¿Los japoneses de verdad trabajan demasiado? ¿Qué es el Karoshi?
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Quizás hayas escuchado sobre la cultura de trabajo de Japón, siempre como referentes del esfuerzo, la dedicación y la disciplina. Pero detrás de esta eficiencia laboral, hay un lado oscuro que se ha discutido ampliamente a lo largo de las décadas, el trabajo excesivo, que lleva, entre toras cosas a la depresión, la ansiedad, el suicidio y hasta la muerte por causa de agotamiento físico. Y esto no sucede únicamente en industrias específicas, sino que es algo que ha permeado por completo en la cultura laboral de la nación del sol naciente. Conozcamos qué es el Karoshi, la muerte provocada por el exceso de trabajo.
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Para empezar, un poco de historia. Tras la derrota que sufrió Japón en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno buscó cambiar su postura imperialista y, en vez de dedicar esfuerzos para robustecer su ejército, que ya de por sí estaba prohibido, optaron por incrementar su productividad como país. Esto llevó a que, entre 1960 y 1990 se diera lo que se conoció como el milagro económico japonés. Gracias a la dedicación y el esfuerzo de los trabajadores nipones, Japón se colocó hacia la década de los 80 como la segunda potencia económica del mundo, sólo debajo de Estados Unidos, y los productos hechos en Japón eran sinónimo de calidad e innovación tecnológica. Esto llevó a la noción de que, mientras más se trabajara, mejor sería tu recompensa económica dentro de la empresa, porque era cierto. Trabajar más significa producir más y producir más significaba tener mayores ganancias. A esto hay que sumar también la idea de que, durante los años del boom económico en Japón, se tenía la idea de los trabajos vitalicios. Las empresas ofrecían seguridad laboral para sus trabajadores y, si entrabas en un trabajo saliendo de la universidad, 95% de las veces ibas a quedarte en esa compañía toda tu vida, ascendiendo en la escalera corporativa. Siempre que acataras las reglas y pusieras toda tu dedicación en el trabajo.
Un segundo punto para considerar es que Japón es una nación de colectivos y no de individuos. En Japón, se valora la conformidad, que no resaltes, que formes parte de la sociedad y sigas sus normas y convenciones. Esto aplica también en lo laboral, en el que debes seguir las reglas no escritas, que incluye obedecer las políticas de los jefes, quienes crecieron durante la era del boom y siguen creyendo que trabajar en exceso es la manera de salir adelante. Esto se debe principalmente a que Japón es una Nación azotada por todo tipo de desastres naturales, desde tiempos inmemoriales. En Japón, se encuentra 210% de todos los volcanes activos del planeta, se registra 20% de todos los terremotos escala 6 o superior, y hay ataques constantes de tifones y huracanes. Por lo que se desarrolló, para sobrevivir, un instinto de comunidad. El que no ayudara, el que fuera egoísta y viera sólo por sí mismo era exiliado del grupo social, porque su actuar podría, literalmente, costar vidas, al no pensar primero en la comunidad.
Todo esto nos lleva al karoshi, la muerte provocada por el exceso de trabajo. Los trabajadores japoneses, sobre todo los llamados salaryman o asalariados, regularmente oficinistas, tienen toda esta carga ideológica tras de ellos, lo que los lleva a tomar turnos eternos, de hasta 100 horas a la semana. Eso es 20 horas diarias si se trabaja de lunes a viernes, o unas 16 horas y media si se trabaja de lunes a sábado, que es regularmente lo que sucede. De hecho, en industrias las de la animación, tan prevalente en Japón gracias al anime, hay casos de trabajadores que sólo descansan 4 días por mes, incluyendo fines de semana, y que trabajar al menos 12 horas diarias, lo que los lleva a recibir pagos de apenas $30 dólares por día, muy por debajo de lo que podría considerarse el salario mínimo en esa profesión.
Esto, claro, también tiene que ver con los días libres por ley, como las vacaciones y días festivos. Se estima que Japón es el país que menos vacaciones se toma, no porque no tengan días libres, sino porque los empleados no quieren tomar descanso. Esto, de nuevo, por su sentido de comunidad y responsabilidad hacia el otro. Ya que, si ellos descansan, significa que están dejando sus responsabilidades sobre otra persona, y se sienten culpables por ello. Existe un sentido de no querer ser una carga o molestia para otras personas en toda la cultura japonesa y el trabajo es una parte de ello.
Lo peor del asunto es que, muchas veces, esto lleva a problemas con el alcohol. Para liberar tensión, los empleados japoneses suelen ir a beber de manera regular saliendo del trabajo, con sus compañeros de oficina. Pero también con los jefes, ¿y qué crees? Que ir a beber tampoco es opcional. Si bien no es legalmente obligatorio, es parte de las convenciones sociales que debes acatar, si no, no eres visto como un buen empleado que forma parte de la familia que es la empresa. Eres un trabajador japonés, trabajas horas extra sin que te las paguen, no puedes irte a tu casa antes que tu jefe y, cuando decides irte, te invitan a beber y no puedes decir que no. Llegas a tu casa a las 3 am y tienes que ir a trabajar al día siguiente a las 9, pero como el transporte público se llena muy rápido, tienes que salir a las 7. Todo para trabajar más de 14 horas diarias, sin que te paguen lo justo, y ni pienses en irte de vacaciones. Esto puede llevarte a sentirte deprimido, a tener problemas en tus relaciones personales, a desarrollar ansiedad, a estar agotado, al suicidio o, incluso, si tu cuerpo no da para más, porque no le das suficiente cuidado y descanso, a caer muerto en el tren de vuelta a tu casa.
Karoshi es un tema que incluso el gobierno de Japón ha intentado atacar, pero sin mucho éxito, ya que limitó las horas de trabajo a un máximo de 100 por semana, ya con horas extra. Que sigue sin resolver el problema de fondo, que los trabajadores japoneses no hacen eso por obligación, sino que hay una internalización de la idea de que para tener éxito hay que trabajar en exceso. En occidente solemos decir que no vivimos para trabajar, sino que trabajamos para vivir. En Japón, por el contrario, pareciera que ellos viven para trabajar y mueren por el trabajo.