Cyber-homeless y refugiados de cafés Internet en Japón 

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refugiados café internet Japón
Shiho Fukada/Panos Pictures

Como hemos visto en numerosas ocasiones, Japón es una nación llena de contrastes, de situaciones sociales que, para nosotros desde occidente, es muy difícil comprender. Un fenómeno del que quizás hayas escuchado hablar es el de las personas que viven en cafés Internet, como si fueran sus hogares. Los llamados refugiados de cafés internet en Japón son individuos de todos los trasfondos y con historias sumamente diversas, pero con algo en común, sus contextos los llevaron a habitar un cubículo sumamente pequeño, eso sí, rodeado de todo el manga que puedan leer, una computadora de alto rendimiento y una gran pantalla, para poder entretenerse. Ya vimos qué es un otaku, qué es un hikikomori y, ahora, conoceremos a los refugiados de cafés Internet. 

En Japón, sobre todo en las grandes ciudades, como Tokio y Osaka, es muy común encontrar cafés Internet o cafés manga, como también se les conoce, que están abiertos 24 horas. Estos sitios son impresionantes por sí mismos, y una gran atracción para cualquier que visite la nación del Sol Naciente. Por una fracción de lo que cuesta una habitación de hotel, cerca de 2000 yenes o 20 dólares, uno puede hacer uso de un pequeño cubículo por hasta 12 horas, o más, dependiendo del lugar. En este espacio, normalmente techado, con diversos grados de privacidad, hay una colchoneta o tatami, una computadora, una pantalla y, en ocasiones, consolas de videojuegos. Además, la mayoría de estos establecimientos tiene una biblioteca inimaginable de manga, disponibles para todos los usuarios, así como máquinas expendedoras de comida, máquinas de bebidas, que en ocasiones suelen ser de cortesías, baños y hasta regaderas. Y si bien para un turista quedarse una noche en un café Internet podría ser un sueño hecho realidad, para muchos japoneses la realidad es muy distinta, a veces más cruda y dolorosa. 

Hacia 2020, se estima que cerca de 15,000 personas solamente en Tokio viven efectivamente en alguno de estos establecimientos, como refugiados de cafés Internet. Y las razones para su estancia prolongada pueden variar. En algunos casos, por ejemplo, la necesidad nace por los altísimos costos de vivienda en áreas metropolitanas, como las de Tokio. Los trabajadores no ganan lo suficiente o prefieren no gastar su salario en rentas elevadas por espacios diminutos, por lo que optan por vivir en estos cafés Internet. Hay otros casos, por ejemplo, de personas que, pese a tener una casa propia, deciden quedarse a dormir en cafés Internet. Esto, de nuevo, debido al trabajo. Dada la estricta cultura laboral en Japón en la que los empleados suelen quedarse mucho más tarde de su hora de salida, y las largas distancias que deben recorrer en transporte público, que pueden ser de una hora y media hasta 3 horas, estas personas prefieren quedarse a dormir en cafés Internet entre semana, más cerca del trabajo, e ir a sus hogares sólo durante fines de semana. En estos casos, se trata más de comodidad que de necesidad. Después de todo, es preferible quedarse a dormir en uno de estos sitios que tener que atravesar la prefectura en tren, de todos modos, dormido. 

A partir de los acontecimientos de la pandemia en 2020, los refugiados en cafés Internet sufrieron un cambio drástico en su forma de vida. En principio, los establecimientos tuvieron que cerrar, debido a las restricciones sanitarias. Para las autoridades, era impensable asumir el riesgo de contagio de tantas personas que vivían en un mismo espacio cerrado tan pequeño, por lo que los refugiados de cafés Internet se quedaron sin refugio. Esto, en turno, puso de manifiesto el verdadero problema de las personas sin hogar en Japón, ya que sin una forma de “vivienda” costeable, se vieron obligados a vivir en las calles o refugios temporales. A estas personas se les conoce como cyber-homeless, ya que, de no ser porque pueden acceder a los cafés Internet, vivirían sin hogar, posiblemente en la calle. 

Lo curioso es que, una vez levantadas estas restricciones, no sólo regresaron ellos, sino que el número de refugiados aumentó. Debido a que muchos negocios cerraron por la pandemia, a los despidos masivos, la falta de oportunidades de empleo y, en general, a la crisis económica derivada de la crisis sanitaria, muchos podían sólo pagar estos lugares y ya no una renta regular, por lo que el número de refugiados fue en aumento desde 2020. 

Así es como podemos ver que, contrario a lo que podríamos pensar, los refugiados de cafés Internet no son todos cyber-homeless, pero tampoco son todos personas aficionadas a los videojuegos y el manga. Sino que son personas que, debido a sus circunstancias, principalmente laborales, tienen en los cafés Internet, literalmente, la mejor alternativa posible para vivir. Y, aunque parezca el sueño de muchos, puede que en realidad estén viviendo una pesadilla que se ha vuelto su día a día. Todo depende, claro, de cómo se mire. Porque para unos, es similar a tocar fondo, mientras que para otros, estos espacios ofrecen una oportunidad de seguir adelante pese a los tiempos difíciles. 

Los cyber-homeless en Japón son un fenómeno casi único de la nación isleña, y es que podríamos pensar en qué sucedería si establecimientos similares abrieran en nuestro lado del mundo. ¿Para evitar pagar renta, cuántas personas vivirían en un café Internet en América Latina? ¿Ayudaría a mitigar el problema de la gente sin hogar?