¿Es el fin de las consolas? 

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Hubo un tiempo en el que pensar en videojuegos era pensar irremediablemente en consolas. Y, sí, las PCs siempre han estado presentes, pero desde la introducción del Atari 2600, que nos permitió llevar la experiencia del arcade al hogar, hasta la aparición del NES, que dio un nuevo respiro al gaming tras la caída del 83, las consolas han sido el corazón del gaming. ¿Cómo olvidar la guerra de consolas entre Nintendo y SEGA de los 80 y 90? ¿O la sagrada trinidad de Microsoft, Sony y Nintendo desde los primeros años de este siglo? Pero, gracias a factores como la democratización del gaming a través del gaming móvil, al incremento exponencial en el número de títulos disponibles para PC y a la eliminación paulatina de juegos exclusivos para consola cabe preguntarnos, ¿será el fin de la era de las consolas? ¿Tiene sentido comprar una consola cuando puedes jugar lo mismo en una PC, pero con mayor calidad gráfica? ¿Por qué las compañías venden consolas con pérdidas en primer lugar? Y ¿Qué tiene que decir Nintendo sobre todo esto? Trataremos de responder la pregunta de si las consolas están llegando al fin de su vida. 

En esencia, las consolas surgieron a partir de una necesidad: llevar la experiencia del juego de los arcades al hogar. Sin tener que ir a otro sitio, sin tener que pagar cada vez que juegas y con la facilidad de tener una biblioteca de juegos tan grande como tu presupuesto y tu gusto. En un inicio, todo mundo y su abuelita querían tener su propia consola, pero fueron Nintendo y Sega quienes se consolidaron como los reyes absolutos y se declararon la guerra. En ese entonces, tenía sentido elegir entre una consola u otra. Era Mario contra Sonic, potencia gráfica contra jugabilidad. Colecciones de juegos distintas para cada consola. Y, sí, siempre hubo juegos en PC, pero no todos los juegos de consola estaban disponibles en Pc y viceversa. Y es ahí donde Microsoft entró a cambiar el nombre del juego. La compañía quiso producir una computadora que únicamente fuera destinada para el gaming, un sistema de entretenimiento que no fuera otra cosa que un vehículo para el Direct X, con lo que crearon el Direct X Box, conocido posteriormente como el Xbox. Más o menos por las mismas épocas, Sony había sido traicionado por Nintendo y se quedaron con un prototipo y las ganas de incursionar en el gaming, con el fallido Nintendo PlayStation, que reconstruirían como el primer PlayStation. Así es, el Xbox es y siempre ha sido una versión menor de una PC. En tanto que la apuesta de Sony fue por otro lado y prefirieron innovar en juegos exclusivos, joyas del gaming que jamás encontrarías en la PC, copiado del modelo de Nintendo. Eso sí, las consolas de esta era se vendían como centros de entretenimiento, de ahí que también pudieran reproducir música, ver fotos y hasta reproducir películas. En un punto, el PlayStation 3 era, incluso, el reproductor de Blu-ray más barato del mercado.  

Con esto como antecedente, veamos el estado actual del gaming y las consolas. Por un lado, tenemos a la PC, con sus capacidades gráficas y de procesamiento superiores a las de cualquier consola. Y su mayor flaqueza, la falta de exclusivos, se ha venido hecho cada vez más pequeña con los años. Pero esto no es nada nuevo. Desde el inicio, Microsoft ha sido partidario de portear sus exclusivos a PC, desde el primer Halo, pasando por los Gears of War. Ahora, con el Game Pass, las bibliotecas son prácticamente las mismas y, al menos del lado de Xbox, prácticamente no hay juego “exclusivo” que no tenga planes de ser posteriormente porteado. En cuanto a Sony, antes sumamente conservador con sus juegos exclusivos, ahora tenemos la noticia de que no sólo tiene planes de portear cada vez más juegos, sino de que hasta tendrá su propia sección en tiendas digitales para juegos first-party y hasta compró un estudio especializado en el porteo de juegos a PC. Sony quiere seguir el modelo de Microsoft y ofrecer sus propiedades también en PC, con lo que retira de tajo uno de los principales incentivos para comprar un PlayStation 5. 

