Rory McIlroy embocó birdies en los últimos dos hoyos en medio de ráfagas de vientos para firmar el domingo una ronda de 68 golpes, dos bajo par, proclamándose campeón del Abierto de Escocia, su primer título en territorio escocés. También se llenó de confianza con miras al último torneo grande del año.
McIlroy se encontraba un golpe detrás de Robert MacIntyre cuando jugó a la perfección el 17mo hoyo, de par, con un putt desde 4 pies para el birdie que le puso al frente. Y finalmente ejecutó el que el propio McIlroy describió como su mejor golpe del año al emplear el hierro 2 para el último birdie contra el viento desde 10 pies.
Fue algo desmoralizador para MacIntyre, quien intentaba consagrarse en el torneo de su tierra natal y tuvo el título a su alcance.
En cambio, McIlroy emergió con clase en la segunda parte del recorrido dominical y metió dos birdies decisivos para atrapar su primera victoria desde el Dubai Desert Classic.
La victoria llega en un momento ideal. McIlroy se encamina al campo del Royal Liverpool para el Abierto Británico, donde el norirlandés intentará acabar una sequía de nueve años sin ganar un grande.
McIlroy obtuvo la jarra de clarete como campeón la última vez que el Abierto Británico se disputó en el Royal Liverpool en 2014.
“Ha sido un día muy duro, durísimo”, comentó McIlroy. “Jugar los últimos nueve (hoyos) con 4 bajo par para ganar. Estoy muy orgulloso para dar la pelea. Conseguí meter muy buenos golpes en la parte final. La sensación es increíble”.