La historia detrás de Sonic The Hedgehog 

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Batman tiene al Joker, Superman tiene a Lex Luthor, Xbox tiene a PlayStation, Mario tiene a Sonic. Dentro de las grandes rivalidades del gaming, quizás ninguna sea tan legendaria como la de Mario, la mascota oficial de Nintendo y Sonic, el erizo azul que tiene que ir rápido. ¿Pero cómo es que este animal insectívoro de color extravagante llegó a irrumpir el mercado de los videojuegos? ¿Qué tuvo que pasar por la mente de sus creadores para entregarnos a uno de los íconos absolutos de los juegos de video? Para responder estas preguntas, vamos a contarte la historia detrás de Sonic. 

A finales de los 80 y gracias al NES y a cierto plomero italiano, Nintendo era el rey indiscutible de los juegos de video y el dios indiscutible del mercado de las consolas. Para ese entonces, todo mundo y su abuelita tenían una consola a su nombre y, en un mercado así de saturado, 90% pertenecía a Nintendo. Era una bestia invencible. Pero este poderoso Goliath no iba a quedar invicto por mucho, ya que otra compañía japonesa, con una fuerte presencia en Estados Unidos, Sega, quería un pedazo de ese pastel. Sega necesitaba, con urgencia, una mascota, pero, sobre todo, necesitaba una respuesta al dominio absoluto de Nintendo.  

El primer paso para hacerle frente a Nintendo fue intentar comerles el mandado en la carrera por los 16 bits. Antes de que Nintendo lanzara el Super Nintendo, Sega lanzó el Megadrive, conocido como el Genesis de este lado del charco. Pero una consola es tan poderosa como su principal juego, por lo que Sega estaba necesitado urgentemente de un título que explotara al máximo sus capacidades e hiciera a Nintendo quedar en ridículo. 

En el interior de Sega, se esbozaron muchas ideas para un personaje que fungiera como el rostro de la compañía. Antes de elegir el erizo, pasaron por la mesa de trabajo animales como el oso, el conejo y hasta el armadillo, pero la inspiración llegó a Naoto Oshima, el diseñador detrás de Sonic, y le dijo que el puercoespín azul era la respuesta. Para hacerlo ser cool, tomó prestado un look del armario de Michael Jackson; en específico, sus botas del video Beat it, que tenían una correa y hebilla. Pero, para hacerlo todavía más interesante, optó por los colores de nada más y nada menos que Santa Claus, con su característico rojo Coca-Cola.  

Ya con una idea en mente, Sega necesitaba a alguien que pudiera llevar el personaje de la mesa de dibujo a las pantallas, y ése fue no otro Yuji Naka, un programador legendario en las filas de Sega, responsable de éxitos como Ristar o Phantasy Star. Yuji dijo que su principal inspiración para em gameplay fue no otro que Super Mario. Pero, en específico, el metajuego que se desarrolló en torno al título, que no eran otra cosa que speedruns. Él quería un título en el que la velocidad lo fuera todo y, de esta forma, no sólo fuera más divertido que Mario, sino más vistoso también. ¿El resultado? Mr. Needlemouse. Oh, sí, ése era el nombre original que se le iba a dar a Sonic, pero, por suerte, no fue el que se quedó. 

Ésta primera versión de Sonic, sin embargo, era muy diferente a la que conocemos actualmente. El primer Sonic tenía colmillos, un contorno mucho más áspero, pertenecía a una banda de rock compuesta por diferentes animales antropomórficos y hasta tenía una novia humana, una rubia voluptuosa de nombre Madonna. Sí, eran los finales de los 80 y principios de los 90, por si quedaba alguna duda. 

Fue aquí cuando entró una tercera persona al desarrollo de Sonic. Si Oshima y Naka son los padres de Sonic, Madeleine Schroeder entonces es su madre. Gracias a su intervención, Sonic fue rediseñado en Estados Unidos, con las audiencias occidentales en mente. Fue redondeado, perdió sus colmillos, su banda de rock y a su novia. Este cambio generó un conflicto internacional dentro del propio Sega y Schroeder tuvo que viajar hasta Japón para justificar los cambios y llegar a un acuerdo. Como toda buena madre, Madeleine defendió a Sonic y, gracias a sus cambios sustanciales, Sonic no fue un éxito, sino un fenómeno incontenible. 

Y, aunque Sonic era David peleando contra Goliath, Sega tenía la misma actitud asertiva y arrogante de Sonic, la cual, por cierto, está inspirada en…¿Bill Clinton? Así es, el expresidente Clinton es citado como la fuente del sass de Sonic. Aunque Sega tenía 15 veces menos presupuesto de marketing que Nintendo, tenían mucho valor y se aventaron una campaña agresiva de guerrilla. En los centros comerciales, ponían una pantalla gigante con Super Mario World, mientras que, en otra a un lado, ponían a Sonic, para que la gente pudiera comparar lado a lado y mostrar las fortalezas de Sonic. Además de esto, se lanzó el famoso slogan “Sega does what Nintendon’t” O sea, Sega hace lo que Nintendo no. Esto enfureció a Nintendo, ya que ellos nunca habían dado muestras de agresividad y, de la nada, le estaban lloviendo golpes. 

Sega de Estados Unidos entró de nuevo en disputa con su matriz en Japón, ya que sugerían lo impensable: regalar Sonic. Su título más importante iba a ser parte de un paquete con el Sega Genesis, para impulsar la venta de consolas. Esto no le pareció nada chistoso a los japoneses, pero terminaron cediendo. Por suerte para el equipo de Estados Unidos, la apuesta pagó con creces y, para 1992, Sega tenía 65% del mercado del que unos años antes Nintendo tenía 90%. Nintendo había sido derrotado y la guerra de las consolas había iniciado oficialmente. Por desgracia, el tiempo le daría la razón a Nintendo y Sonic quedaría relegado como una reliquia de tiempos mejores, pero ésa es una historia para otro momento.