Khalid Skah y la medalla de oro que todo mundo abucheó en Barcelona 1992
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La carrera de 10.000 metros es una de las pruebas más agotadoras que dura cerca de 30 minutos pero que, aún así, regala fantásticos sprints hasta la línea de meta. La final de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 no fue diferente.
Khalid Skah, de Marruecos, se enfrascó en un duelo con Richard Chelimo de Kenia en la recta final de la competencia. Skah y Chelimo se conocían muy bien. El año anterior, Chelimo ayudó a marcar el ritmo a su compatriota Moses Tanui en los Campeonatos del Mundo de Tokio 1991, lo que permitió a Tanui aumentar su ventaja sobre Skah y, finalmente, ganar el oro.
Ya en Barcelona, durante el minuto 24:00, el keniano iba en cabeza con el marroquí muy cerca. Fue entonces cuando se toparon con Hammou Boutayeb, compatriota de Khalid.
De repente, en la marca de 25:10, Boutayeb se desmarcó y adelantó Chelimo, deslizándose por el carril interior, colocando a Chelimo entre los dos marroquíes y obstaculizándolo claramente, incluso, en la narración original se escucha: “ese ha sido el truco más sucio que hemos visto en toda la noche”.
De forma sorpresiva, un juez salió a la pista en un intento de agarrar y detener a Boutayeb pero sin éxito. Finalmente, Chelimo y Skah se separaron de Hammou y ambos protagonizaron un increíble sprint de en los últimos 100 metros, que terminó con el marroquí llevándose el oro en un final dramático.
La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) descalificó rápidamente a Skah, convirtiendo a Chelimo en el ganador de la medalla de oro. Por su parte, a Skah le informaron que era descalificado porque le vieron hablando con Boutayeb durante la carrera, levantando la sospecha de que estaban intentando perjudicar al keniano.
No obstante, al día siguiente, el Jurado de Apelación de la IAAF falló a favor de Skah, declarando al final que no podían probar ninguna ayuda deliberada para él. Skah subió al podio y se colgó la medalla de oro entre abucheos de la multitud, misma que aplaudió de pie a Chelimo.