Diego Arias se despide con la frente en alto de Paris 2024
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El simple hecho de participar en unos Juegos Olímpicos es una ganancia. Y lo cierto es que son pocos los elegidos en colgarse medallas. Lastimosamente, este lunes no fue un día aceptable para Diego Arias en el cross country, en donde el ciclista colombiano quedó muy lejos de Tom Pidcock, quien al final se terminó ‘bañando’ en oro. Con un tiempo de 1:35:13, Arias finalizó en la casilla 31, a casi nueve minutos del británico. Victor Koretzky y Alan Hatherly, plata y bronce, respectivamente.
Una carrera disputada bajo un intenso calor en la Colina de Élencourt, en un escenario de 4,4 km al que había que dar ocho vueltas. Todo artificial, construido sobre una antigua gravera donde se instaló un vertedero. El pelotón de 36 corredores salió lanzado desde el primer metro. Muchos anónimos al principio en una fila interminable de corredores. Los favoritos no aparecieron hasta formar un grupo de 14 en la segunda vuelta.
Sin embargo, un momento clave de la carrera se produjo en la cuarta vuelta, cuando una avería en la rueda delantera obligó a Pidcock a buscar el box de su equipo para cambiarla. Perdió unos 25 segundos, suficientes para que Koretzky saliera volando para tratar de aprovechar la oportunidad de su vida. El francés, el único que aguantó el primer ataque de Pidcock, se vino arriba. El circuito lo conocía al detalle y tenía al público de su parte, que no paraba de apoyarle. La carrera se convirtió en una contrarreloj para Koretzky, en una lucha contra sí mismo, ante la gloria olímpica. Por detrás, Pidcock trataba de buscar aliados para tratar de aproximarse.
No se rindió Pidcock. Tranquilo, sin mostrar histeria, el británico fue conectando con otros corredores, recortando tiempo poco a poco, aprovechando la fatiga que se iba apoderando de Koretzky, quien quemó las naves viendo retrasado al máximo rival. La reacción de Pidcock le permitió enlazar primero con el sudafricano Hatherly, y ambos echaron el guante a Koretzky a vuelta y media para el final, a poco más de 6 km de meta. Otra vez el duelo inicial el mismo que antes de la avería del campeón olímpico. Pidcock dejó clara su intención. Le iba a devolver la moneda a Koretzky. Nada más enlazar atacó.
Un final apasionante. El ritmo se volvió loco, lucha sin cuartel, a guantazos, ataque tras ataque, por el bosque, por la cascada de rocas, por las bajadas… sobre todo en las subidas, donde Pidcock apretaba. Los dos buscaron el K.O. Primero atacó con determinación Koretzky a menos de 1 km de meta, abrió un pequeño hueco, pero no soltó a Pidcock. Y en la entrada en el bosque fue al revés, el británico metió la directa, y el puñado de segundos que abrió fue definitivo. Aún tuvo tiempo para soltar la euforia. Aventajó en 9 segundos al rival galo, y en 11 al sudafricano.