Reseña de God of War: Ragnarök (PC), el ocaso de los dioses
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God of War: Ragnarök nunca lució tan bien. Tras una larga espera, uno de los mejores juegos del catálogo de exclusivos de PlayStation 5 al fin llegó a PC, con todas las ventajas que esto conlleva. Ya sea que se trate de la primera vez que entras al juego o si quieres verlo explotado al máximo en PC, se trata de una gran experiencia de juego. Incluso si terminaste ya la historia principal en PS5, conocer el modo Valhalla en PC podría resultar su propia experiencia llena de emoción y varias decenas de horas de juego. Reseña sin spoilers.
Ragnarök, la batalla final de los dioses
El juego inicia tiempo después de los eventos de God of War de 2018. Tras la muerte de Baldur, la profecía se cumple e inicia el Fimbulwinter, un invierno interminable, despiadado y cada vez más atroz en el que los recursos escasean y la muerte está en todos lados. Freyr sigue a la caza de Kratos y Atreus, por haber acabado con la vida de su hijo desquiciado, y el antiguos dios de la guerra parece ocultarse del Allfather con tal de no iniciar una guerra contra Asgard.
En ese tenor, la nuva aventura trae, nuevamente, el peligro a la puerta de Kratos y Atreus. No es ahora Baldur quien los busca, sino Thor, el dios del trueno, y el propio Odín, el Padre de Todo. Kratos busca dejar su vida de deicida atrás, pero, por más que lo intenta, no es capaz de negar su pasado y, aparentemente, tampoco su futuro.
Sin más de historia, para evitar spoilers, God of War: Ragnarök tiene una de las historias mejor escritas dentro de los juegos de PlayStation. El balance de los temas propuestos desde la primera entrega con el nuevo desarrollo de los personajes nos ofrece un cuento cautivador en el que las decisiones personales se contraponen a la noción de la profecía y la predeterminación de los resultados.
Ragnarök, en ese sentido, logra evocar a la perfección la carga simbólica de su nombre. En la mitología nórdica, el Ragnarök es el fin de los tiempos, el Ocaso de los dioses. Es una historia cuyo final ya conocemos, sabemos hacia dónde va y quiénes morirán, incluso cómo. Pero eso no importa, porque lo más relevante no es lo que va a pasar, sino cómo y, sobre todo, qué tanto podemos hacer por que ese final que se supone que conocemos cambie a raíz de las acciones que tomemos en plena libertad.
La relación padre-hijo entre Kratos y Atreus, un tema central en el juego anterior, tiene aún más relevancia en Ragnarök. Atreus, acosado por la idea de descubrir quién es, cuál es su lugar en la historia y quién quiere ser, intenta balancear su identidad entre el hijo de Kratos y Loki, su nombre de Gigante. Y hablando de Gigantes, si bien sólo tuvimos un breve vistazo a ellos al final del primer juego, en éste, tienen un papel preponderante que dejará a todos satisfechos.
En cuanto al gameplay, el juego se siente como una evolución natural del juego anterior, con un sistema de combate sofisticado y elegante; fácil de entender, pero sumamente difícil de dominar. La combinación adecuada entre las armas, el poder rúnico, el árbol de habilidades y nuestra destreza natural nos ofrece posibilidades que, a momentos, parecen ilimitadas, sobre cómo aproximarnos al problema. Si a eso le sumamos la variedad de armaduras, habilidades y un arma más que no podemos mencionar sin entrar en territorio de spoilers, tenemos uno de los sistemas de combate más satisfactorios de perfeccionar en todo el gaming. Y va a ser necesario adaptarnos a una forma de pelear, porque lo vamos a estar haciendo todo el tiempo, y cada vez con enemigos más fuertes.
Valhalla espera
Esto es sobre todo relevante en el modo Valhalla, el DLC que ofrece un modo roguelike al juego en el que tendremos que intentar atravesar mini niveles llenos de enemigos, para llegar lo más lejos que podamos. El problema es que empezamos de 0, sin las habilidades que adquirimos en el juego principal, por lo que moriremos una y otra y otra vez, hasta que vayamos comprando de vuelta nuestras mejoras y tengamos, cada vez, un intento mejor que el anterior.
