Gail Devers y su maldición en los 100 metros vallas de los Juegos Olímpicos
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La multicampeona mundial, Gail Devers, parecía estar destinada a escribir su nombre como una de las mejores velocistas de la historia, con triunfos que la tendrían encumbrada entre las máximas leyendas del atletismo con un palmarés simplemente monstruoso. Sin embargo, la vida le tenía reservada una ola de desagradables sorpresas que impidieron que lo anterior sucediera.
La estadounidense se convirtió en una verdadera especialista en los 100 metros vallas, prueba en la que parecía nadie podría derrotarla, como lo demostró una y otra vez en los campeonatos mundiales, aunque la historia en los Juegos Olímpicos fue completamente opuesta, con mala suerte y lesiones.
Decidida a emular a la legendaria Fanny Blankers-Koen, con dos medallas de oro, Devers llegó a los Olímpicos de Barcelona 1992 como una de las máximas favoritas para ganar los 100 metros vallas, por encima de la campeona olímpica, la búlgara Yordanka Donkova.
Gail dominó la prueba a placer, surcando las vallas sin mayores problemas, sacándoles dos cuerpos de ventaja a sus rivales, tras haber ganado los 100 metros planos, por lo que el segundo oro estaba en sus manos, pero cuando se enfilaba a la meta, tropezó en la última valla, cayendo a la pista, viendo cómo se le escapaba la gloria, al finalizar en el quinto puesto, a cinco centésimas del bronce y a 11 del soñado oro.
Devers pasó el trago amargo y puso la mira en Atlanta 1996, justa a la que llegó como la campeona de los Mundiales de 1993 y 1995. El anhelado doblete volvía a estar a su alcance. De nueva cuenta, conquistó los 100 metros planos, pero en los 100 metros vallas se quedó lejos del objetivo, al finalizar en el cuarto lugar. Eso sí, la historia pudo terminar en triplete, pues ganó el oro en el relevo 4×100.
Cuatro años después, la oriunda de Seattle volvió a intentarlo ahora en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, de nueva cuenta como la vigente campeona del mundo, pero ni siquiera avanzó a la final, al tropezar con una valla en la semifinal, por lo que tuvo que abandonar.
Con 37 años, Gail Devers pensó en volverlo intentar, ahora en Atenas 2004, pero el destino volvió a decirle que no, al tenerse que retirar de la competencia antes de librar la primera valla de la primera batería clasificatoria. Sí, la reina de los 100 metros vallas simplemente no pudo ampliar su reinado a los Juegos Olímpicos.