Hablando del PlayStation 5, esta consola es cara, difícil de encontrar e inferior, incluso, al Xbox Series X. Quizás su único punto redimible sea la implementación de la tecnología de respuesta háptica del DualSense, pero nada que sea incompatible con un porteo futuro. El mismo argumento se puede hacer para el Xbox Series X. Pero esta consola al menos tiene la ventaja de ser retrocompatible con prácticamente toda la biblioteca de juegos de Xbox. Sin embargo, Microsoft tiene planes de utilizar la tecnología de XCloud para que los usuarios de Xbox One y hasta las personas con SmartTvs puedan acceder a juegos de Xbox Series X desde estos dispositivos sin tener una consola. Todo gracias al poder de procesamiento de los servidores propios de Microsoft y a las velocidades de Internet cada vez más altas y accesibles. 

¿Por qué comprar una consola nueva entonces? Lo cierto es que, al menos en cuanto al PlayStation 5 y al Xbox Series X, no hay una razón de peso. Es más, ni siquiera estas compañías tiene razón para seguirlas haciendo. El Xbox series X se sigue vendiendo con pérdidas, como reveló el juicio de Apple vs Epic, ya que Microsoft tiene un modelo basado más en sus suscripciones, microtransacciones y comisiones a third-parties. Mientras que, recién con 10 millones de unidades vendidas, Sony apenas está ganando dinero de la venta de PlayStation 5s. 

¿Y dónde queda Nintendo en todo esto? Nintendo, a diferencia de las otras consolas, nunca ha apostado por la capacidad de procesamiento ni en el poder gráfico, sino que se sustente en tres pilares: innovación, jugabilidad y sus propiedades, las cuales protege de forma sumamente celosa. Nintendo produce juegos pensando en sus consolas y produce sus consolas pensando en qué tanto puede empujar los límites del medio. Cada consola de Nintendo, desde el Gamecube ha buscado innovar de alguna forma. Recordemos que ellos fueron pioneros en tecnologías claves, como la conectividad entre dispositivos, servicios en línea y controles de movimiento. Ya que la clave siempre ha sido no tratar de vender lo que otros venden, sino jugar en su propia liga, con resultados casi siempre exitosos. Si quieres jugar un nuevo Mario o un nuevo Zelda, forzosamente debes comprar una consola de Nintendo, y por el Switch tiene 89 millones de unidades vendidas. Es más, Nintendo, desde 1983, ha vendido más unidades que Xbox y Sony juntos, y ha vendido sólo 30 millones de unidades menos que todas las consolas de cualquier compañía combinadas desde 1983. Por algo ha de ser. El problema con Nintendo es que, así como cuida sus propiedades, también descuida a sus fans y no les da lo que quieren. Metroid Prime 4 lleva años en desarrollo, sin fecha próxima de salida. En vez de un nuevo Zelda, ofrecen versiones remasterizadas de sus títulos anteriores, pero a precio de juego nuevo. ¿Un nuevo F-Zero? Olvídalo. Star Fox Zero, un remake/reboot de Star Fox 64 salió para el Wii U y ni se asoma en el horizonte la idea de un nuevo título para el Switch. Y, como siempre, Nintendo no puede sacudirse el estigma de ser un actor menor en el gaming, una consola para niños o, al menos, más infantil que sus rivales. 

¿Conclusión? Si Xbox y PlayStation no empiezan a innovar, próximamente comprar una consola suya será irrelevante, porque, como la gente de PC no se cansa de repetir, con eso te armas una PC, carnal. Por otro lado, la solución podría estar en los aciertos y errores de Nintendo. Exclusivos, juegos que apuesten más a la innovación en la jugabilidad, pero sin descuidar sus propiedades y darles a los fans lo que piden. 

¿Tú qué opinas? ¿Estamos viendo el ocaso de la era de las consolas?

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