Para los veteranos de Ragnarök que dejaron el juego al terminar la campaña y no han vuelto a él, recomendamos encarecidamente volver a jugar la campaña antes de intentar Valhalla, si acaso para que regrese la memoria muscular y les sea más fácil adentrarse al reto.
God of War: Ragnarök en PC, una visión digna del Aesir
Gráficamente, el juego sí da un salto notable. De entrada, el juego luce espectacular. El framerate ilimitado permite movimiento fluido, lo que se traduce en un combate más suave y dinámico. Las texturas hacen pensar, en instantes y con la iluminación correcta, casi en un fotorrealismo que no se ha podido ver en esta generación de consolas, y las opciones gráficas nos ofrecen la libertad de que el juego se vea tan bien como nuestro setup permita.
En cuanto a la optimización, el juego corre como si nada, sin mayores problemas o bugs. De hecho, ni siquiera se siente la diferencia con su versión de PlayStation 5. Podríamos aventurarnos a decir que corre igual de bien, sólo que se ve mucho mejor. PC es definitivamente la mejor plataforma para correr God of War: Ragnarök y, si no lo han jugado, habrá valido la espera. Eso sí, no entren al modo Valhalla sin haber terminado la campaña o se van a spoilear feo. Definitivamente, un 10 de 10.
Guía de combate para God of War: Ragnarök
Aprende a pelear como los dioses
Consejos que nos habría gustado recibir antes de iniciar nuestro viaje por los 9 reinos. El camino es difícil y está lleno de cosas que quieren matarte. Con esta práctica guía, podrás enfrentarte a todos los dioses de Aesir con el arma más poderosa: el conocimiento.
- El parry es tu mejor amigo. El sistema de combate de God of War es uno de los más elegantes. Complejo sin ser demasiado complicado. Profundo, dinámico y con recompensas para la inventiva, además de ser sumamente satisfactorio. Y quizás el punto que más debemos enfatizar es aprender a hacer parries de forma correcta desde el inicio del juego.
No importa qué tanto tengas que morir al principio, practica tus parries. Espera hasta el último segundo y bloquea el ataque con el escudo, para poder contra atacar. Esto se va a volver indispensable en los jefes, quienes tienen una tendencia a golpearte de forma desenfrenada con sus combos, pero, si logras romperlos con parries bien hechos, podrás tener ventanas de ataques muy claras.
Esto es especialmente útil si optas por el camino del escudo dauntless, que te recompensa por hacer parries precisos, aunque reduce la ventana temporal en la que pueden ser ejecutados. Claro que no podemos dejar de lado el stonewall, ya que este escudo, aunque pensado menos en los parries y más en aguantar castigo, también te permite hace parry y voltear la situación a tu favor. Sí, esquivar estilo Dark Souls siempre es una opción, pero un parry es una defensa que también es ataque y vuelve los combates más un juego de reflejos que de estar dando vueltas esperando la oportunidad de atacar.
- Usa a Atreus sabiamente. No le pidas que aviente todas las flechas de su carcaj contra el primer enemigo que veas. Sus ataques tienen un potencial que funciona no tanto para hacer daño, sino para aturdir y, sobre todo, romper ataques. Usa las flechas de Atreus cuando un enemigo esté por usar un ataque indetenible y, sobre todo, cuando esté a punto de transformarse para subir de nivel. También es útil detener los proyectiles que están por ser lanzados o hasta para tirar oponentes que están colgados del techo o las paredes. A veces, una flecha de Atreus puede ser la diferencia entre la victoria y otro fracaso.
