La halterista ecuatoriana, Neisi Dajomes, busca contra todos los obstáculos refrendar el oro en Paris 2024
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Nada en la vida de Neisi Dajomes ha sido fácil. Ni siquiera tras haber conseguido una histórica medalla de oro para Ecuador en los Juegos Olímpicos.
En el camino para repetir en un podio, Dajomes tuvo que vencer una lesión y superar nuevas marcas en la última oportunidad del año a fin de acreditarse el boleto a Paris 2024.
Desde muy pequeña, pasó pobreza y necesidad como hija de refugiados colombianos que huyeron a Ecuador de la violencia en su país. A los 7 años, sus padres se separaron y ella quedó bajo el cuidado de su madre junto a otros cinco hermanos en una pequeña población de la Amazonia ecuatoriana. Junto a dos de sus hermanas, pasó un par de años en una casa de acogida, porque su madre no podía mantener a todos en medio de las penurias.
Desde entonces cada logro ha sido producto de un gran esfuerzo, reiterado en cada competencia y sobre todo en circunstancias decisivas.
El camino rumbo a Paris 2024
Dajomes, de 26 años, explica que, en ese proceso y para recuperarse de la lesión, fue necesario ganar masa muscular y contar con un cuidadoso plan de entrenamiento que le encaminara a Paris 2024. Pero el tiempo se venía en contra.
En la final de su nueva categoría, a finales de febrero en los Panamericanos de Caracas, Dajomes logró un nuevo oro, pero en su rostro se dibujó un rictus de inconformidad. A pesar de haber alcanzado una nueva marca panamericana, no había logrado el nivel necesario para superar a su compatriota Tamara Salazar, con quien debía dirimir el único pasaje olímpico para esa categoría.
Salazar estaba en el cuarto lugar en la clasificación mundial de los 81 kilogramos.
A inicios de abril llegó la última oportunidad para la campeona olímpica, en el mundial de pesas de Phuket, Tailandia. Dajomes hizo una presentación impecable: en arranque consiguió 123 kilogramos y en envión alcanzó los 146 kilos, superando a su compatriota Salazar, que no compareció en esa competencia. Atrás había quedado la lesión y la incertidumbre. El boleto a Paris 2024 era suyo.
“Desde muy pequeña me gustaba hacer cosas que hacían mi papá o mi mamá, cosas de mucha fuerza”, contó Dajomes en un documental acerca de su vida y recordó que le encantaba “empujar una carretilla, o levantar piedras”, tanto que un día su padre le comentó: “de grande vas a servir para albañil”.