Un guantelete dorado para la mano izquierda, con una gema en cada nudillo y un óvalo en el dorso donde puede caber una más. Un artefacto poderoso rodeado de misticismo, adorado por un tirano loco de poder. Así es, nos referimos a la mano incorrupta de Santa Teresa de Ávila. ¿Qué? ¿Pensabas que se trataba del Guantelete del Infinito? Entonces esta información te interesa.
Te presentamos la mano incorrupta de Santa Teresa de Ávila, una reliquia de la iglesia católica que data del siglo XVI; posible inspiración del guantelete del infinito. Este guantelete, el de Santa Teresa, no el de Thanos, hecho de plata dorado adornado con piedras preciosas y semipreciosas contiene la mano de Santa Teresa de Ávila, una figura importante en el catolicismo, perteneciente a la orden de las Carmelitas. ¿Por qué su mano está guardada en un artefacto tan elaborado? Santa Teresa de Ávila fue monja, escritora, mística y, eventualmente, mujer santa. Su persona estuvo rodeada de supuestos poderes místicos desde su vida; incluso se decía que podía levitar durante sus éxtasis, y terminó escribiendo libros relevantes hasta nuestros días.
Al fallecer en un viaje lejos de su comunidad, el convento en el que se alojaba decidió quedarse con su cuerpo. Su comunidad lo reclamó, por lo que procedieron a exhumarlo, pero, al hacerlo, se dieron cuenta de que su cadáver estaba incorrupto, en estado de preservación perfecto, aunque sus ropas habían sucumbido a la putrefacción. Esto era una clara señal de la santidad de la religiosa, por lo que, como era costumbre, todos querían una parte de su cuerpo para mantener como reliquia. Se acordó, en primer lugar, cortar una mano de la santa, a cambio de su cuerpo, y ésta, para preservarla en el esta incorrupto en el que se halló, fue puesta en el guantelete relicario. De hecho, el óvalo del dorso, en donde debería ir la gema del alma, si fuera el guantelete del infinito, es transparente, para mostrar el estado de la mano, libre de mácula, y para que los estigmas de la mano sean visibles. Pero ya llegaremos a eso.
La mano incorrupta viajó junto con las Carmelitas durante siglos, incluso tras su expulsión de Portugal, hasta que terminó en España, en el convento de las Carmelitas Descalzas de Ronda. Pero aquí es cuando se pone más interesante. ¿Recuerdan que mencionamos que la mano era adorada por un tirano loco de poder, como Thanos? Bueno, en nuestro mundo, ese loco fue el general Francisco Franco. Durante la Guerra Civil Española, Franco, un católico devoto, al borde del fanatismo, ordenó el saqueo del convento y se adueñó de la reliquia. Se dice que el general era sumamente apegado a la mano incorrupta de Santa Teresa de Ávila, que dormía junto a ella, ya que la ponía siempre en su mesa de noche, y que, incluso, al morir, el artefacto estaba junto a su almohada. ¿Un tirano obsesionado con un guantelete sagrado? ¿Dónde hemos escuchado eso antes?
Volviendo a los estigmas, es decir, las marcas de las heridas de cristo que se manifiestan en personas santas de acuerdo con la tradición católica, podemos notar un paralelismo interesante con los usuarios del guantelete del infinito. Mientras que la mano guarda vestigios en forma de heridas santas en la mano, prueba del poder de Dios, todos los usuarios del guantelete del infinito en Infinity War y Endgame terminaron con heridas en su cuerpo al usar el poder casi de dios que otorga: Hulk y Thanos sufrieron estragos severos en la parte del cuerpo donde estaba la mano que usaron para chasquear los dedos (y en el caso de Thanos, para destruir las gemas) y Tony Stark murió a causa de las quemaduras y destrucción de la mitad derecha de su cuerpo tras usar el guantelete.
Pero todo esto es circunstancial, ¿no? ¿Cómo podemos estar seguros de que el ilustrador del guantelete original se inspiró en esta reliquia del catolicismo? Déjame presentarte a Jim Starlin, el creador de Thanos y guantelete del infinito, tanto por escribir su historia como por dibujarlos. Starlin fue criado católico y asistió a una escuela primaria católica; inclusive, en la misma área donde vivía de niño, Berkeley, Detroit, hay una parroquia dedicada a, adivinen quién, a Santa Teresa de Ávila.
La primera aparición de Thanos fue en 1973, mientras que la primera aparición de las gemas del infinito fue en 1976, pero la primera vez que las gemas y Thanos se unieron por medio del guantelete fue hasta la publicación de Silver Surfer #44, en 1990, en la saga del Guantelete del Infinito. Esto quizás no suene a mucho, pero consideremos que, en los años 70, era muy difícil encontrar una imagen de la mano incorrupta de Santa Teresa si no se sabía qué buscar; no había Internet y no es algo que se enseñe en las escuelas, a menos que seas católico y asistas a una parroquia dedicada a esta figura, claro. Pero lo verdaderamente interesante es que la primera aparición de las gemas del infinito se dio el mismo año en el que la reliquia sagrada fuera devuelta a la orden de las Carmelitas en el monasterio de Ronda. Franco estaba muerto, la Guerra Civil había terminado y, al ser una de las santas más famosas de España, la noticia se conoció ampliamente, sobre todo entre los devotos católicos. ¿Coincidencia?
Imaginemos la escena. Jim Sterlin, con un profundo bagaje católico, conocía la historia de Santa Teresa de Ávila y su reliquia. En 1976, se enteró de que la mano fue devuelta a sus legítimas dueñas y en ese momento se llena de inspiración al ver el guantelete. Piensa en las gemas y decide escribir una historia sobre ellas. Piensa en Franco y su devoción a un artefacto místico y, en su mente, se siembran las primeras semillas de lo que sería la saga del guantelete del infinito. Y no es que sea algo malo ni mucho menos, al contrario, los grandes artistas encuentran inspiración en lo que conocen y en lo que han vivido, es cómo lo transforman y lo utilizan para contar sus historias lo que lo vuelve impresionante.