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Para poder desempeñar los deportes olímpicos a un nivel de alto rendimiento se requiere dedicación, disciplina y perseverancia en el trabajo, por lo que el cuerpo debe de tener un cuidado detallado. El resultado de dicho compromiso arroja resultados sorprendentes, como en el caso de las patinadoras artísticas, quienes tienen la complexión física de una gimnasta con la condición aeróbica de una corredor de distancia media.
Mae Berenice Meite es una patinadora que ganó el campeonato nacional francés en seis ocasiones y participó en dos Juegos Olímpicos, Sochi 2014 y PyeongChang 2018.
En ella se demuestra la importancia del porcentaje de grasa corporal en un atleta: Meite poseé 12.2%, mientras una gimnasta tiene 14.0% y un ciclista, 13.7%. Esta característica corporal le ayuda a tener mayor potencia en sus piernas a la hora de realizar sus rutinas, especialmente en los saltos verticales.
Al momento de hacer las piruetas en el aire, las patinadoras profesionales buscan flotar el mayor tiempo posible para poder realizar los giros que les otorguen puntos. También, las rutinas requieren mucha estabilidad en la rodilla para ejecutarse, lo cual se debe a las desaceleraciones rápidas, los cambios de dirección y la fuerza de los aterrizajes.
La capacidad pulmonar
Además, los deportes de invierno que se practican en ambientes cerrados y fríos, como el hockey sobre hielo o patinaje, tienden a producir más asma a causa de la actividad física que otras pruebas, por lo que su realización requiere una gran capacidad pulmonar.
En el caso de Meite, su flujo máximo de aire es de 113% superior a lo esperado, a pesar de no tener un torso tan grande. De igual manera, las patinadoras cuentan con una gran capacidad aeróbica, pues tienen que realizar diversos saltos en un periodo corto de tiempo en sus pruebas.
Los deportistas olímpicos cuentan con una capacidad atlética superior a lo normal gracias a años de entrenamiento y es así que hacen ver fácil sus disciplinas.