El histórico e inolvidable encendido del pebetero en México 68

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Paris 2024 está a punto de vivir unos Juegos Olímpicos históricos. Este día, sobre el Río Sena, más de 200 delegaciones se desplegarán para celebrar el inicio de una justa que promete regalarnos momentos invaluables, dentro y fuera de las sedes olímpicas, por ello, hoy recordamos uno de los eventos que marcó significativamente el legado de la máxima justa deportiva.

El 12 de octubre de 1968, México dejó una huella imborrable en los Juegos Olímpicos. A 56 años de la Ceremonia de Inauguración, el encendido del pebetero continúa trayéndonos recuerdos de una ceremonia que se tornó inolvidable, pues Enriqueta Basilio, una joven atleta mexicana, se convirtió en la primera mujer en encender el fuego, en el emblemático Estadio Olímpico Universitario de la Ciudad de México, que se abarrotó con cientos de espectadores, en medio de una atmósfera cargada de entusiasmo y grandes expectativas sobre los atletas mexicanos.

Ataviada con el icónico uniforme blanco del equipo mexicano, el recorrido de Basilio no solo marcó el inicio de un evento memorable, además, simbolizó un paso significativo hacia la paridad de género, que hoy, en los Juegos Olímpicos Paris 2024, resalta como uno de sus valores principales, pues por primera vez en la historia olímpica, a través de 32 disciplinas, lograron un equilibrio perfecto con 5 mil 250 plazas asignadas para las categorías femeniles y varoniles, número que suma un total de 10 mil 500 competidores.

El encendido del pebetero, así como su relevo, simbolizó un vínculo importante entre las civilizaciones mediterránea y americana, pues recreó el primer viaje de Cristóbal Colón al llamado ‘Nuevo Mundo’, con un recorrido en lugares clave como Génova, España y San Salvador. El primer portador de la antorcha que llegó a México 68 fue Haris Aivaliotis, y recorrió cerca de 14 mil kilómetros, a través de las manos de 2 mil 700 personas.

Tras su partida en 2019, a los 71 años, el legado de Enriqueta Basilio sigue más vivo que nunca. “En los días en los que vivimos, es difícil depender de un hombre. Debemos ser iguales”, declaró entonces Basilio, al encender el pebetero. En 2004, la exatleta volvió a portar la llama olímpica, durante su paso por la Ciudad de México, rumbo a los Juegos Olímpicos de Atenas. Hoy, en Paris 2024, se le recuerda como una de las pioneras que marcó el futuro para muchas generaciones de atletas que buscan cumplir uno de los máximos honores olímpicos.

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