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La piratería es mala para los videojuegos, ¿cierto? ¿y si te dijéramos que no necesariamente? Si bien la piratería es una práctica ilegal a todas luces y juegos como Game Dev Tycoon hablan de lo perjudicial que es, hay otra cara de la moneda.En muchos mercados, sobre todo los de países en vías de desarrollo, la piratería les abre las puertas a los jugadores para acceder a títulos que, de cualquier modo, no habrían comprado.
Pero no sólo eso, sino que la piratería ha tenido el poder de impulsar la venta de consolas.Por ejemplo, el GameCube, debido a sus minidiscos, se volvió muy caro de piratear. Como consecuencias, sus ventas en China y el sudeste asiático fueron deplorables. En cambio, el Wii fue un éxito de ventas, porque regresó el disco regular, más fácil y barato de piratear, y la consola en sí misma era fácil de chippear y de meterle apps homebrewed.
Pero quizás el caso más famoso fue el de Pepsiman. Ese juego fue exclusivo de Japón, un título promocional que nunca tuvo que haber llegado a Latinoamérica y, sin embargo, muchísimos jugadores lo recuerdan con cariño, gracias a lo pirateable del PS1. No por nada el PS2 es la consola más vendida de la historia, guiño guiño.