México es conocido por brindar color y emoción a los eventos deportivos, y el fútbol, siendo el deporte más popular del país, atrae a una gran cantidad de fanáticos. Sin embargo, la afición mexicana también ha adquirido una triste reputación de generar disturbios y, en los últimos años, se ha ganado lamentablemente la etiqueta de violenta. Los incidentes ocurridos en el encuentro entre México y Qatar en la fase de grupos de la Copa Oro son solo un ejemplo más del lado oscuro que se ha manifestado en una parte de la sociedad a través del fútbol.
Dentro de la Liga MX, se han presenciado eventos de violencia que han dejado heridos y una imagen pésima para el país y el fútbol nacional. Estos episodios violentos han ocurrido en varios estadios de México, desde balaceras en Torreón hasta enfrentamientos entre barras y agresiones con butacas en los estadios. Un ejemplo especialmente trágico ocurrió en marzo de 2022, durante el partido entre Querétaro y Atlas, donde hubo una gran cantidad de heridos de gravedad.
La violencia física no es el único problema que enfrenta la afición mexicana. También ha habido múltiples episodios de discriminación, en particular con respecto al grito homofóbico que aún persiste en el fútbol mexicano. A pesar de los esfuerzos por erradicarlo, este comportamiento irrespetuoso y ofensivo continúa siendo una mancha en la afición.
La mala fama en los mundiales
Además de la violencia y la discriminación, el mal comportamiento de la afición mexicana ha trascendido fronteras y ha generado episodios bochornosos en los mundiales. Desde detener el Tren Bala en Japón hasta faltarle el respeto a la bandera de Rusia, la afición mexicana ha dejado una imagen negativa en eventos internacionales. Uno de los incidentes más destacados fue el ocurrido en París, donde la antorcha olímpica fue apagada por un aficionado mexicano, lo cual generó indignación y críticas hacia el comportamiento irresponsable de algunos seguidores.
Es importante destacar que estos comportamientos violentos y bochornosos representan solo a una parte de la afición mexicana. La mayoría de los fanáticos son apasionados y disfrutan del fútbol de manera pacífica y respetuosa. Sin embargo, es fundamental abordar y condenar enérgicamente estos actos de violencia y discriminación, y promover una cultura deportiva basada en el respeto y la convivencia sana.
Las autoridades, los clubes, los jugadores y los propios aficionados tienen la responsabilidad de trabajar juntos para erradicar estos comportamientos negativos. Se requiere una combinación de medidas, como la implementación de una seguridad efectiva en los estadios, la educación y concienciación de los fanáticos sobre el impacto de sus acciones, así como sanciones más estrictas para aquellos que incurren en actos violentos o discriminatorios.