- Medallero Santiago 2023, en vivo
- Laura Galván, contenta con la plata pero ya desea enfocarse en Paris 2024
- ¿Cómo le fue a México este martes 31 de octubre de 2023?
Cada brazada del nadador Felipe Ribeiro en la alberca de los Juegos Panamericanos hizo recordar al brasileño del trastorno bipolar con el que tuvo que lidiar para poder competir en Chile.
Las uñas del deportista de 25 años estaban pintadas de negro, salvo el color rosado en sus dedos anulares.
El cuidado de la salud mental se ha convertido en un aspecto esencial para los deportistas, entrenadores y dirigentes, y mucho más desde que Simone Biles, la súper estrella de la gimnasia artística de Estados Unidos, renunció a defender varios títulos en los Juegos Olímpicos Tokyo 2020 para cuidar su bienestar mental.
Un tema de conversación en la Villa Panamericana, varios deportistas quisieron saber más de la historia de Ribeiro y sus uñas. Apenas meses atrás, ello incluía pensamientos de autolesiones, dormir poco e impulsividad. Aún así, acabó ganando tres medallas de oro en la justa multideportiva más importante del continente, todas en relevos: los 4×100 libre, 4×200 libre y el 4×00 mixto libre.
“Tuve un tiempo muy difícil al inicio del año, final del año pasado. Tuve mucha ansiedad, ataques de pánico, todo eso”, dijo Ribeiro a The Associated Press. “Hasta hace poco, yo no podía controlar mi cabeza. Ella tenía su propia vida. Yo solamente me podía dormir cuando ya estaba totalmente sin energía. Me ponía a tocar la guitarra por la noche para distraerme”.
Ribeiro dejó de entrenar en Florida en 2019 para regresar a vivir con su familia en Brasil, dado que no estaba en condiciones de participar en las prácticas al sentirse mentalmente listo. Llamaba a su entrenador durante las sesiones para poder escuchar a los otros nadadores cumplir sus rutinas de trabajo, creyendo que ello le estimularía. Pero eso surtió efecto en muy pocas ocasiones.
El brasileño indicó que recién el año pasado fue diagnosticado con trastorno bipolar, una enfermedad mental que puede causar cambios en el estado de ánimo, energía y actividad, entre otros síntomas. Contó que su tratamiento se basó en un cambio de medicamentos — el cual fue previamente por depresión — y consultas frecuentes con un siquiatra, que le permitió reinsertarse gradualmente a entrenar en marzo y a competir en abril.
“El tratamiento para trastorno bipolar es una combinación de terapia psicológica y medicamentos. Nada funciona si no hay coordinación entre el psicólogo y el siquiatra”, dijo el psicólogo deportivo Eduardo Cillo, quien trabaja con el Comité Olímpico de Brasil en los Juegos Panamericanos. “Las posibilidades de una recaída son enormes si apenas es una parte del tratamiento. También es importante que la familia del atleta-paciente se involucre en ello. Hay que tener una red de cuidado más allá de las oficinas de los doctores”.
Ribeiro ha mantenido una estrategia.
“Empecé a pintarme de negro las uñas de la mano izquierda. Luego ambas. Y después me aburrí de usar el mismo color”, contó Ribeiro, quien reveló su condición a inicios de este año en una entrevista con la web UOL. “Ahora la gente viene a mí y me pregunta la razón de las uñas. Ellos vienen mientras estoy cenando, almorzando en la villa. Yo no sé si ellos tienen alguna condición también, pero es bueno hablar sobre ello, aumentar el interés”.
En el presente, el Comité Olímpico y Paraolímpico de Estados Unidos (USOPC, por sus siglas en inglés) cuenta con 13 médicos que trabajan con ellos a tiempo completo. La mayoría de los deportistas estadounidenses en los Panamericanos de Santiago 2023 cuentan con psicólogos o especialistas, que velan de cualquier elemento que pueda servirles de ayuda con miras a los Juegos Olímpicos de París el próximo verano boreal.
Angel Brutus, una especialista que trabaja para el USOPC, dijo que los profesionales sobre salud mental buscan detectar indicios iniciales y síntomas como los de Ribeiro para brindarle orientación a los deportistas. No pudo entrar en detalles específicos sobre los casos, pero señaló que ella y sus colegas no sólo se limitan a escuchar activamente, sino ser “detectores de élite”.
“Uno es la sensación de pertenencia o una frustrada sensación de pertenencia, es decir que no se siente que pertenecen a nada”, señaló Brutus. “La otra es la capacidad de mayor angustia, tolerancia. La tercera es la sensación de ser una carga, cuando ven que sus problemas afectan a otros”.
Cillo dijo que existe un equilibrio muy difícil de mantener entre el bienestar de los deportistas y ayudarles alcanzar su mejor rendimiento.
“Algunos trastornos mentales son temporales, otros crónicos. Y eso también pasa con los picos de depresión, de cambio de humor. Tenemos más atención con tres medidores: excesos, déficit y oscilación constante”, dijo Cillo. “Solamente cuando te aseguras de la salud mental, puedes pensar en mejorar el desempeño deportivo.
El mayor conocimiento y franqueza sobre las enfermedades mentales permitirán tener más apoyo del resto de la comunidad, especialmente cuando la gente lidia con situaciones de decepción, pérdida o presión.
Ribeiro dijo que seguirá expresándose cada vez que siente que su salud mental esté en riesgo.
“(La salud mental) es lo que me puede sacar de las piscinas, de mi ambiente social, de todo”, señaló. “Pero yo no lo voy a dejar que pase otra vez. Puedo buscar alguna ayuda mirando lo que tengo en la punta de los dedos”.