André Jardine, el cambio de mentalidad y la solidez defensiva entre las claves del campeonato del América
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El América consiguió una hazaña histórica en la liga mx. La institución azulcrema se convirtió en el primer tricampeón en los torneos cortos del fútbol mexicano, y el primero en llegar a 16 títulos. El camino hacia el campeonato fue aún más difícil que en las últimas ediciones. A media temporada, el equipo se encontraba fuera de los puestos de clasificación y con pocas esperanzas de poder codearse con los mejores del certamen. Pero eso no fue suficiente para detener a este equipo, que gracias a diversos factores fue capaz de voltear su situación y alcanzar la gloria.
André Jardine
La pieza central de este cambio fue el entrenador André Jardine. El brasileño aprovechó el parón internacional para adoptar un nuevo esquema táctico, e imprimirlo a cada uno de sus futbolistas. El equipo afrontó la liguilla con una línea de cinco y dos contenciones, a diferencia de su tradicional 4-2-3-1 de la fase regular.
Pero no solo fue eso. Jardine, que se ganó el apodo del ‘ajedrecista’, no tuvo miedo de rotar a sus jugadores, ajustándose exactamente a las exigencias de cada rival. Para cada serie, el exSan Luis fue capaz de entender a su oponente, y encontrar la forma de neutralizar sus ataques y hacerles daño en defensa, con un planteamiento diseñado únicamente para cada enfrentamiento.
Cambio de mentalidad
Pero no solo hubo un cambio en el esquema táctico de los azulcremas, también se vio un cambio en la mentalidad de sus futbolistas. La plantilla dejó atrás la ‘bicampeonitis’ y recuperó el enfoque de cara al partido de Play In ante Tijuana y los cuartos de final contra Toluca.
“Volvimos a creer en lo que éramos. Es normal que después de tantos triunfos, de venir de un bicampeonato, haya un momento de duda. Le pasa a muchos equipos grandes del mundo. Tenemos ahora el ejemplo del Manchester City. Es un poco eso. Veníamos de ganar tanto. Llega un momento en el que los equipos ya saben como jugar contra ti. Pero al final volvimos a creer en nosotros, volvimos a ser nuestra esencia, lo que es el Club América, la grandeza que tiene y pues levantar un tricampeonato histórico. Primeros en la historia de los torneos cortos, es increíble”, explicó Álvaro Fidalgo tras el encuentro.
Experiencia en finales
La experiencia en estas instancias también fue un factor determinante para que el América pudiera levantar el tricampeonato. Los futbolistas capitalinos ya sabían lo que se necesitaba para triunfar en estas instancias, y esa trayectoria pesa, contra un Monterrey que solo mantiene a dos futbolistas de su último equipo campeón.
Solidez defensiva
El cambio de esquema trajo consigo una nueva línea defensiva para Las Águilas, que los rivales se tardaron en averiguar. De los ocho equipos que clasificaron a la Fiesta Grande, el América fue el segundo más goleado de la fase regular con 21 tantos permitidos, pero estos números cayeron drásticamente durante la Liguilla.
En su camino a la final, el conjunto de Jardine enfrentó a Toluca y Cruz Azul, las dos mejores ofensivas de todo el certamen. Los Diablos Rojos, que acabaron el torneo con 38 tantos y una goleada de 4-0 sobre los azulcremas, no lograron romper la sólida línea de cinco que estrenó Jardine en la Liguilla. La Máquina, quien también les marcó cuatro en la fase regular, no pudo marcar por solo la segunda ocasión esta temporada en el partido de ida.
Ramón Juárez se consolidó como la gran figura de este ajuste táctico, dominando por completo el eje de la zaga durante las tres series. El joven mexicano destacó por su solidez, y capacidad para mantener la estructura defensiva junto a Israel Reyes y Sebastián Cáceres. La buena armonía entre la tercia de centrales, permitió a Kevin Álvarez y los laterales izquierdos incorporarse más en el ataque y generar peligro por los costados.