Reseña de Hannah, terror psicológico a la mexicana
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Después de una larga espera, al fin estará disponible en unos días Hannah, un videojuego de terror hecho en México que explora los traumas de la infancia de una manera afilada y perturbadora, con una estética altamente estilizada. Este puzzler de plataformas 3D nos recuerda a juegos como Little Nightmares o a la duología de juegos de Alice de American McGee. No sólo por cómo lucen, sino por la forma en la que abordan el trauma, la oscuridad y, en específico, lo que se siente ser un niño en un mundo retorcido que habitamos dentro de nuestra propia mente. ¿Hannah vale la pena? Definitivamente, y vamos a explorar por qué en esta reseña sin spoilers.
¿De qué trata Hannah?
En Hannah, tomamos el control de la niña titular, una pequeña que explora un mundo surreal construido por elementos propios acordes a cada escenario. Por ejemplo, en el nivel Taller, encontraremos cables y herramientas, o en Relojería, podremos encontrar engranes, relojes y muebles que van con la estética de lo que hallaríamos en uno de estos lugares. Estos elementos construyen un mundo grande, amplio, quizás demasiado grande. Y es que algo que logra a la perfección Hannah es hacernos sentir diminutos, sobrecogidos por el tamaño de las cosas y del espacio. En ese sentido, recoge perfectamente al experiencia de lo que es ser un niño y ver el mundo desde esos ojos, siempre hacia arriba, siempre buscando los espacios que no podemos alcanzar.
Hannah es una niña en busca de su muñeca, y siempre acechada por una figura enorme, casi a niveles dSpaceBoye horror cósmico, una figura paterna mecánica que ve todos lo que hacemos desde su posición elevada. Su presencia, aunque breve, sirve para crear set pieces llamativos que nos recuerda lo diminuto de nuestro tamaño y lo indefensos que estamos. Dentro de cada nivel, iremos encontrando partes de la muñeca Ronda, pero también cintas VHS, que no sólo sirven como coleccionables, sino que son parte integral de la narrativa del juego, pues explican la historia real de qué pasó con Hannah y su familia.
Aquí es cuando el juego destaca, en la forma de contar su historia. En estos breves flashbacks, animados con un estilo 3D que bien podrían ser los dibujos de un adolescente perturbado o que encajan a la perfección en la estética del movimiento emo de mediados de la década antepasada, nos intentan explicar los aspectos del trauma de Hannah y van dándole sentido al entramado de ideas y de escenarios por los que atravesamos. En estos breves momentos de trama, unimos los puntos y entendemos el porqué de cada nivel. No hay otra forma de entender la historia sino con narrativa contextual dentro de los niveles y estas pequeñas viñetas, lo que vuelve un ejercicio de imaginación mismo entender quién somos y qué hacemos aquí.
Hannah toca temas de trauma infantil, salud mental, pérdida, dolor y el resquebrajamiento familiar de forma directa, pero sin caer en el exceso sensacionalista que suele ser un riesgo en este territorio. Por el contrario, el juego se apoya de su estética y modo de juego para llevar estos temas al jugador y explorar los escenarios mentales desde la inocencia del personaje titular.
¿Cómo se juega Hannah?
Mecánicamente, Hannah es un puzzler de plataformas 3D. No hay mucho más allá de saltar o interactuar con objetos. De hecho, en cuanto a mecánicas, podríamos decir que el juego es sencillo. Hannah puede saltar, y así acaba con la mayoría de sus enemigos. Ocasionalmente, algunas acciones requieren el uso de toros botones, para subir y bajar de cuerdas o balancearse a través de vigas o planchas a manera de puente improvisado, pero no hay mucho más. Esto vuelve al juego altamente accesible para cualquier nivel de jugadores, y el resto se vuelva en encontrar la solución a los puzzles y en entender la arquitectura del nivel, para llegar a todos los coleccionables, o a la mayor cantidad posible.
El diseño de nivel nos hace sentir que hay múltiples opciones por seguir y nos enfrente a decisiones en el momento. Pero no hay problema si dejamos ir un coleccionable en un nivel y pasamos a otra zona, ya que también se nos ofrece la posibilidad de repetir ese nivel una vez que lo hayamos terminado, y conservar nuestro nivel máximo de coleccionables, para conocer la historia completa. De igual forma, hay diskettes regados por el juego, que sirven como objetos coleccionables de igual forma. Aunque éstos no aportan a la trama, si nos permiten ver arte conceptual o modelos 3D de objetos y personajes de cada nivel.
