Tales of Kenzera: Zau, la importancia de historias diversas
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Desde su anuncio, Tales of Kenzera: Zau llamó la atención a los jugadores por una multitud de razones. El juego es una IP nueva bajo el sello de EA Originals, su estilo gráfico 2.5D es llamativo, sus ambientes coloridos y la llegada de un nuevo metroidvania siempre emociona a los aficionados al género, pero lo que más resaltó fue su ambiente, su protagonista y el mundo que habita.
Tales of Kenzera: Zau nos presenta un mundo ambientado en lo que se conoce en la ficción como afrofuturismo, una ucronía que nos invita a imaginar cómo se habría dado el desarrollo de los países africanos de no haber sido colonizados por los poderes de la época. Pero, por otro lado, también presenta un mundo de fantasía alimentado por mitologías que se alejan del modelo eurocentrista o japonés. En los videojuegos, estamos acostumbrados, quizás hasta excesos cuestionables, a los tropos clásicos de la fantasía: espada y hechicería; dragones, orcos y elfos, valores judeocristianos, las virtudes de la caballería, dioses del panteón grecolatino, dioses nórdicos, deidades del sintoísmo, y todo lo que se cuelen entre todo ello. Sin embargo, rara vez tenemos la oportunidad de tener una perspectiva distinta, una bocanada de aire fresco que nos recuerda que hay una multitud de opciones de las cuáles escoger al momento de crear un mundo fantástico.
Aquí es donde Tales of Kenzera: Zau resalta por su valor intrínseco y aporta al gaming más allá de la suma de sus partes. Sí, el juego es un metroidvania competente con un sistema de combate satisfactorio que resulta fácil de entender y difícil de dominar, con una curva de aprendizaje no demasiado inclinada y un sistema de progresión que no descubre el hilo negro, pero tampoco pretende hacerlo. Eso no queda a discusión y la mejor forma de verificarlo es probarlo por uno mismo; el juego por sus mera mecánicas, no tiene desperdicio. Pero lo que lo vuelve verdaderamente especial es cómo trata la negritud, y ahí es uno de los juegos más importantes de esta generación.
Negro como yo
Actualmente, la guerra cultural ha extrapolado al discurso racial a niveles que no se había visto en décadas. Desde la muerte de George Floyd, hablar de raza es un tema que inmediatamente polariza. Si a esto aunamos el tratamiento que se le he dado en el entretenimiento en pos de la diversidad y la inclusión, tenemos receta para dividir opiniones. Y ha sucedido. Desde el cambio de raza de personajes establecidos hasta el impulso de personajes negros en espacios que antes eran dominados únicamente por le hegemonía blanca, con resultados variopintos.
El problema es que estos movimientos vienen, principalmente, desde Estados Unidos, donde la raza juega un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad, y en donde se ha buscado reivindicar el papel de las personas afrodescendientes. Sí, son negros, pero sus historias no se alimentan de su raza, porque su trasfondo sigue siendo el mismo que el de sus conciudadanos de descendencia europea, con toda proporción guardada en cuanto a sus condiciones sociales.
Tales of Kenzera: Zau es diferente en ese sentido, ya que la historia y el mundo en la que se desarrolla están íntimamente relacionadas a la raza. Es una historia de negros con negros con dioses negros y una cosmovisión de negros, pero no es necesariamente un juego sólo para negros, sino que busca tomar estos elementos y presentarlos al mundo como parte de una visión distinta del mundo. Del mismo modo en el que los juegos situados en México siempre se refugian en las culturas prehispánicas o cómo el sintoísmo ha nutrido durante décadas el gaming en Japón.
Wakanda vive
Sin buscar ser reduccionistas, debemos admitir que gran parte del discurso rodeando a Tales of Kenzera: Zau desde su presentación fue cómo el juego recuerda a Black Panther. Su ciudad afrofuturista nos recuerda a Wakanda, y su visión fantástica del mundo nos recuerda al Plano Ancestral. En este sentido, Black Panther y Wakanda Forever nos primaron para poder entender historias desde la negritud y ser más receptivos a ellas.
Black Panther es considerada una de las mejores cintas del MCU y la forma de confrontar el progreso de Wakanda con la lucha racial en Estados Unidos y otras partes del mundo fue clave para darnos una perspectiva sumamente valiosa para forjar lazos de entendimiento. Y Tales of Kenzera: Zau toma prestada una o dos páginas de este libro, construye sobre estos elementos y los destila a su propia manera. Podríamos decir que, incluso, el juego nos hace imaginar cómo pudo haber sido un título que nos pusiera en la piel de T’Challa o T’Chaka. Pero ése es tema para otra discusión.
Otras voces
Tales of Kenzera: Zau es, al final, producto de la diversidad de voces y cómo se le da oportunidad de florecer y llegar a públicos masivos. Es de suma importancia seguir dándole plataforma a estas perspectivas distintas de la realidad y de la misma fantasía; de lo contrario, corremos el riesgo de seguirnos retroalimentando siempre con las mismas ideas e historias y no poder salir de una caja de resonancia en la que todo sabe a lo mismo.
Pero quizás lo más llamativo es que el juego no utiliza nada de esto como discurso ni busca llegar al público sólo por ser diverso. Todo lo contrario. Tales of Kenzera: Zau es genuinamente divertido, lo principal que debe ser un juego. Su historia es sencilla, pero sumamente profunda. La forma en la que maneja la pérdida resuena con la audiencia, porque se trata de un sentimiento universal, aunque los procesos, los rituales y la forma de entenderla sean distintos de acuerdo con cada cultura. Al final, es algo sumamente humano que todos podemos vivir y entender, sin importar nuestro trasfondo.
Tales of Kenzera: Zau es, en sí mismo, un primer paso para crear su propio universo lleno de historias por contar. La mitología es rica, la construcción del mundo es competente y el sistema de magia es interesante y sumamente colorido. Este primer juego, deliberadamente llamado así con la intención de seguir contando historias dentro de la franquicia, es muestra de que un juego hecho con pasión tiene el potencial de cambiar al mundo, un poco aunque sea, un paso a la vez, con algo tan sencillo como ofrecernos nuevos elementos para seguir contando historias.
Tales of Kenzera: Zau está disponible para PlayStation 5, Nintendo Switch, PC, Xbox Series X y Xbox Series S.