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La selección mexicana podrá no tener Mundiales ni Copas América en sus vitrinas. A decir verdad, los logros deportivos son mínimos para el equipo mexicano. Pero, dentro de tantos años de fracasos e ilusiones, hay algo que sólo el equipo tricolor puede presumir.
Ni la cinco veces campeona del mundo Brasil, tampoco la poderosa Alemania y mucho menos la vigente campeona del mundo Argentina.
Sólo México puede jactarse de ser local en dos países distintos y, aunque eso no necesariamente es una buena noticia, el fenómeno selección mexicana en Estados Unidos es algo incomparable a nivel mundial.
Todo empezó en Los Ángeles en 1973. México ya había disputado partidos en Estados Unidos, pero todos ellos en calidad de visitante y ante la selección de las ‘barras y las estrellas’. Fue aquella noche de agosto que todo cambio por completo. México fue local ante Polonia en suelo norteamericano y la respuesta por parte de la afición angelina fue sorprendente. Para los directivos mexicanos fue como haber encontrado una mina de oro.
En los 70´s fueron cinco partidos. En los 80´s la cifra subió a nueve. Pero fue en los 90´s que los amistosos, o para algunos ‘los moleros’, realmente explotaron por todo norteamerica al haberse disputado 37 encuentros en esa década.
Los Ángeles, Dallas, Oakland, San Jose, Chicago, San Diego, las principales ciudades.
Llegando al Siglo XXI, el tour estadounidense alcanzó los 53 partidos; plazas como Phoenix y Houston aparecieron como nuevos mercados a explotar.
Contratos multimillonarios, rivales cada vez de peor nivel y taquillas a reventar como resultado de aquella iniciativa por experimentar el mercado hispano en el país vecino.
La cifra más alta se alcanzó en la década pasada con 58 partidos. Un promedio de casi seis amistosos por año, traducidos en seis taquillas de, al menos, 50,000 espectadores, para un aproximado de 300,000 tickets vendidos por año. Tomando en cuenta que para el juego a disputarse mañana en Charlotte, los boletos más económicos están en 40 dólares y que los más caros llegan hasta los 300, lo recaudado por cada taquilla se acerca a los 9 millones de dólares por partido. Nada mal, ¿no?