Un videojuego independiente hecho en México
Hannah es un título independiente y, con ello, siempre vienen las limitaciones. Visualmente, el juego no le pide nada a grandes producciones. Existe una máxima que dicta que mientras que los gráficos son temporales, el estilo es eterno. Es por eso por lo que títulos como Psychonauts o Viewtiful Joe se mantienen tan vigentes, pese a las décadas. No todo tiene que ser siempre híperrealismo. Sin embargo, sí hay detalles en los que empezamos a notar las costuras. Por ejemplo, el soundtrack contiene temas que buscan aportar al ambiente, pero terminan siendo algo genéricos, y eso cuando suenan. Un bug hace que los niveles empiecen sin música y no es sino hasta que ajustamos el volumen, en la dirección que sea, o interactuamos con el medidor de volumen de música, que ésta suena. Un aspecto menor, pero que podría trabajarse para lograr una atmósfera aún intensa.
En cuanto a los controles, aunque son sencillos, terminan entorpeciendo la experiencia. El plataformeo de precisión, o cualquier plataformeo para tal efecto, requiere de controles precisos y de lograr control total sobre tu personaje, pero en Hannah esto se vuelve complicado y terminamos cayendo a nuestra muerte más veces de lo que quisiéramos, no porque las plataformas fueran difíciles de lograr o se requiera de mucha práctica, sino porque los controles no son tan responsivos como nos gustaría. A esto hay que sumar que la cámara llega a ser desesperante y hasta confusa. Para lograr dinamismo cinematográfico, Hannah adopta un sistema de cámara que se mueve contigo dependiendo de tus movimientos y del escenario; es decir, tú no puede mover la cámara, sino que los ángulos se logran por ti. Esto da como resultado momentos incómodos en los que nos gustaría movernos de cierta forma o ver el juego desde cierta perspectiva, pero se vuelve imposible. Finalmente, las barreras invisibles y la colisión de objetos necesita pulirse, pues muchas veces terminamos atrapados al atravesar paredes, en hoyos sin fondo gracias a una pared sin colisión o simplemente resulta confuso ver cuál es el hitbox de un personaje. Esto es especialmente cierto en el nivel Bailemos, donde la presencia de tantos personajes sin hitboxes bien delineados vuelve la experiencia ya de por sí laberíntica aún más difícil de navegar. Aunque eso sí, el juego nos ofrece tres niveles de zoom en la cámara, para poder navegar más fácilmente, apreciar los escenarios y hasta encontrar objetos ocultos.
Todos estos detalles disminuyen la calidad de vida, pero no la calidad del juego. Ya que, en esencia, Hannah hace muy bien lo que tiene como puntos fuertes. Sus ambientes y estilos están sumamente logrados; sus puzzles, plataformeo y construcción de niveles son sólidos, y su narrativa es excepcional. Es un juego high concept en el que encontramos símbolos, analogías, metáforas visuales y una historia no lineal que nos hacen ver que ha sido pensado a detalle, que cada elemento está dispuesto con sumo cuidado y que hay amor detrás de la construcción de este mundo. Incluso el propio logo del juego, el nombre de Hannah, que es un palíndromo, termina siendo visualmente una mancha de tinta de prueba de Rorschach, que desde el inicio nos anuncia qué podemos esperar. Y en ese sentido, celebramos que un título mexicano apueste por este tipo de temas, que se arriesgue y se atreva a entregar algo alejado de los sospechosos comunes cuando pensamos en videojuegos en México y, en cambio, nos hable de una experiencia universal.
Hannah, ¿vale la pena?
Cuando balanceamos todos estos elementos, podemos recomendar sin duda alguna conocer Hannah. La experiencia sin duda llegará a los corazones de los fans del terror psicológico, pero también a aquellos que saben apreciar un estilo gráfico reminiscente a trabajos como los de Tim Burton o Neil Gaiman, donde el dolor, la muerte, la consciencia y el trauma se llevan tan bien con nosotros que podemos jugar con ellos.
¿Cuándo estará disponible Hannah?
Este título llegará justo a tiempo para Halloween y Día de Muertos, con una fecha de salida programada para el 31 de octubre de 2024.
¿Para qué plataformas se lanzará Hannah?
Estará disponible tanto para PC como para Xbox.