- Abusa del poder rúnico. En cuanto tengas runas para ponerles a tus armas, hazlo. No importa cuáles tengas en un inicio, todas son útiles de una forma u otra. En un inicio, las runas te dan otro ataque fuerte o habilidades que van moldeando tu forma de juego. Claro que, una vez que ya tengas tus favoritas, adapta tu modo de combate a las runas que tengas disponibles. Un ataque de runa puede abrir, cerrar o conectar combos, por lo que saber cuáles sirven mejor contra qué oponentes te va a ayudar mucho a la hora de enfrentarte a enemigos que exigen todo el daño que se les pueda hacer.
- Mejoras vs nuevo equipo, ¿cuál es mejor? Hay dos escuelas de pensamiento, quienes creen que es mejor mejorar hasta lo más posible tu pechera, cinturón y muñequeras, y quienes piensan que no hace falta invertir, si de todos modos al rato va a llegar algo más poderoso. La realidad es que ambos tienen un poco de razón. Hay muchos beneficios en mejorar tu equipo, pero siempre hay nuevo equipo en el futuro. La cosa con God of War es que el equipo nuevo tarda en llegar y, mientras llega, es mejor tener tu armamento lo más afinado posible. Así que, sí, invierte en mejorar lo que ya tienes hasta que te deje de ser útil y, en cuanto encuentres algo que se acomode más a lo que necesitas, salta de ese barco y ve al otro. Y no te preocupes por el look, ya que de todos modos el juego tiene sistema transmog que hace que cualquier parte de tu equipo luzca como la que tú quieras.
- Explóralo todo. God of War es un juego más bien lineal y menos un mundo abierto. Las áreas están llenas de puzles ambientales y hay áreas a las que necesitas regresar cuando tengas otras herramientas, habilidades o momentos de la historia, para acceder a todos los secretos. La recomendación es que no te salgas un de un área hasta que la hayas limpiado toda de lo que tiene que ofrecer, a menos que sea imposible seguir avanzando. No te preocupes, Mimir y Atreus te harán saber cuando algo no es posible. Pero definitivamente explora y obtén hasta la última pieza de hacksilver, rompe todas las vasijas, abre todos los cofres, resuelve todos los puzzles. En modos como “Give me God of War” vas a necesitar todo lo que te encuentres en el camino.
- Sé paciente. A veces el combate podría parecer que amerita el poder desenfrenado de Kratos. Pero no podría alejarse más de la realidad. Tienes que ser metódico y calculador a la hora de enfrentarte a cualquier enemigo, pero sobre todo a los mini jefes y los jefes. Aprende sus patrones y calcula sus movimientos. No te precipites a intentar hacer daño. O el que terminará muerto serás tú.
- Cambia de arma a media pelea. Desde el inicio del juego, tenemos acceso al hacha Leviathan y a las Blades of Chaos, lo que permite combinaciones de ataques sumamente devastadoras. Cada arma tiene runas y cooldowns distintos, así como diferentes áreas de daño para los ataques. Para combates dinámicos, puedes cambiar de arma con los botones direcciones sin mayor complicación. De hecho, se recomienda cambiar entre las habilidades de congelación y de fuego, ya que hay diferentes enemigos que responden distinto a cada una. Puedes, por ejemplo, lanzar el hacha para congelar a un enemigo en su lugar y atacarlo con las Blades of Chaos sin que se pueda defender.
- Adquiere habilidades poco a poco. Estudia y aprende a usar primero las que tienes. Conforme vayas ganando una nueva habilidad, úsala hasta que se vuelva casi memoria muscular. No compres por comprar, porque vas a terminar con todo desbloqueado, pero sin recordar todo lo que tienes ni saber usarlo de la forma más eficiente.
- Disfruta el viaje. God of War: Ragnarök, así como su antecesor, es un juego sumamente contemplativo. No todos son peleas y secuencias de acción cargadas de QTE. Hay diálogos que dicen más que de primera impresión. Hay momentos en el bote en los que simplemente puedes disfrutar el paisaje y escuchar a Mimir contar historias sobre el panteón nórdico. Hay tensión y calma entrelazados en la narrativa. No todo son enemigos, jefes, equipo y stats. Y si bien sí es importante aprender todo eso, el juego está en el viaje después de todo.