicas totalmente contrarias en los últimos meses. Los de Gasperini estaban ante su primera final del año, pues también disputarán la de Europa League ante el Leverkusen de Xabi Alonso, y ante la tercera final de Copa en los últimos cinco años; mientras que la vecchia signora acumulaba seis partidos seguidos sin ganar y los rumores de cambio en el banquillo para la próxima temporada eran más fuertes que nunca.
Pero una final es una final. Y a la Juve no le tembló el pulso como le pasó al Atalanta para maquillar su mala temporada. Porque desde que pitó el colegiado el inicio, los de Allegri se creyeron que podían ganar, perdieron el respeto al partido mientras que los de Bérgamo se vieron sobrepasados por la situación, por pensar que estaban ante la oportunidad de oro de ganar el segundo título de su historia tras aquella Copa de 1963.
Una sequía que pesó demasiado en los primeros minutos, en los que una mala organización en una basculación de la defensa bergamasca propició el balón al hueco para Vlahovic, que peleó con Hien cuerpo a cuerpo, se buscó el espacio y definió con la diestra para superar a Carnesecchi en el minuto 4. Un golpe doloroso nada más comenzar el partido. Consiguió reponerse el Atalanta, pero la Juve fue una roca y, aprovechando que Scamacca no estaba por sanción, se centró en anular a De Ketelaere, uno de los jugadores más en forma de los de Bérgamo, desaparecido totalmente en los 45 minutos que jugó.
Superiores los de Allegri en la primera mitad, con oficio, con madurez, con aplomo; llegó el momento de la ‘Dea’ en la segunda mitad, con un inicio mucha más reconocible que en la primera mitad, con un disparo de Lookman que pasó muy cerca de la portería de Perin y un testarazo de Koopmeiners. Una jugada polémica porque Iling Junior estaba en el suelo por un pelotazo y el Atalanta no detuvo el juego. Pero incluso con esas, fue la Juve la que tuvo las grandes ocasiones. Especialmente clara fue una contra que condujo Chiesa, que definió Vlahovic y que no entró por la gran intervención en el último momento de De Roon, que se lesionó en esa misma acción.
Llegó incluso a aumentar la ventaja con otro gol de Vlahovic, finalmente anulado por fuera de juego previo antes de dar comienzo a unos minutos finales de descontrol total. Porque la dea no bajó los brazos y Lookman estuvo muy cerca de poner el empate con un disparo que se topó con el palo; y porque la Juve no se encerró atrás y el travesaño evitó el tanto de Miretti. Pero especialmente nervioso estaba Allegri, en lo que puede que haya sido su último título con el equipo de Turín.